Toca resurgir de las cenizas
Hace poco más de un año que Valve anunció su juego de cartas: Artifact. Un videojuego tuvo un lanzamiento difícil y que fracasó estrepitosamente al cabo de unos pocos meses suponiendo el despido de su diseñador principal: Richard Garfield. La evolución de Artifact podría verse como el nacimiento y muerte de un videojuego de forma acelerada sin un motivo claro detrás: No hubo review-bombing, ni excesivas críticas negativas, ni una popularidad que luego decayera… sencillamente no convenció desde el principio. Tras los primeros meses, Valve no tardó en cancelar las futuras actualizaciones y expansiones con el fin de centrar sus esfuerzos en volver a empezar desde cero: se rediseñarían sus mecánicas y se tendrían en cuentan las opiniones de los fans para hacerlo renacer. Gabe Newell adelantaba que Artifact 2.0 podría ser ambicioso y por fin ha llegado el momento: la beta de “Artifact 2.0” será una realidad y no se sitúa tan lejos.
Los desarrolladores del juego han realizado un breve comunicado hablando sobre la beta 2.0 de Artifact y cuándo llegaría. Reconocen haberse centrado en realizar cambios en la jugabilidad. Entre ellos, poder hacer zoom para visualizar las tres sendas a la vez y pese a que la mayoría de efectos son individuales (se aplican a una senda) el jugador se sentirá menos excluido (tendrá más opciones). Por otro lado, se han esforzado en hacer que el juego sea más fácil de aprender y accesible. Como por ejemplo, añadiendo nuevos modos de selección, de selección de héroe en la construcción de mazos para no añadir más presión al jugador. Así como también un nuevo modo de pruebas para ayudar a los jugadores a diseñar, construir y probar mazos.
En cuanto a cuándo podría estar la beta, los desarrolladores afirman estar trabajando en “probar cosas aburridas” y que después empezarían a llegar las invitaciones a la beta cerrada poco a poco (comenzando con los jugadores del lanzamiento original). Y después de una breve transición, llegaría la beta abierta que en un tono jocoso esperan ser más corta que la del Dota 2 para tener por fin el relanzamiento del juego. Uno de los cambios más significativos será que ya no se venderán cartas ni mazos como tal. Las cartas se conseguirán simplemente jugando pero Valve espera poder vender “algunas cosas” que no han sido desveladas de momento.
En el mundo de los videojuegos, rara vez funcionan las segundas oportunidades. Existen excepciones como Warframe o Destiny 2 pero cuando un juego por sí solo no depende de ampliar la base de jugadores y fracasa igualmente, tiene una difícil salida: identificar los problemas de raíz y, por lo general, rehacer el videojuego. Esto no suele hacerse porque ya de por sí es duro tirar por la borda años de trabajo y esfuerzo, pero la mayoría de las veces simplemente es más sencillo crear un nuevo juego, ya sea retomando una saga o lanzando una nueva IP con cierta familiaridad. De igual forma que las segundas oportunidades no funcionan, el último intento siempre redime cualquier fracaso anterior como si nos caracterizásemos de una memoria pasajera benevolente conscientes de la enorme tarea que supone lanzar un videojuego al completo.
Los motivos por los que Artifact fracasó son diversos, desde su diseñador que lo atribuye al carácter pay-to-win del juego y la falta de logros/objetivos dentro el juego (descargando gran parte del peso al recibimiento inicial y las posteriores reacciones sociales) hasta la opinión de expertos en TCG que lo atribuyen a la extensa duración de las partidas y la complejidad de las mismas (salvando las distancias con la falta de modos y políticas de monetización). Artifact llegó además tarde, después de juegos como Hearthstone y GWENT que ya volvieron a los jugadores más aprehensivos a aprender otro juego de cartas. En mi opinión, tal vez sea su propia concepción de forzar las mecánicas base de cartas a las mecánicas existentes en Dota 2 en lugar de tomar un conjunto de mecánicas base que ya funcionaban como el autochess y adaptarlo a la temática/lore de League of Legends como el Teamfight Tactics de Riot Games.
Otro motivo podría ser que Artifact tras todas esas capas de complejidad no podía transmitir la novedad y la sensación de aventura que Hearthstone consigue actualización tras actualización lo que lo volvía poco atractivo en el tiempo para tratarse de un juego de servicio. Eso sumado a una clara falta de apoyo por parte de Valve sería el cóctel ideal para un fracaso asegurado. Y a juzgar por los nuevos cambios introducidos, tanto por tratarse de una segunda oportunidad como por los cambios en sí, me temo que no serán suficientes si quiere convertirse en el referente de un juego de servicio. También cabe preguntarse hasta qué punto Valve está interesada en este juego porque se encuentra en una posición muy cómoda en la cual no necesita ser un auténtico desarrollador de videojuegos. La comodidad y el tiempo ha hecho de Valve una empresa que no arriesga nada porque nunca está en riesgo y, por tanto, no necesita valerse del ingenio que podría llevar a sus juegos a dar ese salto, pequeño pero significativo, que necesitan sus juegos para alcanzar el nivel de maestría que tuvieron con Half Life 2. Valve, a diferencia de Activision-Blizzard, podrá dormirse en los laureles cuanto quiera pero es triste que una empresa que cuente con semejantes recursos siga sin dar con la tecla en aquello por lo que ha sido grande todos estos años a través de su tienda digital Steam.