Cryptico

Antes de empezar, he de lamentar el no ser capaz de hablar en profundidad sobre Inscryption sin tener que destripar momentos claves del juego que me tomaron completamente por sorpresa y que convirtieron a la obra de Daniel Mullins en una de la más únicas que he vivido este año. Dicho esto, esta es una crítica libre de spoilers, así que avancen sin cuidado.

Nuestro captor no solo será nuestro rival, sino también una especie de dungeon master que controlará nuestro destino

Inscryption, en un comienzo, es un juego de cartas con mecánicas rogue-like y escape room basado en una cabaña misteriosa donde somos rehenes de un siniestro ente al que solo somos capaces de verle los ojos y ocasionalmente sus retorcidas manos cuando interactúa con nosotros. El juego nos empuja a fallar nuestros primeros intentos de derrotarlo de manera deliberada para ir descubriendo tanto secretos que hay dentro de la cabaña -y que nos ayudarán a ir obteniendo recursos para vencer al tramposo ente antagónico- como para ir desvelando qué ocurrirá con nosotros al perder y así darnos cuenta de que apostamos mucho más de lo que haríamos en cualquier tipo de juego de cartas normal.

Tanto el juego de cartas en sí como la implementación de las mecánicas rogue-like y cómo van sumando para ir armando mazos basados en la sinergia entre cartas ya bastarían por sí solas para hacer un juego destacable, quizás algo muy fácil de desbalancear, pero Inscryption va mucho más allá del simple tablero y, por eso mismo, se puede percibir que Daniel Mullins lo hizo de esta manera deliberadamente, pues los rivales a los que nos enfrentaremos a través de la historia del juego harán de todo menos jugar limpio.

Nuestro siniestro rival no solo juega contra nosotros, sino que además controla el tablero por el cual nos iremos desplazando cual dungeon master en un juego de rol. Entre los diversos eventos que nos iremos encontrando en el camino tendremos la opción de mejorar nuestras cartas en una hoguera rodeada de montañistas hambrientos, un verdadero riesgo dado que la gran mayoría de los entes representados en nuestras cartas son animales y, dado esto, siempre tendremos el riesgo latente de que uno de ellos se abalance sobre nuestras criaturas mientras estemos descuidados y se la devoren, perdiéndola para el resto de la partida. También habrá piedras de sacrificios donde podremos ofrecer la vida de una criatura a cambio de otorgarle su poder especial a otra y así ir potenciando el mazo.

La narrativa del sacrificio

Cada paso adelante que demos a través del peligroso mundo que nos establece nuestro rival y captor significará realizar un sacrificio. De hecho, el sacrificio como tema está tan inserto en la narrativa de Inscryption que no solo tendremos que sacrificar criaturas cada vez que queramos invocar otras al tablero, pues cada criatura tiene un coste determinado de o sangre -que implica la cantidad de bestias que deben ser sacrificadas para invocarla- o huesos, los cuales ganamos cada vez que una de nuestras criaturas muera, ya sea a manos del enemigo o por sacrificio.

Inscryption

Sacrificar criaturas para poner unas más fuertes es vital

Y fuera del tablero también tendremos que realizar diversos sacrificios si queremos ganarle a nuestro tramposo rival. Una ventaja que tendremos para vencer sus jugarretas son diversos objetos que se nos darán en puntos específicos del mapa. Estos pueden variar desde botellas con cartas dentro que podremos colocar inmediatamente en nuestra mano al usarlas hasta tijeras que nos servirán para cortar cualquier carta enemiga. Pero los objetos verdaderamente interesantes y que van de la mano con esta narrativa del sacrificio son el alicate, el cual nos permite arrancarnos una muela para poner en la balanza que cuenta los puntos de vida restantes nuestros y del rival para ganar una leve ventaja e incluso un cuchillo que podremos utilizar para arrancarnos un ojo y casi asegurar la partida.

Esto plantea la pregunta, eso sí, de si será solo nuestro rival quien ha enloquecido al encerrarnos para jugar contra él o si nosotros mismos no hemos sucumbido a la locura, llegando a tales extremos de auto mutilarnos con tal de ganar un juego de cartas. Inscryption plantea las preguntas, pero las respuestas las tendremos que ir resolviendo nosotros mismos a medida que juguemos y, aun tras terminar el juego, puede que muchas dudas queden rodeándonos. Sin duda el aura de misterio de los primeros compases del juego pierde intensidad en la segunda mitad, pero no por ello el juego pierde la capacidad de sorprendernos en ningún momento de principio a fin e, incluso, tras varias partidas extra podremos seguir desvelando secretos y uniendo piezas que apuntan a una trama mucho más grande de lo que pudiera parecer en un comienzo.

¿Tienes un plan?

Galardón-Plata-HyperHypeInscryption como juego de cartas puede ser relativamente fácil de romper, sobre todo entre más partidas juguemos y más cartas y mejoras vayamos desbloqueando. Aunque este es mi apartado favorito del juego, está lejos de ser el punto central de la obra, la cual trasgrede todos los esquemas en los que uno ponga al juego incluso sabiendo que en el camino vendrán sorpresas, pues es inevitable que en más de alguna ocasión te pille desprevenido. Aunque a mi gusto el juego pierda potencia tras la primera mitad, es cierto que todo sirve a la narrativa global y que, de no haber continuado, me hubiese perdido una de las mejores experiencias del año en el medio del videojuego. Inscryption es mucho, mucho más que la suma de sus partes, como juego de cartas es bueno, como juego de terror es increíble y como experiencia es inolvidable.


Esta crítica ha sido realizada con una copia digital del juego adquirida por la propia redacción.