Correr hacia atrás es divertido
Los títulos apadrinados por Devolver Digital siempre llaman mi atención. Mother Russia Bleeds, Hotline Miami (y su secuela), A Fistful of Gun… siempre juegos curiosos y que se desmarcan de lo más habitual, bien sea en temática, estética gráfica, mecánicas y llegando así a diferenciarse en un mercado cada vez más masificado y con menos espacio para la originalidad. En este contexto, que se puede aplicar prácticamente en cualquier caso, aparece I Hate Running Backwards, que combina varios géneros en uno con un resultado bastante interesante.
Running Backwards, en el más puro sentido de la expresión
A cualquiera que le sugieran un juego que encaja el formato de los Endless Runner con disparos y un toque de Roguelike, como poco (y siempre y cuando alguno de los géneros atraiga al usuario) consigue llamar la atención. Y lo cierto es que más allá de esa primera impresión, combina estos estilos de una forma más que correcta, además de aplicar a la perfección el título de la obra.
A través de niveles generados aleatoriamente, iremos corriendo hacia atrás mientras vamos matando enemigos que intentan acabar con nosotros, apareciendo en oleadas. Hasta aquí, las dos primeras categorías quedan cubiertas, siendo complentadas por jefes finales que aparecen cada cierta distancia y que supondrán un aprieto en más de una ocasión, no por ser especialmente complicados en sí, pero dependiendo del estado en el que lleguemos a esta batalla, tanto en cuestiones de vida, como de munición en nuestras armas.
El planteamiento, sumando varias clases de enemigos diferentes (incluso algunos que atraviesan el nivel arrasando con todo, incluidos nosotros si nos alcanzan) y Power Ups especiales repartidos a lo largo del escenario, queda bastante resumido. Enfocado totalmente a una jugabilidad arcade, mantiene la ya citada esencia Devolver y, a pesar de que moriremos repetidas veces en un mismo nivel, volveremos a intentarlo por superarnos a nosotros mismos, además de por querer vengarnos de ese obstáculo o enemigo que nos ha costado esa última partida.
No todo tienen que ser juegos con altas pretensiones
La propuesta que nos da I Hate Running Backwards, aunque pueda parecer limitada, no necesita más para dar unas buenas horas de diversión, pero si le sumamos todo el contenido adicional que trae, queda un conjunto bastante redondo.
Pese a que inicialmente solo disponemos de dos personajes, podremos desbloquear hasta doce, cada uno con pequeñas particularidades que nos forzarán a modificar nuestro estilo de juego para aprovecharlas al máximo, o no sucumbir por ellas. Además, algunos Power Ups y armas especiales tampoco estarán disponibles desde el principio y tendremos que jugar para poder conseguirlas. Aviso, es bastante rentable hacerlo, y acabaremos superando todos los jefes finales con todos los personajes a poco que nos lo propongamos. A partir de ahí, solo nos quedarán intentar superar nuestras puntuaciones más altas como reto personal, bien llegando a distancias superiores, matando más enemigos… o haciendo uso de las maldiciones, opción activable desde el menú, que implicará recibir de vez en cuando ataques de jefes finales a cambio de algo más de puntuación.
Por suerte para nosotros, una vez llegados a este punto podremos elegir entre atravesar cada vez todo el recorrido hasta ese jefe que se nos resiste, o llegar directamente a él, dando a cambio la pérdida de los poderes obtenibles tras derrotar a cada uno de ellos, quedando a elección del jugador (y posiblemente perdiendo más tarde por esta impaciencia) su camino.
Por último, me queda mencionar el apartado técnico del juego, basado en Voxels (técnica popularizada hasta el extremo por Minecraft), pero que no por ello desmerece a un apartado gráfico bastante resultón, que se refleja perfectamente con la destrucción del escenario que iremos provocando a nuestro paso. Además, podremos disfrutar del juego en cooperativo local, facilitando la tarea de exterminar a nuestros enemigos por un lado, pero dificultando por otro el reparto de munición. En cualquier caso, es una experiencia bastante satisfactoria y entretenida. Por último, y a modo de complemento, I Hate Running Backwards está integrado con Twitch.tv, de manera que los espectadores podrán elegir la aparición de determinados enemigos para complicarnos la vida.
Entretenido como él solo
I Hate Running Backwards, sin revolucionar en ningún aspecto, combina varios géneros de una forma inteligente y lo suficientemente entretenida como para suponer un juego al que volver de vez en cuando a echar unas partidas rápidas. Completo, y con bastante contenido que desbloquear, es un título que se encuentra lejos de la excelencia, pero que no por ello deja de ser bastante recomendable.
Este análisis se ha realizado con una clave cedida por Devolver Digital