"Cultura de la cancelación" y más mitos
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MGS1 was released in 1998. When I mentioned “anti-nuclear and anti-war” in an interview, the media laughed at me. I was ridiculed by my peers and by the company. pic.twitter.com/myyEVh6qcU— HIDEO_KOJIMA (@HIDEO_KOJIMA_EN) February 13, 2022
Aunque parezca que haya pasado una eternidad (y de hecho, los auténticos orígenes de la saga se remontan al año 1987), no fue hasta 1998, con el lanzamiento de Metal Gear Solid, cuando la franquicia más icónica de Hideo Kojima llegaría a PlayStation, para posteriormente disfrutar de varias adaptaciones que lo acercarían (aún) más a las masas. Sin embargo, en 1995, cuando se inició el desarrollo del título, no todos parecían tenerlas consigo, tal y como comentó ayer mismo el creativo, en base a la reacción que recibió cuando expresó su propuesta de una narrativa que no apoyase la guerra ni el conflicto nuclear. Con las correspondientes mofas y burlas de medios de la época, compañeros y superiores en Konami.
Estas declaraciones, semi aleatorias como todas las que da Kojima hoy en día, podrían relacionarse si somos un poco conspiranoicos con el posible conflicto que puede estallar entre Rusia y Estados Unidos (con Ucrania como excusa), y que podría conllevar el uso de armas nucleares. Dejando eso a un lado, ya que desconocemos si hay un Solid Snake en el ejército de cualquiera de los bandos, no deja de ser llamativa la reacción que hubo en aquel momento a la propuesta del bueno de Hideo. Si hay un país, de hecho, que sufrió las consecuencias de la bomba nuclear, ese es Japón, con Hiroshima y Nagasaki. ¿Por qué esa necesidad de hacer un alegato en favor de armas que causaron tanto sufrimiento a dicho país?
“Nucelar, la palabra es nucelar“
Aunque tras el éxito de la primera entrega, a pesar de la menor popularidad de la serie hasta el momento, legitimó la continuidad temática de la franquicia, sería interesante que esto hubiera ocurrido hoy en día, con la tendencia de hablar de “cultura de la cancelación” ante cualquier comentario mínimamente polémico, aunque no tenga consecuencias reales sobre las partes implicadas.
En una época en la que Call of Duty ha colaborado de forma activa con el Ejército de los Estados Unidos (más allá de las labores de propaganda, más o menos sutil, sobre su utilidad frente a [inserte miembro del Eje del Mal según intereses] como vía de atracción hacia el ejército) o en la que se intente reescribir la historia de un conflicto como la invasión militar de Iraq mediante Six Days in Fallujah, literalmente una propuesta antimiltarista hubiera ido a contracorriente frente al Status Quo. Y según los estudios de mercado que manejara el editor (en este caso, Konami), puede que el proyecto se hubiera cancelado o, como mínimo, sufrido una importante serie de modificaciones. En esta sociedad en la que vivimos, en la que aparentemente unas declaraciones pueden supuestamente arruinarte la carrera y cerrarte puertas (pero luego siempre hay medios al pie del cañón para cubrir cualquier historia relacionada), es interesante como, pese a la “cancelación” de juegos o compañías enteras (no quiero mirar a nadie, Activision Blizzard), resulta cuanto menos irónico que luego, a la hora de la verdad, estos autoproclamados boicots tienen la misma eficacia que estudiar media hora antes de un examen. Los lanzamientos importantes, en todos los listados de más vendidos y jugados.
Tal vez, hoy en día, Kojima tendría que haber aplicado la misma estrategia que se usa en un conflicto nuclear. No molestes, no vaya a ser que… el juego salga bien y la compañía esté comiendo durante años de mis creaciones, hasta el punto de tener que acabar nuestra relación laboral de malas maneras por diferencias creativas. Vaya, que casualidad, las mismas diferencias creativas que iniciaron todo.