Abre la puerta al paraíso
Los que tuvieseis una Nintendo DSi o a un amigo con ella conoceréis Flipnote Studio. Si no, probablemente lo que más os suene es el PictoChat de la DS, un modo de comunicación inalámbrica con otras consolas cercanas en la que pasarse dibujos. Flipnote Studio coge ese concepto y lo lleva al terreno de las animaciones, con la opción de compartirlas con personas de todo el mundo a través de Flipnote Hatena, descargar las que más te gusten, poner comentarios e incluso tomar como base otros flipnotes para componer el tuyo. Por desgracia, este servicio online murió en 2013 con la descontinuación de la DSi… hasta que llegó Flipnote Studio 3D para 3DS y se cerrase en 2018. Nintendo había tenido problemas con Miiverse debido a que adultos aprovechaban la aplicación para ponerse en contacto con niños, así que ninguna versión excepto la japonesa podía compartir sus flipnotes con el mundo.
Sin embargo, con los años han surgido varias páginas de fans que reemplazasen a Flipnote Hatena, y entre ellas se encuentra Sudomemo (sí, la gente seguía haciéndolos). Hace un par de días lanzaron Flipnote Archive, un archivo con todos los flipnotes de la era de DSi y un golpe de nostalgia tremendo para los que nos metimos de lleno en la aplicación. A mí me pilló un poco de refilón, pero sí que recuerdo estar en casa de un amigo y pasar toda la tarde mirando y haciendo flipnotes: en un momento en el que YouTube aún estaba despegando, Flipnote Studio llenaba parte de ese hueco creativo que teníamos muchos, permitiendo que cualquiera pudiera aportar su granito de arena. Os recomiendo que le echéis un ojo tanto a Flipnote Archive como a Sudomemo, porque vais a encontrar auténticas joyas. También mucho anime, puede que mal dibujado. Y memes de Luigi. Eran otros tiempos.
La colección ocupa doce Terabytes. Para que os hagáis una idea, cada flipnote son unos pocos kilobytes. Ahora echad cuentas. La mayoría de estos flipnotes estadísticamente no se van a ver nunca y sus autores probablemente ni se acuerden de ellos. Es un pedazo de historia reciente interesante ya no solo para aquellos que han crecido dibujándolos, sino también para los que no hayan visto nunca ninguno. La cultura de una época, la situación que vivían esas personas y el contexto que les ha tocado vivir permean no solo en las obras de arte, también en algo tan nimio como un dibujo o, en este caso, animaciones cortas. Hay quien puede pensar (y estaría en todo su derecho) que la preservación de los juegos y eso está bien, pero esto es pasarse. Que es un síndrome de Diógenes digital, que hay que coger si acaso los mejores y ‘palante, y precisamente esa es la forma en la que no hay que abordar este tema. No solo las mejores expresiones artísticas merecen ser salvadas, y os voy a poner un ejemplo muy tonto: si no me he encontrado veinte flipnotes ultrapochos con intros de anime grabadas de la tele con el micro de la DSi, no me he encontrado ninguno, y creo que no hay nada más representativo de una infancia en los dosmiles que eso.
Se puede sacar mucho de la obra si se mira con los ojos de la belleza, pero el contexto es crucial, y muchas veces solo los que lo han vivido son capaces de sacarlo. “Yo viví el lanzamiento de Windows Live, el anillo rojo de la Xbox 360 y que vendieran la PlayStation 2 hasta en los quioscos de prensa”. Eso es genial. Yo viví los flipnotes, y ha sido ver uno de Kéké con la música de Bleach y que se me saltaran las lágrimas, o esos mal dibujados y recordar exactamente aquella tarde con mi amigo. Preservar esas memorias y ofrecérselas a aquellos que no tuvieron la oportunidad de vivirlo es lo mínimo que podemos hacer.