La innovación debe empezar a ser una norma
En pleno 2020 lo cierto es que ya me empieza a resultar un poco raro el tener que hablar del tamaño de los mundos abiertos. Si bien es cierto que hemos vivido una época en la que las compañías desarrolladoras de videojuegos sacaban pecho del tamaño de sus obras y se les llenaba la boca al decir que su mapa era siete veces más grandes que el anterior -sobretodo a principios de esta misma generación-, el tiempo nos ha ido enseñando poco a poco una valiosa lección en este aspecto: cantidad no significa calidad. Lanzamientos como The Witcher 3, The Legend of Zelda: Breath of the Wild o incluso Red Dead Redemption II nos mostraron cuál era el camino a seguir, alejándose en mayor o menor medida de las cientos de actividades exactamente iguales y sin ningún tipo de profundidad que los juegos del género nos tenían acostumbrados.
Sin embargo, pasa el tiempo y parece que nada ha cambiado. Nos siguen llegando videojuegos gráficamente espectaculares, con un mundo enorme, pero que en el interior son exactamente iguales unos a otros. Sin irnos más lejos, hace unos días tuvimos una nueva presentación de Ghost of Tsushima, lo nuevo de Sucker Punch, y aunque artísticamente es una delicia, a los pocos minutos de gameplay te das cuenta de que ya has visto todo lo que te intenta vender en decenas de lanzamientos anteriores. Al igual que pasará, seguramente, con este Valhalla.
No es que sea algo realmente malo o negativo, pero, ¿cuándo vamos a ver una verdadera evolución dentro del género? Entiendo que en Ubisoft lo único que quieren es vender su producto estrella como lo más grande que hemos visto hasta ahora, ya que al final del día va a vender una cantidad de copias escandalosa sea un mejor o peor videojuego. Sin embargo, me es imposible no pensar en lo que podría haber sido Odyssey sino se hubiera obsesionado con ser cada vez más y más, y sí ser mejor, innovador o un punto y aparte dentro del género. Porque la aventura de Kassandra es una que merece la pena vivir, pero cuando llevas un par de decenas de horas a los mandos es muy difícil no verte aburrido por hacer exactamente las mismas actividades una y otra vez.
La esperanza con Valhalla era que dejaran de lado este aspecto magnificente dentro de la franquicia para darnos una experiencia enriquecedora dentro de la historia Vikinga. Parecía desde un principio que ese era el camino después de la información ofrecida por Malek Teffaha, jefe de comunicación en la división de Oriente Medio de Ubisoft, que aseguraba que Valhalla no sería el videojuego más grande y más largo de la saga. Parecía que desde Ubisoft habían escuchado las peticiones de una gran parte de la comunidad de los jugadores para intentar ofrecer algo distinto. Sin embargo, sólo unos días ha tardado la propia compañía en asegurar -a través de una entrevista a Julien Laferrière, productor del título- que sí, que Valhalla será más grande que Odyssey.
“Durante mucho tiempo”. Una frase que puede resumir perfectamente la filosofía de la gran mayoría de mundos abiertos de esta generación de consolas. No estamos hablando de que el contenido, sea mayor o menor, contentará a los jugadores con una experiencia enriquecedora, sino que se sigue haciendo hincapié en que tendremos misiones y horas para parar un tren, aunque sean todas completamente iguales. Habrá que ver finalmente cómo es Assassin’s Creed Valhalla y si de verdad mejora lo visto en Odyssey o no, pero, ¿es esto a lo que aspiramos también para la próxima generación dentro de este género? Porque empezarla con uno de los referentes en el género sin ningún tipo de evolución no me parece la mejor manera de crear una revolución más allá de los gráficos. Creo que empieza a ser el momento de que los mundos abiertos innovadores sean una norma, y no una excepción.