Todo se decide en el campo

Siempre he pensado que la mayor virtud de Nintendo, o al menos una de ellas, es la facilidad que parecen tener (cuando quieren) para dar con la tecla de la diversión más pura. Sus franquicias, pese a otros problemas que se le pueden achacar, suelen funcionar muy bien en ese sentido, y normalmente ofrecen acabados muy pulidos. Da la sensación de que sus equipos de desarrollo seleccionan una idea o concepto muy concreto y se focalizan completamente en ello, para ofrecer una propuesta ‘simple’ y directa que funciona como una máquina engrasada.

No siempre sale bien, y muchas veces puede dar la impresión de estancamiento. La repetición de fórmulas millonarias que ya padecen de falta de frescura, véase Pokémon. Sin embargo, cuando no se abusa o cuando se da un pasito más allá respecto a la última propuesta dentro de una fórmula, el resultado puede ser bastante acertado. Creo que es el caso de Mario Strikers: Battle League Football que, aunque presenta algunos errores notables consigue lo que se propone: ofrecernos una experiencia directa, divertida y estimulante.

La nueva entrega de este spin-off deportivo del fontanero nos brinda exactamente lo que esperábamos de ella: diversión en vena y partidas que se nos pasan volando, especialmente en su faceta multijugador. Es fácil saber que un juego de estas características funciona, incluso antes de detenerse a examinar sus diferentes cualidades. Cuando queremos que el pitido final del silbato no llegue todavía, o cuando siempre nos quedamos con ganas de una revancha o una partida más, en esos momentos sabemos que el juego cumple su función principal, y que está precisamente ajustado para producir esas ‘ganas de más’.

¡Ahora, que el árbitro no mira..! Ah, que no hay árbitro

Mario Strikers: Battle League Football nos propone un fútbol, si es que se le puede llamar así, cargado de agresividad, velocidad y frenetismo. Jugamos en una cancha pequeña, rodeada de vallas electrificadas y dentro de cuyos límites todo vale. Dos equipos de cuatro jugadores más un portero se enfrentan en esas condiciones sin verse constreñidos por ninguna regla. Esto deriva en un ritmo de juego ininterrumpido, y el flujo del balón solo se detiene al marcar un tanto. La ausencia de limitaciones reglamentarias se une a un esquema de controles que consigue simplificar al máximo un conjunto de acciones bastante completo, para hacerlo rápido y fluido a la vez que profundo. El resultado final es la intensidad desde el primer pitido del silbato hasta que se detiene el crono. No hay un momento de aburrimiento, y su dinamismo permite que se le pueda dar la vuelta a un partido en cualquier momento. No hay faltas, no hay limitaciones para la ‘violencia’, y podemos llegar a crear jugadas en las que dejemos al rival sin jugadores en pie durante unos segundos, combinando, por ejemplo, entradas y objetos.

Además, se trata de un título accesible desde prácticamente el minuto 0. Es fácil de jugar y disfrutar, apenas lleva un par de partidas hacerte a sus controles y dinámicas. Si somos capaces de controlar pases, tiros y robos de balón podremos defendernos sin problemas en sus partidos. Sin embargo, detrás de esa primera capa, más allá de las acciones más básicas, el juego nos ofrece un puñado de comandos adicionales. Si bien no son necesarios para jugar con fluidez y ritmo, permiten que el jugador algo más experimentado o hábil pueda desplegar en la cancha un estilo de juego más complejo y diverso. Además de las acciones básicas, podemos ejecutar movimientos ligeramente más complejos: amagos de tiros y pases, tiros y pases perfectamente sincronizados para mayor efectividad, regates con timing para obtener un boost de velocidad temporal o incluso una entrada combinada, en la que usamos a dos de nuestros jugadores ejecutando una carambola. Tampoco faltarán los clásicos objetos power-up al estilo Mario Kart, como caparazones o cáscaras de plátano.

Sencillez sin renunciar a las posibilidades

Estas acciones más ‘complejas’ no serán especialmente fáciles de ejecutar dentro del caos que ofrece el juego, y creo que eso habla bien de él. El ritmo de los partidos hace difícil encontrar el hueco para amagar un buen regate o cargar un tiro perfecto sin que el rival nos arrebate el esférico. Especialmente si hablamos del hipertrallazo, una suerte de finisher que se activa al recoger una esfera brillante que aparece cada cierto tiempo en el campo. Si lo hacemos, disponemos de unos segundos para ejecutar el hipertrallazo, una técnica personal de cada personaje que se ejecuta mediante un QTE de barra de ida y vuelta. Si pulsamos en el momento clave en dos ocasiones enviaremos un tiro imparable que será gol automáticamente. Si no acertamos en ese QTE el portero tendrá la oportunidad de detener el disparo. En cualquier caso, si entra en la portería anotará dos puntos en lugar de uno. Cada jugador tiene su propio tiro especial, con efectos distintos que se aplican sobre los jugadores que se crucen en la trayectoria del disparo. Sin embargo, precisamente por su dificultad para ser ejecutadas, estas acciones resaltan enormemente cuando se ejecutan con éxito, dándole al partido más vistosidad y sintiéndose tremendamente satisfactorias para el jugador.

Además de esto, Mario Strikers: Battle League Football ofrece un sistema de personalización y creación de equipos. Podremos elegir nuestra alineación preferida de cuatro jugadores, de entre los diez disponibles, atendiendo a su combinación de atributos. Fuerza, velocidad, tiro, técnica o pase. Estos atributos tienen peso en el juego y en la planificación de los equipos. Por ejemplo, la fuerza de un personaje determina lo fácil que puede defender o robar un balón. Es decir, un personaje con fuerza muy alta ni si inmutará al recibir una entrada de uno más débil. Así que debemos elegir personajes con fuerza para la defensa o lo pasaremos mal. Además, a medida que juguemos y acumulemos monedas podremos comprar piezas de equipo (cabeza, torso, brazos y piernas) con los que personalizar los atributos de cada jugador, eligiendo cuales potenciar a cambio de reducir otros.

Combinando personajes y equipo podemos crear la alineación más adecuada a nuestro juego, ya sea creando todo un conjunto equilibrado o uno en el que cada jugador destaque por uno de los atributos. Un tirador experto nos dará la posibilidad de clavar un ‘misil’ desde el centro del campo en el fondo de la red, mientras que un jugador con fuerza nos permitirá hacer entradas más agresivas y efectivas para recuperar el balón, por ejemplo.

Mario Strikers: Battle League Football

Se echa en falta variedad

El problema con esto es probablemente el principal problema de todo el juego. Teniendo en cuenta la naturaleza del juego y su precio, seamos claros, el plantel de jugadores es muy reducido, por lo que será habitual encontrarnos constantemente con alineaciones muy similares. En total hay solo diez personajes, para formar con ellos equipos de cuatro. Creo que lo ideal hubiera sido que nos ofrecieran entre 12 y 16, y no es que en el universo de Super Mario no haya opciones. La variedad de piezas de equipo tampoco es apabullante, y se echa de menos la posibilidad de desvincular aspecto de estadísticas, para poder tener tu equipo al gusto en cuanto a atributos sin que eso conlleve una estética que no convenza. Es más que probable que Nintendo amplíe el contenido con futuros paquetes de contenido, pero dado que el juego no ofrece un modo single player demasiado extenso o complejos ni distintos modos de juego, deberían haber añadido más contenido desde el inicio en este aspecto.

Para el juego offline y de un solo jugador podemos jugar una serie de copas o torneos, que funcionan de manera similar a las copas de Mario Kart. Nos enfrentaremos a distintos equipos de la IA, y al completar cada copa obtendremos monedas para canjear en la tienda. Además, al completarlas todas se nos recompensará con un set nuevo de piezas de equipo, así como con un modo de dificultad superior para esas copas o torneos. Por otro lado, en la faceta multijugador, podremos disfrutar de partidos amistosos tanto en local como en online. Hasta un máximo de ocho jugadores podrán competir en cada partido, repartidos entre los dos equipos. Por otro lado, como faceta más interesante y atractiva para la mayoría de los jugadores, el juego incluye un modo competitivo, en el que crear nuestro club y competir online para ganar monedas y reputación de liga con la que ascender entre divisiones. Nada nuevo bajo el sol, el clásico sistema de eSports.

Mejor en compañía

Aún sin ser un entusiasta de los competitivos, creo que esta es la faceta más importante del juego. La sencillez de sus mecánicas lo hace adecuado para ello, y aunque la habilidad marque diferencias, estas no se perciben tan apabullantes como en juegos más complejos, en los que los jugadores novatos pueden sentirse fuera de lugar en los modos multijugador. Una vez más, el título hace gala de su mayor virtud: la simpleza al servicio de la diversión, pero sin dejar de lado la posibilidad de explotar ciertas posibilidades para lograr un juego más completo y competitivo.

Equipo listo para ascender, pero tendrá que esforzarse para mantenerse

Galardón-Plata-HyperHypeMario Strikers: Battle League Football es una genial propuesta de diversión directa y asegurada, que brilla especialmente en sus facetas multijugador. Se hace evidente el sello de calidad del que Nintendo hace gala (normalmente) en sus franquicias, y ofrece lo que esperábamos los que llevábamos esperando una nueva entrega desde 2007. Sin embargo, tiene flaquezas importantes que lastran el resultado final. La escasa variedad de personajes y objetos de personalización, así como la obligatoriedad de que estos sean visibles en el jugador, quitándonos la posibilidad de mantener la estética del equipo a nuestro gusto.


Esta crítica se ha realizado con una copia del título para Switch adquirida por la propia redacción. Artículo ilustrado en exclusiva por Raquel Molinero a.k.a. Silver (Twitter: @panecill0s, Instagram: @srapanes.)