Ahí está Pac-Man Championship Edition 2

Tropezarte con un gran título del cual desconocías su existencia es una de las mejores sensaciones que podemos experimentar con los videojuegos, y eso es algo que me ha pasado con Pac-Man Championship Edition 2. Una obra que recoge la fórmula del clásico arcade de Namco, pero a la que le añade unas cuantas novedades. Al mismo tiempo que tenemos que comernos las bolitas amarillas para cambiar de laberinto, también debemos pasar por delante de unos fantasmas dormidos con tal de despertarlos, para que estos se adhieran a cada uno de los cuatro fantasmas principales. Una vez cumplido este objetivo, una fruta nos dará la posibilidad de zamparnos los “trenes de fantasmas” y así ganar puntos hasta que se acaben los cinco minutos de partida. Es una idea simple, aunque tremendamente adictiva.

Hay dos factores que explican lo absorbente que es esta versión del Comecocos. Uno es el propio concepto de juego: pasar fases cada vez más complicadas -la velocidad de Pac-Man se incrementa, así como la de los enemigos- , ganar sucesivamente más puntos y recibir un galardón. Una puntuación que podemos mejorar, ya que vamos aprendiendo las mejores rutas para evitar a los cuatro fantasmas y para despertar a los dormidos. Asimismo, nuestra habilidad se perfecciona conforme jugamos más, lo que nos lleva a la otra clave de Championship Edition 2: el control. Hacerse con él es fácil porque resulta muy intuitivo. Tan solo tenemos que mover un stick hacia la dirección deseada. Sin embargo, dominarlo es otro cantar. La velocidad del juego aumenta, por lo que es vital ser rápido con el analógico, algo que en nuestros comienzos será complicado, pero que al final nos será más sencillo. Además, es capital mover el joystick no el momento justo de girar, sino un poco antes, para así tomar las curvas velozmente. Controlar todos estos aspectos del control es apasionante, y es un ciclo vicioso, pues siempre descubres facetas en las que mejorar. Ah, y hay que decir que mover el stick hacia todos los lados es muy placentero.


Precio recomendado del lanzamiento de Bandai Namco: 12,99€


Teniendo en cuenta los estándares de la industria, Pac-Man Championship Edition 2 costó poco en el momento de su salida. Pese a ello, el juego se ha convertido en uno de mis favoritos que he jugado durante este año, y lo va a continuar siendo gracias a su duración casi ilimitada. No obstante, a Jim Ryan seguramente no le parezca tan bueno; seguro que lo califica como una propuesta menor. Supongo que también dirá lo mismo de Disco Elysium y su precio de lanzamiento de 39,99€ o incluso de The Legend of Zelda: Breath of the Wild, que valió entre 60€ y 70€.  Todo esto lo digo porque Ryan, CEO de Sony, ha justificado los 80€ de los exclusivos de PlayStation 5 porque “serán los mejores juegos exclusivos del mercado”, en declaraciones a Naver (vía Gaming Bolt). Para el ejecutivo, el incremento en el precio vendrá acompañado de unas experiencias inolvidables dignas de la nueva generación.

Jim Ryan

“Me gusta la pasta”.

Lo siento, pero no me lo creo. En el futuro saldrán exclusivos de Microsoft y Nintendo que serán impresionantes y que serán catalogados como los “mejores de la generación”; su precio será inferior a los de PlayStation 5. Incluso habrá juegos de PlayStation 4 como The Last of Us: Parte II, cuyo precio de lanzamiento fue de 70€, que continuarán siendo considerados superiores a los de la quinta PlayStation. En realidad, la decisión de subir los precios hasta límites prohibitivos no tiene que ver nada con la calidad, sino que es una cuestión que, a mi parecer, descansa en dos motivos. Uno en la necesidad de compensar los costes cada vez más altos de los desarrollos de Sony y dos, no menos importante, en la avaricia de Jim Ryan. Pienso que Ryan cree que los consumidores pagarán gustosamente la subida porque se fía del apego de PlayStation entre el público, sobre todo después de la preeminencia de la marca en esta generación. La verdad, deseo que la nueva generación esté competida, pero eso no quita que espere que se castigue a Sony, obligándola a bajar los precios, como también se castigó a Xbox One por su Kinect y toda la parafernalia de la conexión obligatoria y la prohibición de la segunda mano. Porque si la fórmula de Jim Ryan funciona, las demás compañías la empezarán a copiar, lo que hará de este hobby un mundo un poco más inaccesible para la gente.