La dicotomía que muestra el acuerdo de publicación

La transparencia es una palabra que profanan con asiduidad tanto administraciones públicas como entidades privadas. Varios países cuentan con leyes de transparencia desplegadas a través de portales web que, sin embargo, muchas veces destacan más por ser engorrosos que por ser claros. Son cuantiosas las ocasiones en que un servidor ha gastado una cantidad de minutos considerable buscando algún contrato o registro público en estas páginas, cuando lo pertinente es que fuera un proceso simple y rápido. Entonces, quienes están ofreciendo estos datos, exigidos por la opinión pública, da la sensación de que al mismo tiempo están haciendo todo lo posible para complicar ese acceso libre a la información. La industria de los videojuegos no es un ente aislado y adolece de la misma falta de transparencia que el resto de instituciones. Lo podemos ver en que son pocas las editoras que hacen público su modelo de contrato de publicación, algo que ahora quiere remediar la distribuidora Raw Fury.

Raw Fury

Y es que la firma sueca ha decidido publicar este acuerdo en su web para que sea visto o descargado por cualquiera. De primeras, creo que Raw Fury demuestra una voluntad de transparencia real en contraposición con otras organizaciones. Esto es porque el procedimiento para acceder a este documento es fácil: tan solo hemos de entrar en el sitio, poner el cursor en la pestaña de About y clicar en la página Developer Resources. Automáticamente nos aparecerá un artículo con un enlace explícito a un Dropbox que contiene el contrato de publicación. Además, la empresa ha compartido en su Twitter una entrada en la que explica el porqué de su decisión, adjuntando un link que también nos lleva al texto que incluye el contrato.

Raw Fury TweetDejando de lado la complejidad de ciertos conceptos como los ingresos netos -que resultan de deducir impuestos, costes de materiales de distribución y royalties, entre otros elementos-, el escrito es comprensible si le dedicamos tiempo. En caso de tener dudas, una opción sería consultarlas con algún experto o preguntarle a la propia Raw Fury, que ha puesto a disposición un formulario de preguntas frecuentes. En línea con este afán de transparencia, no solo se está entregando el manuscrito en inglés, sino que también se ha traducido al español, brasileño-portugués, ruso, francés, japonés, coreano y croata; una lista que podría verse ampliada, pues Raw Fury ha informado de que es posible que añadan nuevos idiomas en el futuro. Con ello, la editora espera “incrementar la transparencia de la industria, publicando contratos que no deberían ser tratados como un secreto empresarial”.

Pero que son tratados como tal. ¿Por qué? Por la avaricia de unas empresas que quieren conservar su poder sobre los creadores. De verdad, lo veo lógico. Entiendo que los publisher deseen conservar ventajas por el gran trabajo de publicidad y distribución que llevan a cabo sobre los juegos. Pero todo tiene un límite y es inadmisible que se planteen contratos opacos, llenos de jugarretas legales, con la única finalidad de silenciar al desarrollador. Hay que recordar que las negociaciones incluyen a varias partes y que todas ellas tienen el derecho de verse representadas en los compromisos alcanzados. Lamentablemente, con la deficiente transparencia actual -el periodista Michael Futter no recuerda casos similares al de Raw Fury- es difícil alcanzar lo que debería ser normal.


Solucionar dicha problemática es sencillo, ya que se trata de una cuestión de voluntad en la que no valen las excusas de que la privacidad impide publicar determinadas notas. Hasta ahora Raw Fury está siendo transparente y ningún cuerpo policial-judicial ha presentado ninguna denuncia contra ella. Lógico, pues solo ha emitido un comunicado mediante su web. Espero que tras este hecho otros dejen sus prácticas abusivas y abracen una transparencia que beneficia a todos. Primero a la compañía, que cuenta con un desarrollador informado que le puede ayudar a la hora de comercializar ese juego que tan bien conoce. Segundo, al autor, que goza de una relación fluida con su interlocutor y que sabe en todo momento si puede pedir un adelanto de financiación o si será posible retrasar el lanzamiento. Para acabar, nos beneficiamos nosotros al poder disfrutar de unas obras que han tenido un desarrollo óptimo y que, en consecuencia, tienen mayores posibilidades de ser notables.