El poder de la curiosidad
Existe un meme precioso el cual consiste en validar un aparato electrónico a partir de si puede hacer funcionar Doom o no. Tiene su gracia en que el motor del juego es de código abierto y muy versátil, por lo que con un mínimo de potencia y cambios aquí y allá es posible que funcione hasta en una nevera. Con solo buscar un poco en internet, se pueden ver ejemplos de esto bastante locos, como meterlo en una calculadora o en la barra táctil de un MacBook Pro. No deja de ser una broma que representa lo que significa tener una nueva máquina en tus manos y querer exprimir todo su potencial, y con las consolas pasa lo mismo. Cuando se anuncia una nueva, lo primero que se ven son los juegos y luego las especificaciones de la misma, queremos tener una idea de qué esperar. Cuando sale y está en nuestras manos vemos un mundo de posibilidades, y ahí es donde la escena homebrew toma importancia.
Homebrew es un término aplicado al software casero, el que haces tú en tu habitación. Una consola es un sistema cerrado, por lo que supone un gran atractivo a aquellos que nos gusta trastear y sacarle las tripas. Hay una comunidad silenciosa y gigantesca que se dedica única y exclusivamente a romper la seguridad de una consola con el fin de ser capaces de ejecutar sus propias aplicaciones en ellas. Hay historias verdaderamente interesantes de cómo se ha logrado entrar en las mismas y cómo alguna son, hoy en día, complicadas de dominar sin causar un estropicio. Sin embargo, esto conlleva un gran problema: la piratería. Tener el control absoluto de un dispositivo es fantástico, pero conlleva el precio de que la gente lo use para no pagar por los juegos.
Esto debe de quedar muy claro: el objetivo de este grupo de gente no es poder ejecutar juego o aplicaciones sin pagar, sino poder manejar la consola a placer y lanzar programas que ellos mismos han creado. Asimismo, modificar el software de una consola puede hacerte perder la garantía de la misma, por lo que hay que tener bastante cuidado; al fin y al cabo, no deja de ser ejecución de software no permitido.
Entrar en una consola no es nada sencillo: hay que encontrar un punto de acceso, trastear mucho hasta poder habilitarlo como una entrada real y luego ejecutar tu propio código. Encontrar estos puntos ya es difícil de por sí, pero no todo es llegar y besar el santo, sino que hay que dar varias vueltas hasta ver hacia donde llega esa vulnerabilidad encontrada. Es como tener una puerta, pero tener que jugar con el marco hasta poder abrirla. Para esto no solo se necesita código, sino que a veces es necesario toquetear con el propio hardware. Con la primera PlayStation era necesario jugar con ciertos puertos e incluso modificar los chips de la consola para poder ejecutar esos juegos, y con la PlayStation 2 recientemente se ha descubierto una forma mas limpia de hacerlo, sin necesidad de hardware adicional. Con las consolas antiguas ha sido una fiesta menos con la Nintendo 64, que sigue dando problemas, pero todo el mundo recuerda lo absurdo que fue la Nintendo DS. Es innegable que ha sido una de las consolas más machacadas a nivel de piratería, pero no ha sido la única. Dreamcast fue un desastre en gran parte por este mismo motivo, pero no han sido pocos los juegos que se han porteado a esta consola e incluso emulados directamente, como pasó con ciertos juegos de PlayStation. Una completa locura.
Algo que el público general no suele tener en cuenta es este mismo ámbito, el de la emulación, y aquí es donde quiero hablar de PS Vita, una de las consolas más menospreciadas por culpa de sus creadores. PS Vita tuvo muchos problemas, casi todos derivados por un precio excesivo y una línea de juegos que dejó bastante que desear hasta bien entrada en años. Fue un fracaso estrepitoso, pero con una ventaja: venía de PSP. La PSP ha sido uno de los sistemas que más se han explotado en la escena homebrew y es que desde el primer minuto ya se tenía dominada al completo. Es apabullante la de juegos, emuladores, ports y programas que se han lanzado para la misma, gracias a que programar para la consola era medianamente cómodo. Sin embargo, la potencia ya era otra cosa, porque a pesar de ser capaz de mover PS1 no dejaba de ser esa misma consola con esteroides, por lo que en términos de emulación se limitaba a lo justo. PS Vita ha sabido dar más potencia y estabilidad, por lo que, como su predecesora, se ha convertido en la mejor consola portátil para la emulación y hogar del homebrew más dirigido a la personalización(no cuento a los móviles potentes con un mando pegado). Es apabullante el nivel de proyectos que se han llegado a lanzar en la consola, siendo ahora mismo muy buscada por aquellos que quieren echarle el guante tras la descontinuación de ésta.
Sin embargo, no todo es color rosa con arcoíris, ya que, en el proceso, tenemos ese pequeño paso llamado programar, y es uno de los más complicados en los inicios. Las empresas dan kits de desarrollo de sus consolas a aquellos que están interesados en lanzar juegos para la misma, pero no son gratuitas y mucho menos baratas. Por ello, hay gente muy lista y que siempre tendrán mi admiración, y son todos aquellos que han dado los primeros pasos en desarrollar “réplicas” de esas herramientas para que el resto podamos trastear sin problema. Por supuesto, las herramientas de desarrollo solo te dicen como comunicarte con el dispositivo, no es una varita mágica, hay que saber programar y comprender a la propia máquina. Las limitaciones son las que son, y si te toca manejar dos pantallas y una de ellas encima está invertida, lo vas a tener complicado, pero no imposible.
Trastear nunca fue tan divertido
Poder jugar a Half-Life en la Nintendo 3DS, por ejemplo, es posible y una maravilla técnica teniendo en cuenta que lo ha hecho una persona en su casa con una consola que no estaba pensada para ello. Muchos programas que se hacen en homebrew son pequeñas utilidades, no porque sean necesarias, sino porque pueden hacerse. Entrar más en contacto con el dispositivo, ver cómo exprimirlo, encontrar formas de usar todo su potencial. Esa es la magia que se hace en casa, pero también entiendo que una empresa quiera mantener su hardware cerrado. Crackear una consola no es solo darle el poder al pueblo, sino una carta de presentación, y si eres capaz de eso y más quizás recibas un correo interesante algún día. Se siguen haciendo juegos hasta para la Commodore, así que solo es la punta del iceberg.