Tira más el culo de Tracer que el suicidio de una empleada
Activision Blizzard King se ha ganado a pulso la reputación de peor empresa. No es porque sus juegos sean malos (que no lo son), es por su filosofía. Ahora mismo se encuentra en ese cambio de dueño mientras es adquirida por Microsoft, Las “medidas” que iban a tomar han caído en saco roto y se ha juntado con la salida de Overwatch 2. Decir que este juego es de Blizzard es engañarse en el contexto en el que nos encontramos. Blizzard es un infierno que siempre ha estado ahí, aunque estuviera muy bien oculto, pero la responsable de mantener la desarrolladora tal y como era es Activision, la que está hasta arriba de frentes legales abiertos y sentencias condenatorias es Activision, y la que tiene la última palabra es Activision. Siempre Activision.
Overwatch 2 ha tenido un lanzamiento pírrico. Tener 25 millones de jugadores en diez días es un logro, no nos vamos a engañar, pero ha estado condicionado por todo tipo de problemas. Desde ataques DDoS hasta partidas que se transfieren mal, pasando por balanceo que no se va a solucionar hasta dentro de un mes pese a estar ya ahí. También está esa cosa de que si eres pobre y no tienes una línea telefónica fija no puedes jugar, ya que cada cuenta va vinculada a un número y no puedes usar una tarjeta prepago. Es una supuesta medida contra los jugadores baneados para que no puedan hacerse más cuentas, pero el resultado real es que estás segregando entre los que pueden permitírselo y los que no (aparte, quién es esta gente para exigirme un número de teléfono). Esa es una de las razones principales por las que no he entrado, porque moralmente me parece aberrante apoyar este tipo de sistemas, aunque sea de forma indirecta. También porque es un juego de Activision y me sentiría fatal por ser uno de esos 25 millones de los que alardear.
No quiero sonar como alguien moralmente superior porque no lo soy, cada uno es libre de jugar a lo que quiera y consumir el contenido que quiera. Lo que me preocupa es que nos hayamos olvidado de lo que ha pasado con Raven Software, que salgan más noticias y acusaciones por abusos sexuales y que lo dejemos pasar como si nada. Hemos asumido de forma colectiva que ABK funciona así hasta tal punto que apenas tiene repercusión. Hemos pasado de abandonar de forma masiva World of Warcraft a participar en el despegue de un juego de esta misma empresa, como si fuera cosa de esos meses y todo se hubiera solucionado mágicamente. En un entorno en el que lo que importa es el número de jugadores, esos 25 millones son un paso atrás tremendo que demuestra una vez más que nos da igual. Una de las razones por las que puedo llegar a entender esto es porque el juego es gratis, cosa que no va a pasar con Hogwarts Legacy. Ahí el sentimiento de estar apoyando algo con lo que no estamos de acuerdo tendrá el mismo peso que los setenta euros que va a costar.
Overwatch 2 es un meme desde su anuncio, con un inicio desastroso a la Cyberpunk 2077. Empiezo a sospechar que quizás sea yo el que tiene el problema de que le den arcadas tocar algo relacionado con ABK. Como siempre, los desarrolladores no tienen culpa de nada, no dejan de ser un engranaje más de esta maquinaria terrorífica y de algo tienen que comer. Del mismo modo, creo que los jugadores nos estamos creyendo demasiado que no tenemos un mínimo de responsabilidad de qué ensalzamos y que no, porque un juego como este no se mantiene solo.