Topes de gama
El año se acaba, y además de preparar la lista de propositos para 2019, también es momento de echar la vista atrás y ver lo que nos ha dejado 2018. Por ello, hoy desde la redacción de HyperHype vamos a dedicar dos artículos: uno a nuestros juegos del año, sin importar categoría (en algo había que diferenciarse de The Game Awards), y otro para nuestros sleepers – esos títulos que, por avatares del destino, creemos que no han tenido el reconocimiento que se merecen -.
Dicho esto, y tras haber publicado este último artículo hace escasas horas, nos disponemos a hablar, ahora, de la créme de la créme. No obstante, antes nos gustaría hacer una pequeña mención de honor a propuestas como The World Ends with You – FInal Mix, Monster Hunter: World o A Way Out, que se han quedado a las puertas de entrar en la exclusiva lista que os dejamos a continuación, aderezada por nuestra valoración y justificación de la elección de estos títulos, que, a buen seguro, os sorprenderá. Por favor, pillad un buen café, relajaos y sentaos a aplaudir. Y no nos matéis por no haber tan siquiera mentado a God of War; ya sabéis que el mainstream no es lo nuestro.
Detroit: Become Human, por Carlos Sánchez
Nunca me han fascinado las aventuras de David Cage. De hecho, y por más que me duela aceptarlo, creo que siempre he guardado un irracional rechazo a Quantic Dream; no porque la calidad de sus productos no sea considerablemente alta, sino porque, supongo, le hacen un flaco favor a la industria, desaprovechando grandes ocasiones de trascender a través de las historias que nos quieren contar. Detrot: Become Human supone el fin de dicha tendencia, alzándose como la obra más ambiciosa del estudio y cumpliendo, al fin, esa eterna promesa de las aventuras gráficas mutables en función de las decisiones del jugador; promesa que, ahora, queda algo lejana. La aventura de Connor, Markus y Kara se siente realmente viva, haciendo al jugador un participante activo de su desarrollo e invitándolo en reiteradas ocasiones a comprobar el más que notable funcionamiento de su marco narrativo. Quizás su argumento per sé, que no reniega de los clichés y que abraza la obra de Philip K. Dick, presente un cierto margen de mejora, pero su desarrollo, ineludiblemente impoluto, hace que esta entrega sea una obra verdaderamente imprescindible a poco que te atraigan esta clase de producciones narrativas.
Celeste, por Jaime Llanos
Los juegos desafiantes han ido aumentando en popularidad y cantidad en estos últimos años al igual que mi interés por ellos. Siempre fui un fan de los Sonic de Sega Génesis y de los primeros Super Mario Bros, pero, a medida que estos dos fueron cambiando con el tiempo mi cariño fue apagándose. Luego vino a mi Super Meat Boy, un plataformero más parecido a los clásicos anteriormente mencionados pero con un enfoque a una dificultad brutal. Tenía todo lo que yo quería, sin embargo, no logró cautivarme del todo. Luego llegó Celeste, un plataformero veloz y brutalmente difícil, pero en vez de ser una fiesta de sangre y sarcasmo. Y lo cierto es que aprovecha sus mecánicas para contar una historia de la lucha de una joven contra sus demonios mientras trata de escalar la montaña Celeste para probarse a sí misma que es capaz de ser autosuficiente.
The Banner Saga 3, por Ignacio Ory
Puede que el catálogo de juegos que he podido jugar en profundidad de este año no haya sido el más amplio, pero el juego de Stoic Studio, que da cierre a su saga de rol con ambientación nórdica, sin hacer demasiado ruido ha sabido dar un final a la altura de la franquicia que crearon en 2014. A pesar de que no supone una innovación en prácticamente ningún aspecto, nos da más (y ligeramente mejor) de la experiencia que ya cautivó a tantos en los años pasados. Con una jugabilidad clásica de los juegos tácticos por turnos, con variedad clases y una progresión más que adecuada, acompañado de una estética excepcional en lo visual, y una impresionante banda sonora, lo hace recomendable para prácticamente cualquier fan de los juegos de rol, y aprovechando que esta edición ha llegado a más plataformas (no quedando solo relegado a PC).
Dragon Quest XI: Ecos de un Pasado Perdido, por Daniel Mesa
El género de los JRPG siempre ha sido uno de mis favoritos, pero en los últimos años ha habido un distanciamiento notable por el poco margen de adaptación que este tiene, por lo que se hacen repetitivos y monótonos. No obstante, eso no ha impedido a Square Enix volver a enamorarme de este género gracias a Dragon Quest XI. Aunque sea un JRPG clásico que apenas haya sufrido evolución desde las anteriores entregas, más allá de lo visto en el apartado visual y artístico – que es absolutamente precioso, gracias, una vez más, al genio Akira Toriyama -, la propuesta se ha antojado, a mis ojos, como ese típico abuelo cabezón al que le tienes mucho cariño por cómo es. Esto ha actuado de forma conjunta a una historia inmejorable, destacable por su guion conciso y sin fisuras, llegando a ser una de las mejores historias que un servidor ha podido descubrir a lo largo de estos últimos doce meses. Una épica, memorable y extensa aventura que, independientemente de tu amor por el género, no te puedes perder.
Return of Obra Dinn, por Juan Pablo Corella
Lucas Pope lo ha vuelto a hacer, lo queráis o no. A muchos les echará para atrás por el aspecto gráfico, pero la premisa es como mínimo original. Pazos64 lo define como un cluedo, y no puedo estar más de acuerdo. La mecánica del reloj está muy bien implementada, incluyendo ciertas sorpresas que nos irán esperando. A su vez, tendremos que hacer conexiones entre personajes como si de las familias en el Silmarilion se tratase, todo un caos que sin embargo irá rodado al empezar a encajar todas las piezas sin mucho problema; ojo, el juego aún así tiene su reto y puede que en mitad de la ducha como me pasó a mí entiendas lo que estaba ocurriendo. Una aventura que pude empezar con un amigo y que luego continué a solas, pero en ambos momentos es toda una maravilla. Eso sí, ten una libreta a mano.
Red Dead Redemption 2, por Daniel González
Los hermanos Houser y todo su equipo lo han vuelto a hacer, Red Dead Redemption 2 es un hito dentro de la industria para los estándares de calidad de un triple A. Rockstar demuestra una vez más que lo que hacen está tan solo al alcance de muy pocos. Con esta precuela han pulido hasta el absurdo los mundos abiertos tal y como los conocemos hasta ahora, sin plantear grandes revoluciones, pero con un mimo desmedido en cada apartado que hace imposible no asombrarse a cada instante. Además, por fin logran construir la historia mejor hilvanada de su carrera y la más madura, con un protagonista lleno de imperfecciones que se gana un hueco en nuestro corazón. Todo rebosa grandiosidad, espectáculo y belleza. Para mí, y a pesar de sus polémicas y sus fallos (porque los tiene), es indiscutiblemente uno de los juegos más especiales no solo del año, sino de la generación.
Y, un año más, referenciando al gran Ernesto Sáenz de Burruaga, puedo decir que “así son las cosas y así se las hemos contado”. 2018 ha sido, desde luego, un año para el recuerdo, y son muchísimas las propuestas que se nos han quedado en el tintero. ¿Cuál ha sido, para ti, ese título especial que recordarás durante los años venideros?
Esperamos vuestra opinión en los comentarios. ¡Nos leemos!