¿Punto y aparte, o punto y seguido?
Han pasado ya casi 10 años desde el lanzamiento de League of Legends por parte de Riot Games, la explosión del fenómeno de los MOBAs con este título como máximo exponente, la compra del estudio por parte de Tencent, y numerosos sucesos de los que se ha hablado aquí y en otros tantos portales. Sin embargo, de algo sobre lo que ya no se comenta en exceso es la ingente cantidad de clones y propuestas similares que se han ido desarrollando a lo largo de los años, motivo que ha sido fruto de conflicto entre Riot Games y Tencent, puesto que el estudio ha visto como terceros se aprovechaban de su producto para lucro, sin acción por parte de su matriz, puesto que en ocasiones se trataba de compañías que también se hallaban bajo el paraguas del gigante chino.
Sin embargo, y tal y como ha informado Reuters, parece que finalmente han llegado a un acuerdo para desarrollar una versión para dispositivos móviles tras años de disputas debidas, entre otros sucesos, al lanzamiento de Arena of Valor (llamado Honour of Kings en China), un proyecto prácticamente calcado a League of Legends y que actualmente es el título que más ingresos genera a nivel mundial, por más que su salto a Occidente no haya conseguido un éxito similar. Entre los motivos para este nuevo lanzamiento, se encuentra el descenso que ha sufrido League of Legends este año ante la explosión de Fortnite, y siendo su única fuente de ingresos, ha tenido que buscar soluciones, aunque todo apunta a que esta versión para móviles no llegará hasta el año que viene, y ni siquiera ha sido confirmada (o desmentida por Riot, lo cual hace que este rumor sume enteros), por lo que aún le queda tiempo en el horno hasta llegar al público.
Sin embargo, resulta llamativo que al igual que Nintendo, Riot Games vaya a trasladar más o menos al mismo tiempo que Nintendo (con Mario Kart Tour, que recibirá su beta cerrada este mismo mes) su franquicia, con las adaptaciones correspondientes para adaptarse al formato. Las prisas en estos casos no son buenas, y lo cierto es que la sensación de prisas excesivas en Riot se ha ido perdiendo con el tiempo (atrás han quedado los días en los que lanzar un nuevo campeón implicaba varias actualizaciones para balancear la novedad), y espero que esa situación se mantenga en el momento que den el salto a móviles, con un público tal vez menos exigente en líneas generales, pero mucho más difícil de retener ante la sencillez de acceder a muchos más títulos y aplicaciones a golpe de click.
Desde luego, y de forma más notable que adaptar todo el esquema de controles y jugabilidad, el verdadero reto será, bien optar por trasladar la experiencia que ya tenemos disponible en PC, o bien optar por mantener la base y hacer lo cambios pertinentes para que el jugador de tipo más casual no tenga que enfrentarse a partidas de una hora de duración de forma habitual en función del meta del momento, así como las toneladas de contenido que pueden impulsar un rechazo por parte de los usuarios, por la excesiva cantidad de tiempo requerida para desbloquearlo sin necesidad de pasar por caja. No sería de extrañar que, junto a los constantes rumores de un sucesor directo para League of Legends (que incluya un reseteo en este último punto), llegue esta versión para teléfonos móviles como un punto y aparte en la historia de Riot Games, con todas las mejoras que a nivel técnico ya no son posibles con su motor actual.