Seguir los pasos de Kamurocho
La falta de juegos japoneses es la mayor debilidad de Xbox. No hay suficientes títulos enfocados a este sector de la comunidad. Si PlayStation cuenta con numerosos exclusivos como Persona 5 o Bloodborne y Nintendo tiene a Zelda y Mario, Microsoft solo dispone de algunos multiplataforma como Kingdom Hearts 3 o Final Fantasy XV. Esto repercute en que la popularidad de la marca en Japón es mínima, vendiendo poquísimas consolas a la semana. Es una situación “inaceptable”, decía Phil Spencer durante una entrevista en Gametag Radio. Se están perdiendo una parte del pastel sin siquiera batallar. Por esta razón en los últimos meses los de Redmond han llevado a cabo movimientos con tal de darle un vuelco a la dinámica. Una de estas acciones fueron unos viajes de Spencer a Japón de los cuales se trajo la saga Yakuza a One. Ahora nos llega Yakuza Kiwami, remake del primer título de esta gran obra de SEGA.
La aventura de Kiryu tiene un carácter muy marcado y es muy sólida en todos sus aspectos. Nos situamos en Kamurocho, Tokio. Somos un mafioso que tiene que resolver unos contratiempos que afectan a la organización y a nuestro círculo. El barrio que podemos recorrer es bastante pequeño, pero Kiwami convierte esa deficiencia respecto a otros mundos abiertos en su mayor virtud. Al contar con un espacio más reducido, el juego es capaz de desarrollar el argumento con interés. Los giros de guion son efectivos y los personajes tienen carisma. Sobre todo nuestro protagonista: duro a simple vista, un caballero en su interior. La composición del mundo también beneficia a las misiones planteadas en él. Existe variedad de quehaceres, desde encargos con historias curiosas hasta minijuegos tan divertidos como el del Scalextric. Se acaba generando así un título muy compacto. El binomio historia-mundo nos plantea un territorio repleto de detalles, tiendas conocidas o gentes; un Kamurocho vivo.
Deben ir poco a poco conformando un catálogo de juegos japoneses de calidad que les dé un cierto reconocimiento.
Precisamente, Microsoft debe aprender mucho de Yakuza. Los estadounidenses no tienen suficiente prestigio en tierras niponas, lo que significa que una inversión agresiva de primeras sería demasiado peligrosa. No pueden asegurarse una exclusiva porque no saben si habrá alguien que comprará el producto. Deben ir poco a poco conformando un catálogo de juegos japoneses de calidad que les dé un cierto reconocimiento. De hecho, con la actual falta de lanzamientos por el coronavirus tienen una oportunidad para mirar al pasado y traer grandes títulos. El RPG es vital y lo saben. De ahí la llegada de todos los Kingdom Hearts y varios Final Fantasy. De la misma forma, podrían animarse y romper exclusividades del rol como las de Dragon Quest. En el terreno de las aventuras están cumpliendo con Yakuza, pero les faltan referentes como Metal Gear Solid. Tampoco hay que olvidarse de las novelas visuales, un género asentadísimo en Japón. Es incomprensible que no hayamos visto Steins;Gate en One habiendo salido en 360.
Engrosar el catálogo es un proceso complicado y largo. Exige de acuerdos con las editoras por tal de adaptar una gran cantidad de videojuegos que aún no han llegado a Xbox. Una vez se haya conseguido un conjunto representativo, lo siguiente sería la producción de juegos first parties. “Estaría bien comprar algún estudio japonés”, afirmaba Spencer en una entrevista a GamesIndustry. Esa sería una buena opción, ya que se estaría absorbiendo alguna IP relevante en el mercado japonés. Sería un plus de prestigio y un golpe de efecto. No podría ser una Bandai o Capcom, pero sí una Arc System Works o Level-5, lo cual les aseguraría tanto una hornada de juegos de lucha como de rol. Un paso más allá sería la producción de nuevas IP a través de la creación de divisiones de Xbox Game Studios. No se trata de tener un catálogo enorme, sino de forjar una imagen fuerte con los juegos multiplataforma insignia y tu propia oferta.
Aprovechar Xbox Series X
El problema es que Microsoft parte casi de cero. Las bajas ventas en suelo asiático no son casualidad, son el resultado de años de olvido por parte del gigante tecnológico. Establecerse entre ese público será difícil, por lo cual hay que ir poco a poco. Construir un catálogo lo suficientemente extenso donde el pilar sea la calidad. Es decir, imitar la estructura del mundo de Yakuza. Esto es un procedimiento que lleva tiempo. Con el pistoletazo de salida de la nueva generación todo empieza de nuevo. Xbox debe aprovechar su buena imagen inicial conseguida con las presentaciones de Series X. Han subsanado sus errores comunicativos del pasado y tienen una consola a priori más potente. Están cumpliendo con sus promesas. Tan solo tienen que eliminar un defecto que se han comprometido a solucionar: la falta de juegos japoneses.