¡Colorines!
Nintendo DS, posiblemente una de las mejores consolas que se han hecho nunca. Pese a sus detractores, es innegable que ha marcado a toda una generación no solo de sistemas portátiles, también de jugadores. Siempre he mantenido que, pese a la absurda cantidad de shovelware que ocupa su catálogo, hay joyas ocultas que merecen mucho la pena, y ese es el caso de Meteos. Meteos fue desarrollado por Q Entertainment, y los que os pillasteis una PSP de salida os sonará por haber sido los responsables del exitazo Lumines, un juego de puzles con toques musicales del que hablé años ha. Tampoco voy a negar que estoy de exámenes y quizá este juego me esté ayudando bastante a desconectar entre tema y tema gracias a sus partidas cortas, pero es tan fácil de entrar y tan difícil de salir…
Meteos se basa en dos principios: simpleza en lo jugable y extenso en duración y profundidad mecánica. El juego consiste en unir tres o más piezas del mismo color en una pecera al más puro estilo Jewels, pero aquí empiezan los giritos: solo podremos mover piezas en vertical. Cuando se conectan, en vez de simplemente desaparecer, son quemados y disparados hacia el espacio y se quedarán flotando unos instantes. Si los meteos conectados estaban en horizontal, levantarán todos aquellos que tienen encima con más o menos fuerza, dependiendo del número, y podremos seguir conectando meteos de esa estructura hasta sacarlos fuera de la pantalla. Si no lo conseguimos, empezarán a bajar, y si vuelven al pozo todos los quemados volverán a convertirse en meteos normales tras unos segundos. Asimismo, si nos faltan meteos en las estructuras flotantes, podremos lanzarles más desde abajo e integrarlos para usarlos ahí y sacarlos al espacio. El juego termina cuando la pantalla quede inundada de meteos. Y ya está, aquí termina el gameplay… más o menos, porque no he querido destacar este juego por su gameplay, sino por su filosofía de cara al jugador.
El juego con el modo Normal ya es un sumidero de horas bastante grande, pero la chicha está en los extras que trae el juego: Viaje Estelar, Guerra Temporal y Reto. Viaje Estelar se puede considerar el Modo Historia, en el que tenemos que luchar en diversos planetas para acabar con el malvado Meteo, que quiere dominar la galaxia. Aquí es donde está la siguiente vuelta de tuerca, y es que hay muchos, pero muchos planetas distintos. Los cambios no son meramente estéticos, sino que cada uno tendrá su propia gravedad, potencia de lanzamiento y elementos, de los cuales hablaré más adelante. En algunos planetas será difícil despegar y caerán de forma muy lenta, en otros ni siquiera despegarán si alineas los meteos en vertical, y en otra desaparecerán todos los que estén encima de los encadenados. Asimismo, el pozo puede cambiar de tamaño, al igual que el de los meteos, por lo que siempre será prioritario adaptarse cuanto antes (porque memorizarlos es bastante complicado, aunque alguno se os quedará). Podemos seguir tres rutas de planetas distintas: en línea recta, eligiendo la ruta o uno especial en el cual solo podremos elegir el camino si cumplimos una misión concreta. Por supuesto, el juego tiene bastantes finales distintos, que sirven como cierre a esta pequeña “aventura”. El modo Guerra Temporal está compuesto de otros cuatro, que consisten en alcanzar la mayor puntuación en dos o cinco minutos y en expulsar cien o mil meteos antes de morir, cada uno en un planeta distinto con configuraciones muy bien medidas para que suponga un verdadero desafío. El último modo, Reto, es simple y llanamente elegir una civilización concreta y conseguir la máxima puntuación con ella. La diferencia con el modo normal es que en este último podemos elegir si luchar contra la CPU, la dificultad de nuestra partida y de la consola, batallas por equipos o las condiciones de victoria, por lo que el modo Reto se queda simplemente para almacenar puntuación y el Normal para partidas personalizadas.
Sin embargo, queda una de las partes más importantes: la fusión. Cuando terminemos una partida, todos esos meteos que hemos sacado de la pantalla se guardarán y con ellos podremos desbloquear canciones, poderes que nos ayuden durante la partida y planetas nuevos para usar en los modos Normal y Reto, así como otros muchos secretos. Hay 12 elementos distintos, por lo que cada planeta tendrá cinco tipos de meteos concretos y con frecuencias de aparición distintas, por lo que si queremos desbloquear todo habrá que jugar en esos planetas. Esto no es un problema, ya que las partidas al ser tan cortas se quedan en meras anécdotas que, a su vez, nos desbloquearán aún más cosas. Asimismo, hay batallas que solo se podrán librar en modos de juego concretos, por lo que estaremos todo el rato disfrutando de estos variados modos sin que llegue a ser tedioso. No habremos hecho más que subir piezas y sacarlas de la pantalla, pero Meteos sabe cómo recompensarte al más puro estilo Super Smash Bros., otra de las obras del diseñador de este juego, el mismo Masahiro Sakurai (el menú, por supuesto, de su esposa Michiko Sakurai). Si no estás desbloqueando cosas por fusiones, las haces por eventos como lanzar un total de diez mil meteos o jugar una cantidad de horas concreta. Dichos desbloqueos y algunos meteos especiales también se pueden sacar gracias a la Fusión, por lo que si queremos nuevas cosas simplemente hay que jugar, jugar y jugar.
El destino de la galaxia en manos de cuadrados de colores
Al igual que Lumines, Meteos es un juego increíblemente adictivo y que ha pasado bastante desapercibido a lo largo de los años. Son la muestra de hasta dónde pueden llegar los juegos portátiles o más casuales, y me da algo de pena que esa originalidad se haya ido perdiendo en dicho mercado. Sí, es cierto que al final todos los juegos de puzles son muy parecidos, pero Meteos sabe no solo cómo mantener al jugador pegado, sino darle razones para seguir adelante. Hay bastantes secretos que no os he contado y otros tantos que no he descubierto o planetas cuyo funcionamiento no he terminado de pillar. Dicho esto, os sugiero encarecidamente que lo probéis, pero con una alarma al lado a ser posible para no perder la cuenta de las horas que lleváis encima. Parecerá un juego simple al principio, pero ese espíritu de las máquinas arcade de entender el concepto a la primera y al lío es lo que le hace excelente. Por cierto, hay multijugador y tiene pinta de ser muy rabioso. Lo dejo ahí.