Verano azul
Dentro de mí hay dos tipos de jugador: el que disfruta a su ritmo de juegos tranquilitos y cozy y el que adora destripar demonios y seres del averno con sus manos desnudas ensangrentadas. Koa and the Five Pirates of Mara entra en la primera categoría, no asustarse, y es que el rollo que llevan en Chibig con sus licencias es muy, muy desenfadado. El público objetivo es… bueno, todo el mundo. En un medio donde se glorifica la violencia indiscriminada y se ha ido dejando atrás progresivamente a los más pequeños de la casa, que existan juegos como este es una bendición. Además, así no son explotados para trabajar de forma gratuita para Roblox.
El juego desde el primer microsegundo que se abre está lanzando buenrollismo que tira para atrás. Ya no es solo la música veraniega, sus vivos colores y esa animación introductoria que da para serie, es que te infunde con una alegría y felicidad desbordantes. Sin embargo, toda esa fachada super chula esconde un tenebroso secreto, y es que el juego está muy pensado para speedrunners. El diseño de niveles viene de mano de Talpa, creadores del aclamadísimo Mail Mole, así que hay pedigrí de por medio. La mecánica de movimiento básica es correr, saltar, dar una voltereta justo cuando toquemos el suelo y volver a saltar, empalmando volteretas y saltos constantemente. Recorrer así los mapas es tremendamente satisfactorio, el juego te incita a ello constantemente. Lleva un par de niveles darse cuenta de que, por ejemplo, apenas podremos movernos cuando estemos en el aire, así que tendremos que redirigirnos cuando estemos haciendo la voltereta o cometer el agravioso pecado de pararnos.
Pararse en juegos así es mortal. El ritmo tan vertiginoso se convierte en el equivalente a esperar que baje el ascensor del piso más alto. Cada cierto tiempo se nos presentarán nuevos retos, como plataformas que aparecen y desaparecen a cada salto o se mueven a ciclos concretos, y quizá mi opinión no sea mayoritaria, pero odio esperar. Con toda mi alma. Sobre todo por llegar antes de que empiece siquiera el ciclo. Este es el mayor choque que considero que tiene el juego, y es que no estoy muy seguro de que hayan conseguido un balance correcto entre rapidez y habilidad. Por un lado, tenemos esa velocidad trepidante que insta a pegarte con cada recoveco y a hacer virguerías; por otro, me pide que frene cada dos por tres para esperar o me penaliza por ir demasiado deprisa. Quizá es que no soy lo suficientemente rápido (seamos sinceros, seguramente no soy lo suficientemente rápido), pero dejo de sentirme incentivado por ese movimiento constante y lo único que quiero es salir del nivel lo antes posible. Luego ves las tablas de clasificación y te pones a llorar.
Cada nivel consta de tres coleccionables a conseguir, los cuales irán desbloqueando complementos estéticos para Koa. También tendremos tres marcas de tiempo a batir para conseguir una medalla de bronce, plata u oro. Quitando alguno más ajustado, batir esas marcas no es excesivamente complicado, algo que cuadra de lleno con ese ambiente desenfadado que trata de transmitir. Lo gracioso viene al ver esas tablas de clasificación con tiempos muy apurados y con los que solo puedes soñar. Otras islas opcionales tendrán niveles acuáticos o misiones diferentes con los que desbloquearemos algún que otro extra y aún más coleccionables, añadiendo algo de variedad al conjunto.
El mapa general se va desbloqueando poco a poco y recuerda muchísimo al de Phantom Hourglass, pudiendo añadir mejoras al barco para que no se haga pesado moverse entre las diversas islas. La última fase siempre será un jefe, cada uno funcionando de forma distinta, y al vencerle nos dará un mapa para la siguiente zona. Además, se nos dará la oportunidad de hacer una carrera contra las amigas de Koa para conseguir mapas extra para islas menores.
El juego en sí mismo, lo que viene siendo el núcleo central, es muy bueno. Los problemas empiezan a surgir cuando se van añadiendo capas, y es que Koa and the Five Pirates of Mara no tiene claro qué quiere ser. Me planteas un juego infantil, para speedrunners pero no demasiado, con un sistema de movimiento ágil pero parando la acción una y otra vez, y a la vez intentando centrarlo en la historia para incluir al público de Chibig. Como concepto está muy bien, pero acaba sintiéndose como un plataformas que incluye alguna opción para speedrunners y poco más. Junto a esto, el juego está un poco a medio cocer. La cámara no está cuidada, haciendo giros extraños o colocándose en puntos que no dejan visibilidad. Si un objeto se pone entre Koa y el jugador, a veces podremos verla y otras no, y cuando lo hagamos será con un círculo ínfimo que no dejará maniobrar demasiado.
Por otro lado, la música se repite más de lo que debería, hay animaciones con menos frames que otras, los sonidos a veces no están del todo nivelados y hay algún bug tonto con los textos. Hasta las colisiones a veces no quedan claras, y eso en un plataformas tan rápido como este puede ser un problema importante. El mapa pierde la gracia demasiado rápido y se vuelve tedioso, la isla principal se siente muerta al no tener nadie animaciones y la historia tiene demasiado texto para no acabar diciendo nada.
No quedan días de verano
Sé que parece un desastre tras toda esta retahíla de problemas, pero no es un mal juego. Sí, tiene fallos y claramente no sabe definirse, queriendo abarcar todo sin perfeccionar demasiado, pero jolín, me lo he pasado bien. He repetido niveles una y otra vez para conseguirlo todo lo antes posible y queriendo ser más veloz que el rayo, y aunque terminase cansado y algo frustrado al día siguiente tenía ganas de cogerlo de nuevo. Quizá a un niño pequeño le entre mucho mejor, ya que la imaginación que se tiene para rellenar los huecos hace que una experiencia así se haga más grande de lo que realmente es. El último nivel es para encerrar a alguien, eso sí; la curva de dificultad sube de forma exagerada y ahí sí que me he enfadado “de verdad”.
Koa and the Five Pirates of Mara podría haber sido una experiencia bestial para los amantes del speedrunning o un plataformas más cohesionado y variado si se hubieran centrado exclusivamente en una de esas partes. La falta de pulido provoca que pierda carisma y que nada ni nadie te importe lo más mínimo, pero tampoco puedo decir que el resultado sea un desastre absoluto. Es un juego que está guay, para echar un par de tardes, pero me apena que este recorrido por Mara me haya sabido a poco. Quizá me he hecho mayor de golpe o quizá soy un paquete. Nunca lo sabremos.
Esta crítica ha sido realizada con una copia digital para Steam cedida por Tesura Games.