El gigante estadounidense no cesa en sus intentos
El paso del coronavirus sigue causando estragos en todos los ámbitos posibles de la sociedad, y la industria del videojuego, como es de esperar, no se libra de ello. Además, como suele ocurrir con cualquier escenario adverso, se ha convertido en un catalizador para que los más débiles se vean superados y los más fuertes, a largo plazo, se vean beneficiados de las situaciones precarias. Así es como se ha llegado al escenario en el que Microsoft compra WB Games.
La última de estas situaciones se ha producido dentro de la economía estadounidense, considerablemente dañada por el paso de la pandemia, y que se une al conjunto de situaciones críticas que vive el país, tanto a nivel social como sanitario. Microsoft ha mostrado su intención de adquirir la rama dedicada al desarrollo de videojuegos de AT&T, una de las principales operadoras y proveedoras de comunicación inalámbricas del país. A su vez, los estudios en posesión de AT&T, ubicados en Reino Unido, Canadá y Estados Unidos, fueron parte de los activos que la empresa le compró a Time Warner en 2018, concretamente su división dedicada al desarrollo de videojuegos, Warner Bros. Interactive o WB Games. Estos estudios han sido responsables de importantes títulos como la saga Batman: Arkham, La Tierra Media: Sombras de Mordor o muchos de los títulos de la franquicia LEGO, entre otros.
Esta situación se ha propiciado debido a la intención de AT&T de vender la división del negocio dedicada a los videojuegos, en un acuerdo que alcanza un valor de 4 mil millones de dólares. Según los informes que se han reportado en medios como Reuters, dicha adquisición había aumentado considerablemente la deuda del gigante de la comunicación, y con su venta esperaban reducir costos y remediar la situación. Al igual que otras muchas compañías en Estados Unidos, AT&T ha perdido buena parte de sus ingresos debido al impacto del coronavirus, y la consecuente retirada de anuncios en los medios de comunicación por parte de muchísimas empresas.
Ahí entra en juego el poderío económico de gigantes como Microsoft, que poseen un margen de actuación que les permite llevar a cado acciones financieras imposibles para otras empresas, y sobrevivir al paso de las crisis para salir de ellas con más poder aún. En comparativa, el valor en bolsa de las acciones de Microsoft es casi siete veces mayor al de AT&T. Por su parte, esta última ha informado de su intención de recortar más de 3.400 puestos de trabajo en todo el país, así como de cerrar distintas tiendas, debido a la tendencia de muchos usuarios a comprar a través de internet, debido a los efectos del COVID-19. Para la industria del videojuego, y de cara a los usuarios, estos hechos suponen dos grandes condicionantes. Por un lado, como viene ocurriendo desde hace tiempo, contribuyen al acercamiento de una tendencia monopolista en la industria, en el que los gigantes de la misma, en este caso Microsoft, aumentan su influencia y control sobre el desarrollo del videojuego. Por otro lado, y sin ser necesariamente negativo, esta adquisición podría hacer que el catálogo de Xbox ganara en exclusividad, si Microsoft decidiera dedicar el trabajo de estos estudios a lanzar títulos para su consola.
Está claro que por el momento no podemos dar nada de esto por sentado, pero sería un movimiento lógico por parte de la empresa, aunque no el único posible. Para descubrir los efectos reales de estos movimientos en la industria del videojuego tendremos que esperar aún bastante tiempo.