Crème de la crème
Parece que ha pasado poco tiempo desde el inicio de 2019, un año que mucha gente tildó de transición hacia la nueva generación (que se ha anunciado parcialmente este año), pero que nos ha dejado títulos de calidad de todos los géneros y sensibilidades, incluyendo remakes para los más nostálgicos, indies para los más alternativos, o propuestas que se alejan de lo que puede entenderse como comercial incluso dentro de la industria AAA, como demuestra Kojima una vez más. Tras nuestra lista de decepciones y sleepers, y como cierre a este año, os dejamos nuestros particulares juegos del año. ¡Feliz año 2020!
Sekiro: Shadows Die Twice, por Carlos Sánchez
El justo ganador de The Game Awards se ha erigido, a título personal, como la propuesta más adictiva que nos ha dejado este 2019. Exigente, satisfactorio y accesible, el último proyecto de Hidetaka Miyazaki explicita todo el talento del estudio nipón a través de unas de las mejores mecánicas de combate que nos ha dado el medio y una ambientación que se alza como el sueño húmedo de todo fan de lo oriental, con un diseño de personajes que se clava en lo más profundo de la retina desde el primer vistazo y unos escenarios amplios con ancho margen de juego. Sekiro: Shadows Die Twice trasciende, y lo hace de la mejor forma posible: dando tanto a sus fans más acérrimos como a los neófitos del sector nuevas oportunidades y motivos para hacer algo que, en otro contexto, se antojaría impensable: disfrutar del fracaso.
Resident Evil 2, por Javier M. García
A principios de 2019 Capcom asentaba su nueva “edad de oro” con el remake de Resident Evil 2. Allá por 1998 se lanzó el Resident Evil 2 original, que para muchos fans ha sido siempre la mejor entrega de la saga, y este remake ha conseguido una auténtica proeza al igualar, como mínimo, el impacto y la calidad contextual del original. Este título nos ha llevado de vuelta a la mítica comisaría de Raccoon City, combinando elementos del original con nuevas ideas, para conseguir una obra fresca y, al mismo tiempo, fiel a la original. En esta versión se incorpora una mayor dosis de acción, sin descuidar la exploración o la esencia del survival horror, así mismo se ha dotado de más carisma a los personajes. El cuidado por las físicas, los detalles, y la consecución de una atmósfera de terror sofocante han sido sobresalientes. Tanto el trabajo artístico como el técnico están a la altura de una leyenda del videojuego como es Resident Evil 2. Este remake es, sin duda, un juego sobresaliente y una oda al rey de los survival horror, por ello es mi GOTY personal de 2019.
Kingdom Hearts III, por Rubén López
Se ha hablado mucho de Kingdom Hearts III desde su lanzamiento el pasado enero, y no es para menos. La nueva entrega de Sora y compañía era uno de los juegos más prometedores de 2019, tanto jugable como narrativamente, y muchas eran las esperanzas puestas en la que, se suponía, iba a ser la entrega más completa de la saga. Por desgracia, las expectativas suelen jugar una mala pasada, y en Kingdom Hearts III se han convertido en el verdadero jefe final del juego, suponiendo una auténtica decepción para muchos jugadores. Sin embargo, personalmente la espera ha valido completamente la pena, convirtiéndose en el título que más he disfrutado durante este año. Con una propuesta jugable divertida y adictiva, que cogía lo mejor de cada juego anterior de la franquicia, llevándolos a su propio terreno y expandiéndolos a través de unos parajes que parecen completamente sacados de las obras Disney originales en las que se basa, cerrando de forma notable, además, todas las líneas argumentales que nos habían llevado hasta este punto de la historia original de Kingdom Hearts. No es un juego perfecto, ni mucho menos, pero al final de cada año de los juegos que te sueles acordar y a los que vuelves después de tanto tiempo sólo porque te apetece son los que han supuesto un verdadero punto de inflexión para ti. Y con Kingdom Hearts III ese ha sido el caso.
Yuppie Psycho, por Jaime Llanos
Hay diferentes maneras de rendir tributo a aquellas obras que, por un motivo u otro, nos han marcado o inspirado a crear nuestro propio arte. Lamentablemente, una de las formas más comunes de hacerlo es a través de la copia, la cual por su naturaleza, hace casi imposible que la obra brille por luz propia. Yuppie Psycho, sin embargo, logra forjar su propia identidad y atmósfera única mientras, a la vez, bebe de títulos tan dispares como los RPG clásicos y de la saga de survival horror Silent Hill. Su historia alocada a la vez que profunda, la cual trata temas tan dispares como tratos con el diablo, el abuso laboral, el crunch, la identidad personal dentro de una empresa y la cacería de brujas encapsula perfectamente una experiencia única y redonda de principio a fin, con personajes entrañables y un apartado artístico con mucha personalidad.
PAGAN: Autogeny, por Josué Campuzano
Oleander Garden es une artista verdaderamente unique, no solo por la cantidad de formas artísticas que su obra engloba (fotografía, música, poesía y videojuegos), sino porque todas se nutren las unas de las otras sin decaer; Oleander logra trasladar conceptos filosóficos sin dejar de hablar el lenguaje propio al videojuego. No es resolviendo sus acertijos, sus puzles y su simbolismo que comprendemos estos conceptos: sirven como trampolines, tenemos que imbuirnos en ellos para verdaderamente existir en sus mundos y ahí es donde adquieren verdadero valor. Por eso mismo, ninguno de los conceptos que nos propone se siente demasiado abstracto, hay algo de eso, y de ahí su ambigüedad y su horror, pero es mi creencia que mundos como los de PAGAN tocan una fibra de nuestra vida del día a día (una sociedad a la deriva, sin una imagen del mundo a la cual regresar y con una concepción de la vida decadente, nuestra relación con la tecnología: como la creamos y como termina por crearnos), que juegos que pasan más tiempo en recrearla hasta el mínimo detalle, ya sea a través de narración o otros medios, no pueden atisbar. Siento más cercanía en las rocas andantes de PAGAN que en tantísimos juegos que se sienten más “vivos”. Es en juegos como este que está surgiendo (que está siendo ahora y no en unos años, o que ya fue) un verdadero diálogo con y a través del videojuego, y es fascinante.
Control, por Ignacio Ory
Tal vez a muchos no les encaje el nuevo título de Remedy Entertainment en esta lista, y posiblemente estén en lo cierto, pero a falta de haber jugado a más juegos lanzados en el año que ahora se acaba, y con mi gusto por dar mérito a aquellos juegos que no reciben el que merecen, me dispongo a hablar de posiblemente uno de los más polémicos del año, en gran parte por ese doblaje al castellano que, si bien es una de las grandes lacras del juego, puede jugarse y entenderse perfectamente en la lengua de Shakespeare. Si nos alejamos de los pozos de internet y sus ansias de crítica, tenemos un título de ciencia ficción que, sin inventar nada nuevo en ningún ámbito, nos deja un diseño de niveles ajustado al milímetro para su jugabilidad, dando múltiples opciones al jugador para afrontar los diferentes desafíos, todo ello encajado en una trama que, si bien cae en muchos de los clichés del género, se combina con un buen apartado artístico (y en lo técnico también se defiende) que deja claro que Remedy, aunque ha estado de vacaciones una temporada, está de vuelta.