Brandon Sanderson y el por qué no se adaptan tantos libros
Llevo un par de años sosteniendo una teoría. Una teoría muy personal que, con el tiempo, puede llegar a convertirse en una certeza para mí. ¿Conocéis a alguna persona que no le guste el cine? Probablemente, de ser así, sean pocas. Sin embargo, ¿conocéis a alguna persona que no le guste leer? Es muy probable que la respuesta sea afirmativa, ya que, en los últimos años, el gusto por la lectura ha caído en picado. De hecho, es probable que tú, querido lector, no disfrutes de la literatura. Si ese es el caso, me temo mucho decirte que estás equivocado. Y, sin ser yo aquí un psicólogo de masas, voy a intentar explicarte por qué. La teoría en cuestión se basa en que cualquier forma de entretenimiento audiovisual es válida. Es decir, el problema no es que no te guste leer. El problema es que no has encontrado ese libro que te haga saborear cada página y no poder despegarte de tu lectura. Y esto me parece aplicable a cualquier forma de entretenimiento.
He de admitir que yo mismo he tenido mis rifirrafes con los libros. Todos los hemos tenido. Pero es completamente comprensible que el gusto por la literatura sea cada vez más bajo con los años. Obviando la cantidad de información audiovisual que nos satura cada vez más y nos distrae de otras formas de entretenimiento (y lo digo yo, mientras escribo estas palabras para una web de videojuegos), la lectura obligatoria en la educación se ha convertido en el mártir de la propia literatura, absteniendo a una generación entera de descubrir por su cuenta un mundo lleno de obras e historias formidables. Hemos llegado a tal punto en el que los libros se asocian con el aburrimiento. De hecho, yo también llegué a pensar así. Hasta que di el paso y comencé a leer a Brandon Sanderson, el padre de la literatura fantástica moderna.
Sanderson avivó mi llama por la lectura
Para ser sincero, no fue con Sanderson cuando redescubrí mi afición lectora. Fue el verano pasado leyendo los libros de Harry Potter por recomendación de mí pareja. Sin embargo, fue Sanderson el que me hizo sentir la necesidad de devorar sus libros como si de un chuletón grande y jugoso se tratase. He comenzado a leerlo con la saga de Nacidos de la bruma una de sus primeras obras del universo que él mismo denomina como Cosmere, y desde entonces no he podido parar. Lectura recomendadísima para aquellos que sean enemigos de la literatura. Sin embargo, el tema por el que estamos aquí son los videojuegos (me he ido un poco por las ramas, lo sé). Lo cierto es que, al leer a Sanderson, una pregunta me inundaba la cabeza: ¿Por qué narices no han hecho aún un videojuego de esto?
En el pasado PlayStation Showcase, pudimos presenciar un adelanto del nuevo título de Luminous Productions en colaboración con Square Enix, Forspoken. El título será un RPG de mundo abierto que entra por los ojos: el espectacular foto-realismo, el basto mundo que promete ofrecer y lo impactantes que resultan los hechizos que produce la protagonista, hace que, por lo menos, sienta curiosidad por el mismo. No obstante, además de por la belleza de su mundo, Forspoken me sorprendió por la más que notable influencia de Sanderson. Sin entrar en muchos detalles, los enormes saltos entre edificios o la forma de lanzar hechizos recuerdan al sistema de magia de los alománticos en Nacidos de la bruma. Precisamente, no fui el único al que Forspoken pareció recordarle a la obra de Sanderson, ya que, al parecer, una persona en un foro de preguntas y respuestas le preguntó a Sanderson si él tenía algo que ver con el proyecto y si ese era el juego en el que dijo que estaba trabajando. Sanderson le respondió que efectivamente, está inspirado en sus obras porque los creadores son muy fans, pero que, desafortunadamente, cuando contactaron con él para ayudar tuvo que decir que no porque ya está trabajando en otro videojuego que será anunciado el año que viene.
Adaptaciones: más fácil decirlo que hacerlo
La respuesta de que aún no haya un juego de Nacidos de la bruma es bastante simple. Es difícil adaptar una novela a un videojuego. Muy difícil. Ya hemos visto miles de veces la relación amor-odio entre los videojuegos y la industria cinematográfica. Tantas que cansan. Ha habido muchos intentos por adaptar grandes franquicias de videojuegos a la gran pantalla, la mayoría de estos fallidos (aunque parece haber un atisbo de esperanza con películas como Detective Pikachu o la película de Sonic). En el caso contrario, es posible hacer una adaptación del cine al videojuego. Y de todas las posibles adaptaciones me parece la más fácil de realizar, pero precisamente por eso, la más problemática. Muchos recordareis aquella época en la que cada película de fantasía o acción iba acompañada de su videojuego, la mayoría de las veces con el único propósito de promocionar la película en cuestión. O incluso los más veteranos de la industria recordarán aquellos juegos de películas de Disney que eran tan buenos que aún hoy en día se recuerdan como títulos notables (y de los más difíciles) entre las primeras generaciones de consolas. La sucesiva oleada de títulos mediocres que se lanzaron al mercado en la primera década de los 2000 y su posterior decadencia fueron los motivos por los que se dejaron de producir videojuegos basados en películas.
Pero, ¿qué pasa con la adaptación de novelas a videojuegos? Este tipo de adaptación es, lógicamente, más complicado de realizar que del cine al videojuego por una cuestión muy simple: el cine, al igual que los videojuegos, es un medio audiovisual cargado de imágenes, escenarios y demás estímulos que ayudan a crear un entorno jugable. Una novela, no obstante, crea su mundo a partir de las palabras, lo que lleva a distintas interpretaciones y puntos de vista. Lo mismo pasa con las adaptaciones al cine. Sin embargo, al adaptar una novela al videojuego, además de todas las cuestiones de diseño, ambientación y personajes, se debe tener en cuenta el género al que lo queremos adaptar y el tipo de jugabilidad. Una tarea titánica, para nada simple y que pocos han conseguido con éxito.
Difícil no significa imposible
Obras como la saga de videojuegos de The Witcher o la saga Metro son varios ejemplos de que se puede hacer una adaptación sobresaliente de los libros a los videojuegos. Por desgracia, estos suelen ser un caso entre un millón. Muchos son los títulos que se han basado en la obra de H.P. Lovecraft para crear un videojuego, pero, ya sea por problemas de licencia o por problemas durante el desarrollo, no hay ninguno que haya logrado ser una adaptación fidedigna del universo “lovecraftiano”. Es por esto, por lo que Sanderson desconfía de crear un videojuego de Nacidos de la bruma. Un mundo rico y lleno de posibilidades para crear un videojuego, pero que le crea temor al autor por poder no estar a la altura de su obra en papel. En palabras del mismo Sanderson: “el mercado de los videojuegos es muy duro ahora mismo. Lo que me gustaría hacer para uno de mis juegos requeriría un montón de dinero. Y hacer un videojuego de un libro no es algo que se haya probado mucho. Se ha hecho muy bien, solo una vez que yo sepa, y de forma mediocre múltiples veces. (…) . Espero enormemente que alguna vez esto ocurra, sé muy bien lo que quiero para un videojuego basado en el mundo de Cosmere y voy a ser muy quisquilloso en eso.” Actualmente, Sanderson ya ha trabajado en el mundo de los videojuegos escribiendo las novelas basadas en el RPG Infinity Blade e introduciendo a uno de sus personajes de Nacidos de la bruma, Kelsier, en Fortnite (sí, el juego ese que hospitaliza a los niños).
En definitiva, el trabajo que conlleva realizar una de estas adaptaciones es inmenso, e incluso diría que más difícil que crear un producto de cero. Tan solo el hecho de crear una adaptación fidedigna a la obra original y que a los fans les guste es arriesgado. No obstante, espero el día en el que la obra literaria de Sanderson y las de otros escritores se recreen de una forma creativa y que pueda contentar no solo a los fanáticos, sino también, a muchas otras personas que aún no hayan descubierto esas historias. Mientras tanto, si no has leído a Sanderson, no se a qué esperas. Estoy seguro de que te sorprenderá.