Sacarle los colores a los juegos
Una nueva generación de consolas no implica solo cambios en los juegos, su forma de desarrollarlos y las nuevas tendencias que pueden llegar a generar. También marca una estética, un camino a seguir en lo que a estilo se refiere. Llevamos bastante tiempo caminando por un espacio aséptico, lo más alejado posible del barroco que fue a principios de siglo, olvidar el realismo para dar paso al futuro. Bromas aparte, me podrá gustar más o menos el estilo de las nuevas consolas, pero indican cuál va a ser el nuevo “no va más”: el espacio futurista propuesto por Sony y la máquina insensible y férrea de Microsoft. Sony sigue tirando a un estilo joven, que no quiere tomarse en serio a sí mismo aunque lo intente con todas sus fuerzas, pero a Microsoft le da igual todo. Lo importante no es la apariencia, es lo que hay dentro de la máquina y lo que puede llegar a ofrecer, y no dejan de ser dos visiones distintas hacia un mismo objetivo: tu cartera.
Una de las cosas que más me gustan de una nueva generación es precisamente esa nueva faceta que se le quiere dar a los juegos, y una vez vistos las consolas y los mandos, llevamos a las cajas de los juegos. Hay millones de configuraciones posibles, algunas más agradables que otras y muchas que son para echarse a llorar. Sony ha presentado el modelo a seguir para sus carátulas, y como se puede observar se mantiene cierto estilo de PlayStation 4: colores planos en una franja superior, presumiblemente blanca, con una carátula azul. A bastante gente no le ha gustado, y creo saber el por qué: la imagen escogida de Spiderman pega más con un estilo en blanco y negro, pero el color azul de la caja rompe con ello, siendo un salto brusco de colores. Y esto es un problema, porque la plantilla presentada tiene que funcionar independientemente de la portada elegida. El blanco suele pegar con absolutamente todo, al igual que el negro, pero intenta replicar los mismos colores que la consola y mando, pero con un añadido adicional.
Cada caja cuenta una historia y remarca una época concreta, un estilo que se erigió como un estándar y que rara vez era roto. El medio ha evolucionado mucho en muy poco tiempo, y eso se nota. Hemos pasado de cajas con colores histriónicos noventeros a un modelo más estilizado, pero todo puede cambiar. Si no encaja el estilo, pueden probarse varios modelos, como ocurrió con PlayStation 2 y sus carátulas de colores. PlayStation 3 cambió el estilo en mitad de su ciclo de vida, y podemos tirarnos un buen rato hablando de aberraciones como las ediciones Platinum o Selects, muy buenas como concepto pero que suelen destrozar los artwork de los juegos. Diseñar una buena carátula es muy complicado, y puedo escribir un artículo de algo tan nimio como esto y nunca llegar a diseñar una mejor carátula, porque mantener el estilo es muy complicado.
Por lo general, se busca un juego de colores concreto y que encaje con la temática que quieres vender. Asimismo, dicha estética tiene que ser acorde no solo a dicha filosofía sino a los posibles títulos que saldrán en la consola: hay colores y formas que pegan y encajan a la perfección y luego están los Greatest Hits de la PlayStation original, cuyo diseñador se merece una pena de cárcel por provocarnos severas lesiones oculares. También hay que tener en cuenta cómo encaja todo el conjunto, si puedes poner un logo o solo texto, las opciones que tienen las empresas de personalizar sus presentaciones y qué tiene que estar sí o sí. Es bastante complejo y siempre hay una oveja amarilla que destroza (te estoy mirando a ti, Mario y Sonic en los Juegos Olímpicos de Londres), pero la estética tiene que agradar al máximo número de personas, y si se ha elegido así será por algo. El diseño de la consola también ha causado bastante rechazo, pero estoy bastante seguro de que una vez la tengáis en casa no os va a importar tanto. Lo importante está en el interior, siempre y cuando lo exterior no te deje ciego.