¿Cambiarán Game Pass, el nuevo PlayStation Plus y el resto de servicios de suscripción la forma de hacer juegos?
La pasada semana Sony publicaba una entrada en el blog de PlayStation en el que se anunciaba, por fin, de qué se trataba ese híperrumoreado “Spartacus”. Parece que, como ya se venía comentando, el que iba a ser el nuevo servicio de suscripción de la empresa nipona que haría frente a Xbox Game Pass, no era un “nuevo servicio” persé. En su lugar, el movimiento por el que se ha optado es una fusión de PlayStation Plus y PlayStation Now en un mismo servicio, eliminando totalmente la segunda marca que tan pocas alegrías le había dado a Jim Ryan y compañía. Si queréis consultar los diferentes niveles de suscripción, precios y comparativas, los tenéis explicados en la web. Lo que es interesante aquí es ver qué nos dice esto de la estrategia de cada compañía y cómo podría afectar al desarrollo de videojuegos en el futuro.
Un trozo del pastel
Desde que Xbox lanzó su servicio de suscripción en 2017, se han ido sumando más y más empresas a esta carrera por conseguir ser ese “Netflix de los videojuegos” del que tanto hablan los medios generalistas. Electronic Arts fue una de las más rápidas en sumarse a la fiesta, con sus EA Access y Origin Access (ahora unificados en EA Play). Su estrategia, en este caso, pasaba por otorgar acceso anticipado a sus lanzamientos y una biblioteca de juegos en PC y Xbox. Una empresa que encajaba muy bien en este terreno, dado que tiene muchas marcas que presentan entregas anuales y que generan mucho dinero de forma continuada. La importancia de la compra inicial en FIFA o Battlefield es relativa, dado que son juegos con una vida muy larga durante el año y con transacciones dentro del propio juego.
Esto es algo que no podía decir hace unos años Ubisoft. Assassin’s Creed y Far Cry son juegos que, sí, tienen entregas de forma frecuente, pero son mucho más cerrados. Tienen un principio y un final. Quizás por eso la empresa francesa tardó algo más (tampoco mucho), en lanzarse a la piscina con su Ubisoft+. Un servicio algo más comedido que ofrece un catálogo de alrededor de 100 juegos en PC. Y quizás por eso, estamos viendo cada vez más cómo sus proyectos viran hacia el juego como servicio, con los The Division, Rainbow Six o el propio Assassin’s Creed Infinity. Este último tiene vistas de ser un punto y aparte en la compañía y será muy interesante ver de qué manera Ubisoft Montreal y Ubisoft Quebec trasladan las aventuras single-player a esta fórmula. Ya que, si el experimento funciona, podría ser algo que se replique en el futuro en otros estudios.
Es interesante ver cómo estas empresas third party parece que, como si de partidos políticos regionales se tratasen, tengan su razón de ser en la integración dentro de grupos más grandes. Tanto Andrew Wilson como Yves Guillemot son conscientes de que sus propuestas, por sí solas, no son tan atractivas para el usuario medio como un Game Pass o un PlayStation Plus. Es por eso que hemos ido viendo como EA Play aparecía como un añadido dentro del servicio de Xbox, mientras que Ubi buscaba el paraguas de empresas algo más pintorescas como Google o Amazon. Quizás este sea el motivo de que ahora todos los títulos de sus juegos vengan firmados con ese “A Ubisoft Original”, y así asegurarse de que su marca no se diluye entre plataformas.
Aportar valor y la nostalgia
Arrastrada por la tendencia de Xbox Live Gold y PlayStation Plus, con el lanzamiento de Switch, Nintendo introdujo en su modelo de negocio el online de pago. Una suscripción con precio inferior a sus competidores, pero con un servicio también inferior. Ya no solo por la calidad y estabilidad de las partidas multijugador, sino porque su forma de aportar valor añadido era ofrecer juegos de NES y SNES. Pero el cambio de mentalidad vino cuando el referente pasó de ser “Games With Gold” a Game Pass. A partir de ese momento estos juegos pasaron a formar parte de un catálogo de clásicos permanente. Clásicos que antes podías jugar gracias a la maravillosa consola virtual de Wii U y 3DS y que ahora ya no existe. Es decir, Switch Online se convirtió de esta manera en la única forma legal de jugar en una consola actual a los clásicos de Nintendo. Juegos históricos donde los haya.
La estrategia de Nintendo al respecto de este tipo de suscripciones es cuanto menos curiosa. En su momento generó una necesidad que antes no existía, el acceso a clásicos, para cubrirla con su servicio. Y hace unos meses, además, creó el tan comentado “Paquete de Expansión”. Un nombre que nos lleva a la terminología que se usa para los DLCs. Algo que dudo que sea casualidad ya que, además de sumar juegos de nuevas consolas al catálogo de clásicos, su forma de dar valor a este coste extra es ofrecer las expansiones de sus juegos. La empresa que se resistía al mundo del contenido post-lanzamiento, ahora basa una pata importante de su modelo de negocio en los DLCs. Algo que a buen seguro consolida la apuesta de Nintendo por el expansiones en próximos lanzamientos, como Splatoon 3 o la secuela de Breath of the Wild. Aunque en realidad, esto es solo una promesa, ya que sobre el papel y en este momento, este Switch Online + Paquete de Expansión ofrece un valor realmente escaso comparado con otros contendientes.
Novedad vs. Legado
Pero, ¿cómo se mide el valor de un servicio de suscripción? ¿Es más valioso un juego que ha marcado a generaciones enteras? ¿O lo es el lanzamiento que acaba de llegar a las tiendas? ¿Un catálogo vale más por la cantidad de títulos o quizás por la cantidad de joyas? Como ya se encargó Jim Ryan de aclarar, el nuevo PlayStation Plus, en su categoría Extra (que es la que cuenta con el catálogo de juegos de PS4 y PS5), no ofrecería los títulos del sello en el día su lanzamiento. Esto marca una clara diferencia con Xbox Game Pass, como ya sabemos. Según el directivo, “esto no sería posible” dadas las grandes inversiones que suponen los desarrollos de PlayStation Studios. Y es que parece, que la nipona sabe del prestigio que han alcanzado sus exclusivos y han adoptado una estrategia de “juegos premium” que no pasa por ofrecerlos de lanzamiento a bajo precio. Desde hace mucho, esta ha sido la filosofía de, por ejemplo, Nintendo. Solo que, en su caso, esta “excelencia” no se refleja en los 80€ del precio inicial, sino en los 60€ constantes que siguen pidiendo por ellos un lustro después salir al mercado.
Algo que me llamó también la atención es que, muchos entendimos que, por la ausencia de juegos de lanzamiento, el nuevo PlayStation Plus no era una apuesta decidida de Sony. Sin embargo, basta ver la cantidad de títulos que forman parte de este catálogo, un total de 700, para dudar un poco de esta afirmación. Estamos hablando de nada menos que 300 juegos más que en Game Pass. Esto me hace preguntarme si, quizás, estamos comparando a los dos servicios en los mismos términos, cuando la diferencia real está en el enfoque. Podríamos decir que el servicio de Xbox realmente es, como dicen muchos, el Netflix de los videojuegos. Porque la estrategia de Phil Spencer, al menos por el momento, es ofrecer novedad. Nuevos lanzamientos y movimiento constante en la plataforma. Mientras que PlayStation Plus, contando con lo que sabemos en este momento, es más similar a un Disney+. Un servicio que sabe del valor de las marcas con las que cuenta y que, en un momento dado, pedirá un sobre coste para las producciones más caras, porque el título ya sirve como reclamo. Sin embargo, lo que hasta la compañía de Mickey Mouse ha entendido es que un servicio así no puede ser estático. Y, al margen de sumar dos blockbusters al año, y meses después de su lanzamiento, la plataforma deberá tarde o temprano contar con “Originals” que de verdad aporten valor día a día al usuario. Quizás no veamos un Marvel’s Spider-Man 2 de lanzamiento en el Plus, pero creo que antes o después Sony se dará cuenta de que también necesitará apostar por la aparición de nuevos indies, contenido de juegos como servicio y de proyectos algo menores como Grounded o Wandavision. De hecho, no creo que sean casualidad esas declaraciones de Hermen Hulst en las que afirmaba que, de la mano de estudios como Bungie, apostarían por diez juegos como servicio en los próximos cinco años.
Que los servicios de suscripción están cambiando la industria del videojuego, creo que es algo indiscutible. Aunque también creo que es ahora cuando se están tomando decisiones importantes en los estudios de desarrollo, que tardaremos aún años en ver (y jugar) de verdad. Unas desde los juegos como servicio y las transacciones in-game, otras desde el contenido post-lanzamiento y juegos menores. Parece que todas, de forma más o menos explícita, están moviendo ficha para adaptar su forma de hacer juegos al nuevo contexto. En cualquier caso, es una época en constante cambio muy interesante de analizar. Veremos si algún día llega a afianzarse ese “Netflix de los videojuegos” y, entonces, de qué manera ha cambiado nuestra forma de jugar a ellos.