La importancia del ambiente
Un videojuego puede ser bueno o malo por diversos motivos, de hecho, es muy raro encontrar algún título que falle o acierte en todos sus apartados. A veces es fácil identificar las razones por las que un juego nos gusta o no, y otras es bastante más complicado, esas razones se vuelven más sutiles o se mezclan entre sí, y nos llevan a la pregunta “¿Por qué me está gustando tanto este juego?”. Hacía tiempo que no me pasaba algo así, hasta que me decidí a jugar a The Medium, hace apenas una semana. Prácticamente desde su inicio supe que la experiencia me iba a resultar satisfactoria, aunque no sabía muy bien por qué. A pesar de que iba con cierto miedo, debido a las críticas negativas que había oído acerca del juego, sus primeros compases me resultaron tremendamente satisfactorios, y me dejé atrapar con facilidad.
The Medium es una aventura de terror en tercera persona que casi podría considerarse un walking simulator, aunque posea algunos elementos que la diferencian de los rasgos principales de dicho subgénero. No estamos ante un survival horror como tal, ya que no hay gestión de recursos, ni combates, más allá de persecuciones y secciones de sigilo para evitar a los enemigos. Nuestras posibilidades de defensa se reducen a pequeños elementos interactivos del entorno que utilizamos en zonas muy puntuales o a la utilización de una suerte de escudo con el que atravesar zonas dañinas para nuestra protagonista. Así que, en definitiva, se acerca más a un walking simulator de terror que a un survival, y para que un walking simulator me resulte destacable debe tener ese algo que lo diferencie, para no quedarse en un título simplemente aceptable. Y, desde mi punto de vista, The Medium lo tiene, sin ninguna duda, de lo contrario no habría querido escribir sobre él sin apenas saber qué iba a escribir concretamente.
Creo que lo primero que me gustó del título desarrollado por Bloober Team fue su apartado visual y la atmósfera que creaba. No me esperaba una calidad gráfica tan alta en los entornos y escenarios que se nos presentan a lo largo del juego, y desde sus primeros compases ya hace gala de ello, con un apartamento increíblemente detallado y fotorealista. Los reflejos en cristales, las texturas y brillos de la madera o las paredes, o los efectos lumínicos de las luces que entran a través de cortinas. Pero la calidad y el detallismo visual de The Medium no se quedan refugiadon en los espacios interiores, más limitados y “fáciles” de detallar, sino que se expande a entornos mucho más diáfanos y naturales, como bosques o senderos de montañas, manteniendo el mismo nivel de detalle, y creando no solo entornos bonitos, sino atmósferas poderosas. Las hojas que cubren el suelo pueden apreciarse casi una a una, y los juegos de luces y paletas de colores conforman una estampa increíblemente cinematográfica y realista que no me esperaba de una producción como The Medium.
Sin embargo, no es únicamente el despliegue gráfico lo que hace atractivo y magnético a este título, hay muchos juegos con gráficos apabullantes que no llegan a conseguir una personalidad propia, hay que hacer un buen uso de esos recursos para que valgan de algo. The Medium lo logra combinando la calidad visual con ingeniosos juegos de cámaras semi fijas y con un apartado artístico y de diseño de escenarios tremendamente personal. Este motivo puede ser el más personal y subjetivo de los que he encontrado para enamorarme de The Medium, pero, sin duda es uno de sus encantos, y es que las cámaras fijas y los ángulos muertos son una piedra angular del terror en los videojuegos, ideales para crear momentos de suspense, indefensión y sorpresa, por no saber que nos espera a la vuelta de la siguiente esquina. Sin embargo, The Medium los utiliza de otra forma, para seguir potenciando ese impacto visual y atmosférico que lo hace brillar. La manera en la que están colocadas muchas de las cámaras nos dejan estampas brillantes, ya sea por el ángulo con el que se orientan sobre el escenario o por los juegos de luces y colores que aprovechan. Tanto en interiores como en exteriores nos regala algunas vistas simplemente magnéticas que se explican mejor con imágenes que con palabras.
Por otro lado, los escenarios más realistas y cotidianos del juego parecen estar elaborados con mucho cuidado por mantener el parecido con la realidad en la que se inspiran, y esto los hace tremendamente inmersivos y creíbles, además de aportar un contraste refrescante al combinarse con los imaginativos escenarios surrealistas de “la otra dimensión”. Por ejemplo, el bloque de apartamentos donde se inicia la aventura es prácticamente un calco de la realidad, de los bloques de viviendas que empezaron a proliferar en la Polonia posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial. Caí en la cuenta cuando salí al rellano y el escenario que me rodeaba me resultó muy familiar, no tardé en recordar dónde lo había visto, en The Observer, otro título ambientando en Polonia, pero “decorado” con la una estética noir y ciberpunk. Sin embargo, el edificio en sí era prácticamente idéntico. Otro ejemplo de esta fidelidad a la hora de diseñar escenarios la encontramos en el Hotel Niwa, un complejo vacacional en el que se desarrolla gran parte del juego, y que se inspira, con todo lujo de detalles, en la arquitectura que se extendió en la órbita de influencia soviética durante la segunda mitad del siglo XX.
Por último, para complementar estos escenarios más realistas, The Medium nos ofrece una realidad paralela que explorar al mismo tiempo que recorremos el mundo real, y que se caracteriza por una estética surrealista y onírica. Se trata de versiones deformadas de la realidad tangible, y que podemos observar y comparar en tiempo real mientras nos movemos a través de ellas. Y es que esta idea, la de explorar realidades alternativas, no es para nada novedosa, ya en 1999 Silent Hill llevó esa propuesta a los videojuegos de terror. De hecho, The Medium probablemente se haya inspirado en la obra de Konami. Sin embargo, lo que destaca en este título es la simultaneidad de la mecánica, ya que exploramos ambos mundos al mismo tiempo, controlando con los mismos comandos a las protagonistas de ambas realidades, y pudiendo interactuar con elementos de los dos lados, causando efectos y consecuencias de un lado al otro.
Mediante estos elementos, en mi opinión, The Medium consigue conjurar una atmósfera muy propia personal que lo hace interesante y que lo hace destacar. Su historia también es interesante, sí, pero no inventa nada nuevo. Lo mismo ocurre con su narrativa, o con el desarrollo de los personajes. Es bueno, pero no rompe ninguna barrera. Sin embargo, su atmósfera y su aspecto visual atrapa desde los primeros pasos, y te hace seguir jugando sin saber exactamente qué lo hace tan bueno. No sentí en ningún momento la monotonía de la que pecan los walking simulator de terror cuando se alargan más allá de las cinco horas de juego, a pesar de que la mayoría del tiempo simplemente caminas o resuelves pequeños puzles. Pero, The Medium supo construir un ambiente que atrapa al jugador y lo hace querer seguir caminando y examinando objetos, gracias tanto a su apartado visual en general como a su manera de introducir la exploración de la realidad paralela.