La justicia de alguien se cobra la vida de un tercero

Lost Judgment es uno de esos juegos de cocción lenta. La secuela de la (ahora sí) saga surgida del universo Yakuza se degusta poco a poco, con el tacto y la delicadeza que el estudio dedica a confeccionar cada uno de sus juegos. Es, en resumidas cuentas, un valor seguro para aquellos que disfrutan con los productos de esta desarrolladora. Esta segunda parte consigue evolucionar cada concepto visto en la aventura original, motivo por el que deja un buen sabor de boca generalizado. Impecable en lo que a jugabilidad se refiere, categoría en la que añade funciones útiles y modifica aquellos elementos cargantes del título anterior, su apuesta por una narrativa aún más oscura también se salda con un excelente. Directo y al pie: desengranemos juntos uno de los juegos del año.

Lo esencial es invisible a los ojos

La nueva aventura de Yagami sitúa el foco en las brechas legales de Japón. Si bien ya tocó este tema en la primera entrega, en esta ocasión se adentra aún más en la incompetencia de quiénes tienen que hacer regir la ley. Lost Judgment transmite a la perfección que la verdad se ve afectada por interpretaciones y matices, baza con la que juega a la hora de desengranar su historia. Además, de igual forma que en la anterior entrega, se nos vuelve a exponer que nada es tan evidente como parece a primera vista.

Un policía convertido en abusador sexual es el desencadenante de los hechos. Akihiro Ehara responde, por puro trámite, a las acusaciones vertidas sobre él. Grabaciones de cámaras, testimonios y vídeos son las pruebas recogidas para demostrar la culpabilidad del acusado. Y este, que asume con buenas formas su culpa, desvela durante el juicio un secreto que lo cambia todo. “Hace tres días apareció un cadáver en un edificio abandonado en Yokohama. ¿Lo han identificado ya?”, pregunta ante la atenta mirada de todos los presentes en la sala. En ese instante, Lost Judgment abre la veda a una historia que va más allá de la simpleza inicial del caso.

El título de Ryu ga Gotoku Studio plantea una historia más oscura que la anterior. El “todo vale” de la primera entrega da paso a la búsqueda de la justicia según los criterios personales. Un “yo soy yo y mis circunstancias” de manual. Con el egoísmo y la venganza como bases, el estudio nipón plantea un caso lleno de giros y sorpresas que terminará afectando a todas las personas relacionadas con el mismo. El juego es más personal que su precuela, se toma de manera constante las licencias necesarias para resquebrajar a cada personaje. Las emociones son vitales en esta aventura, los protagonistas de la historia sienten, palidecen y viven cada momento de alegría como si fuera el último. El sufrimiento es constante, razón por la que desconectar de la crudeza de la trama es una misión imposible.

En estos personajes tenemos la clave de la obra. La evolución respecto a Judgment a la hora de transmitir es evidente. Las caras de rabia, las miradas vacías y las lágrimas son una constante en el juego, expresiones que en ocasiones dejan su sitio a muecas de felicidad y sonrisas forzadas que esconden el dolor evidente de cada protagonista. Como en cada Yakuza, ya que este no deja de ser un spin-off, siempre hay tiempo para las situaciones cómicas y desternillantes, sin embargo en este triste canto japonés tienen un sabor diferente. Parte de culpa la tienen las localizaciones de este juego: Kamurocho, nuestra vieja confiable, y Yokohama, la estrella invitada que parece destinada a dar un paso al frente definitivo.

Entre dos tierras

Como comenté hace unas líneas, en esta aventura Yagami se adentra en el territorio de Ichiban Kasuga, protagonista de Yakuza: Like a Dragon. Para los fans de los juegos del estudio, dejar atrás Kamurocho siempre es una experiencia amarga. Por eso, desde el equipo decidieron llevar a cabo una transición dulce, motivo por el que ubican los acontecimientos del título entre ambas ciudades. Aunque, huelga decirlo, Yokohama carga sobre sus hombros con los eventos trascendentales del juego. De hecho, la función de Kamurocho es servir como introducción de varios elementos que dan sentido a la trama, como la presentación del grupo RK, la alianza de criminales de los barrios bajos que han reclamado el lugar de la Yakuza.

Decir adiós al santo y seña de los juegos de Ryu ga Gotoku Studio es una apuesta arriesgada que sale mejor de lo que muchos esperaban. Cierto es que Yokohama no tiene ese encanto que Kamurocho destila, pero lo lógico es pensar que tenemos demasiado cariño al barrio que tantas veces hemos recorrido con Kiryu. La nueva ciudad cumple con creces su cometido, sigue haciéndote sentir parte de una localidad viva salida directamente de Japón. Está llena de sitios donde pasar el rato, lugares donde comer y personajes tan pintorescos como los que pueblan Kamurocho. Sin embargo, todavía le falta ese empujón en forma de carisma que dote a la nueva ciudad de personalidad propia. Este mal también lo palidece un Yagami que, aún protagonizando su segunda entrega, sigue sin faltándole ese “toque”. Yokohama y el detective están bien, pero Kamurocho y Kiryu son palabras mayores. Pese a esto, tiempo al tiempo, el estudio nipón está dando pasos con la firmeza y dedicación suficiente como para hacer de este Judgment, si los derechos de Takuya Kimura lo permiten, una franquicia sólida.

No hay queja posible ante la perfección

Vamos a adentrarnos ya en la materia jugable. Lost Judgment es, a todas luces, un título superior en cada aspecto a su predecesor. Aquellos puntos negativos del primero, como las eternas persecuciones, se ven subsanados en esta nueva entrega. Además, el estudio añade varias funcionalidades para hacer más amena la partida, como el skate o numerosos dispositivos que utilizaremos en nuestras investigaciones. De hecho, incluso se permiten el lujo de implementar dos de las corrientes que han marcado la última generación: el sigilo y la escalada. El primero se siente más ergonómico y natural que el segundo dentro de la experiencia jugable del título. Pese a esto, ambos pecan de unidireccionales, ofreciéndote una única opción a seguir. Aún así, muchas veces actúan como ese extra que solo suma variedad al resultado final.

Una vez más, el combate es el elemento central de la obra. Con la vertiente principal apostando por el rol por turnos, el estilo clásico de Yakuza sigue vivo en esta franquicia. Por ello, se ha introducido un nuevo estilo de combatela serpiente, enfocado a utilizar los ataques de rival para hacerle daño. La grulla, destinado a grupos grandes de enemigos, y el tigre, una opción más agresiva y directa, están de regreso y forman el trinomio final de estilos de combate. Pese a que el refranero popular insiste en que en la variedad está el gusto, lo lógico será que terminemos abusando en exceso de la opción que más se amolde a nuestra forma de jugar. En mi caso, el tigre. Aún así, la variedad de enemigos y situaciones premiará que sepamos hacer buen uso de cada vertiente, ya que en muchas ocasiones nos veremos obligados a adaptar nuestros movimientos a lo que la situación requiere.

Por otro lado, la investigación también termina llevándose un trozo grande del pastel. Con un detective como personaje principal, es lógico que el equipo apueste por mecánicas de este estilo. De forma sorprendente, la asignatura más débil de la primera entrega de un paso adelante y se convierte en uno de los aspectos más entretenidos del título. La introducción de varios artilugios, como el perro detective o el detector de señales, convertirá cada búsqueda en una tarea única. Además, parece que el equipo ha escuchado a la comunidad de jugadores. En la primera entrega, seguir la pista a los sospechosos era tedioso y aburrido. En la secuela, se da paso a una forma más pícara de perseguir a los presuntos criminales. Los escondite dan paso al disimulo, razón por la que Yagami podrá estar en el ojo del huracán sin ser visto.

En resumidas cuentas, en lo que atañe a la interacción del jugador con el videojuego, Lost Judgment es un ejemplo perfecto de cómo tienen que hacerse las cosas. Además, el estudio ha logrado ofrecer una experiencia, y aquí hablo tras haberlo disfrutado en PlayStation 5, que en ningún momento desciende de los 60 fps. Las pantallas de carga son mínimas, por no decir nulas, y el uso del Dragon Engine vuelve a sorprender por su capacidad para mostrar las emociones de los personajes. A nivel jugable, no se le puede poner ningún pero.

Diversión para toda la familia

No puedes aburrirte en este juego. Literal, no puedes. Lost Judgment tiene tantas opciones secundarias que necesitarás más de un centenar de horas para disfrutar de todas ellas. El principal añadido son las historias escolares, pequeñas misiones con el instituto Seiryo como protagonista. En los primeros compases del juego, Yagami y Kaito se las ven con varios estudiantes de este organismo. Por circunstancias de la trama, el detective termina enrolándose más de la cuenta en el lugar, ocasión en la que le surge una oferta que no puede rechazar. Como monitor externo del Club Resuelvemisterios, tendremos la oportunidad de adentrarnos en el instituto, descubrir sus misterios y buscar la verdad que se esconde tras una leyenda urbana.

Para intentar conocer quién se esconde tras el Profesor, un personaje perverso que ayuda de manera siniestra a los estudiantes, Yagami tendrá que vérselas con varias divisiones juveniles. Ello nos llevará a participar en concursos de baile, carreras ilegales o cursos de fotografía, escenarios que el estudio utiliza para mostrar la variedad jugable de la que puede presumir el título. Sin duda, las historias escolares son uno de los mayores aciertos de Lost Judgment. Además, esto nos llevará a conocer a personajes de lo más variopintos que, en muchas ocasiones, actúan como alivio cómico de la trama. Sin embargo, por suerte para los viejos aficionados a otras actividades de ocio, estas también están de vuelta en la nueva aventura del detective.

Los dardos, el club SEGA, la zona de bateo y otros sitios icónicos de la franquicia Yakuza no han querido perderse su cita con Lost Judgment. Como de costumbre, Kamurocho está llena de recovecos en los que perdernos durante horas. A esta tradición se suma una Yokohama también repleta de zonas donde exprimir al máximo todo lo que ofrece el título. Los drones, uno de los elementos más queridos de la primera entrega, están de vuelta con nuevos circuitos y competidores con los que vernos las caras. La misma situación se aplica a Paraíso RV, el juego de dados y tablero que tanto encandiló a los que disfrutamos del primer Judgment. Además, zonas como el parque de skate, el casino, el golf o los adversarios que nos retarán al mahjong también nos proporcionarán inagotables horas de diversión.

Si nos ponemos exquisitos, Lost Judgment tiene algún pero

Me ha costado encontrarle puntos negativos a este juego. Tras decenas de horas de juego, muchas de ellas perdiendo la cuenta del tiempo que llevo a los mandos, he encontrado dos “benditos problemas”: la tardanza en arrancar y la libre interpretación de algunos diálogos. Esta secuela es, igual que la primera, de cocción lenta. Para mí, algunos juegos consiguen hacer de esto una virtud. Dentro de esta categoría entra, por supuesto, Lost Judgment. Sin embargo, aquellos jugadores con menos predisposición a perderse y más ganas de ir al grano pueden encontrarse de lleno con un producto que no va a satisfacer sus necesidades. Pese a esto, se nota que este título quiere ser más directos que su anterior entrega.

Los icónicos momentos de “pasear y hacer tiempo” presentes en cada Yakuza se ven reducidos en exceso en esta entrega. Además, las largas cinemáticas llenas de diálogos e información son más acotadas, razón por la que, aún tratándose de una obra lenta, Lost Judgment es mucho más amable con el jugador impaciente que otras entregas del estudio. Los capítulos, con una duración similar a una película de sobremesa (no las de Antena 3), se suceden con acierto, cerrando cada uno con el acierto necesario para mantenernos intrigados. No se nos ceba a información, error en el que caen otros juegos del Ryu ga Gotoku y del que parecen haber aprendido.

El otro punto negativo es la interpretación del diálogo. La localización del juego es perfecta, de hecho deberíamos celebrar que un título tan de nicho llegue adaptado a nuestro idioma. Sin embargo, y señalo esto porque he jugado en inglés con subtítulos en español, en muchas ocasiones se pierde el mensaje original. Por ejemplo, un diálogo cuya traducción literal sería “estarás bien” aparece como “lo siento”. Esto consigue cambiar el mensaje por completo, dando un nuevo sentido a la escena y haciendo que, al menos en nuestro idioma, la sensación global se perciba diferente. Aún así, hay que destacar que la traducción sea libre y se interprete, si bien en algunas ocasiones los términos escogidos no van acorde a la intención inicial.

Una de las experiencias del año

Galardón-Plata-HyperHypeRyu ga Gotoku Studio ha vuelto a dar con la tecla. He necesitado más de 2000 palabras, tijera mediante y futuro artículo en proceso, para hablaros de las virtudes de uno de los juegos de 2021. Simple y sencillamente eso. Si disfrutaste de la primera entrega, la parada en esta estación es obligatoria. Si quieres jugar un título divertido, lleno de cosas que hacer y con una historia pocas veces vista en la industria, este también es tu juego. Cuando en diciembre y enero nos reunamos para hablar de los juegos del año, de los títulos de un 2021 tan convulso que ha provocado que It Takes TwoMonster Hunter Rise se sientan más viejos, Lost Judgment será uno de los nombres que estén sobre la mesa. No es imprescindible, porque pocos juegos lo son, pero sí es una de esas obras que solo suman valor a cualquier catálogo. Desde aquí, cruzo los dedos por una nueva entrega que nos permita ver la evolución de Yagami y Yokohama ahora que han empezado a entenderse.


Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para PS5 cedido por SEGA Europa.