Edgy McEdgy en una nueva misión edgy
A lo lejos se escuchan los cuervos, incesantes en su búsqueda por el próximo cadáver que rapiñar, la Luna les da su cobijo, y en un festín de intestinos y sangre, gozosos, graznan con satisfacción, pues la cena bien lo merece. Un espectáculo dantesco que se repite una y otra vez en esta lluviosa ciudad, envuelta por una capa de agua constante que marca el ritmo de las vidas, uno que se pierde en cada gota y que nos lleva al sitio donde siempre estuvimos predestinados, al mar. Esto es así, es el ciclo de una vida que no elegimos pero que nos pertenece, o por lo menos a vosotros, porque yo ya estoy muerto. Ya pasé por el desfile del vacío y volví, un ser nacido de las sombras y de las malas intenciones del ser humano, alguien que debería de descansar pero que vuelve a pisar enérgicamente estas calles. Mi chupa de cuero negro ya está lista, las cadenas preparadas para sostener el sarcófago-arma que llevo a mis espaldas, las dos pistolas que deciden el destino de mis enemigos, y por último, mis gafas, la cacería acaba de comenzar, y yo, Edgy McEdgy, soy su protagonista principal, que dé comienzo el esperpéntico producto que es GunGrave G.O.R.E.
Es curioso que, aun teniendo todas las consolas de Sony (exceptuando la PlayStation 5 por razones económicas y logísticas), mi espina clavada fuese precisamente la consola de la marca nipona que más vendió jamás, la PlayStation 2. Solo he podido disfrutar de la misma cuando iba a casa de mis amigos, que me dejaban jugar un rato a títulos como Grand Theft Auto: San Andreas, el cual, de otra manera, no podría haber disfrutado. Esto ha hecho que me haya perdido una gran cantidad de juegos y de sagas, como podría ser la de Kingdom Hearts, dejándome apartado de toda esa ola fan con la que cuentan sus títulos y que impacientemente aguardan a que salgan más y más. Viéndolo con perspectiva me fastidia, pues hay muchos juegos que de seguro que habría disfrutado de esta manera, pero la vida es la que es, y no hay marcha atrás, tampoco es que me desagrade el camino que me ha llevado hasta aquí, ni mucho menos.
De entre esas sagas que he mencionado hay una que empezó su andadura en esa época, y que de una u otra manera logró hacerse su pequeño hueco, explorando un género que comenzaba a coger carrerilla en aquellos años, y no es otra que la de Gungrave. Como bien he dicho, no he tenido oportunidad de adentrarme en esta serie de títulos principalmente porque llegué tarde a la movida y sin consola con la que jugarlos, fácil y sencillo, pero lo que no esperaba es teletransportarme directamente a esa época en pleno 2022, a finales concretamente, pues lo que he vivido a los mandos mientras jugaba a GunGrave G.O.R.E es, sin ser un genio en el campo de la física, un viaje en el tiempo que me ha mandado al instituto y al par de horas que quedaban libres después de la tarea y las actividades extracurriculares, sentado en el sofá sin presión alguna y con un juego en la consola, uno que no es de esta época, y no precisamente para bien.
Quisiera decir que lo he disfrutado mínimamente, y no es porque no conozca el género de GunGrave G.O.R.E, sino porque simplemente no me ha calado en absoluto, pues he jugado a alguno que otro que sabe hacer las cosas bien, el problema es que este viaje en el tiempo le sienta como una patada en el culo, trayendo a los tiempos modernos lo arcaico de esa época y reflotándolo muchos años después, a la par que se mezclan influencias contemporáneas que no sientan nada bien como conjunto, dejando un juego que me resultó mayoritariamente aburrido, mucho. Tal vez algunas de las personas que estéis leyendo este análisis conozcáis la saga, y si en su momento os gustó quién sabe, a lo mejor os acaba enganchando de alguna manera, porque tristemente conmigo no lo consiguió. Grave, el personaje más edgy que pueda haber nacido en la industria del videojuego, oscuro, sin habla, con la mirada fría, fuerte y con su chaqueta de cuero puesta, se lanza a matar mafiosos ultramusculados que distribuyen la droga que lo trajo a él de nuevo a la vida, utilizando sus dos pistolas que parecen disparar misiles balísticos y el sarcófago-arma que parece la caja de herramientas de Mickey Mouse. Con un escudo y un poquito de vida puesta nos lanzamos a combates que, incluso dentro del mismo nivel, se sienten repetitivos, pues de manera pasillera van llegando enemigos de frente, de los lados o, cuando decide innovar GunGrave G.O.R.E, desde arriba, y es ahí donde empieza lo bueno, o por lo menos debería.
El combate es un esperpento, me gustaría decir que tiene un mínimo de arcade, que incita a disfrutar de un nivel varias veces para conseguir la máxima puntuación posible, pero es que directamente no es así. El gameplay te planta en un personaje que, más allá de una ortopédica voltereta al más puro estilo fat roll de Dark Souls, solo es capaz de moverse como un tanque con dos brazos, que es lo que es, una mole de carne que simplemente tiene que moverse de izquierda a derecha para esquivar las balas y machacar o mantener apretado el gatillo de disparo, pues el resto de mecánicas apenas merecen la pena. Todo esto acaba insuflando un aura muy contradictoria para lo que el juego busca ser, una suerte de hack and slash con pistolas que insta a hacer combos de la mejor manera, todo para terminar siendo un juego donde tienes pasillos más o menos grandes, y avanzas disparando y matando sin mayor gracia. Que sí, que por lo menos cuentas con un árbol de habilidades y mejoras que te sirve para darle un estilo único a tu personaje y por lo menos así enfocarte en algo en concreto, pero todo esto se pierde cuando nos cuesta horrores subir estos niveles y nos vemos obligados a repetir escenarios exageradamente largos y sin gracia alguna.
Solo se toma en serio el no tomarse en serio
Recomendar GunGrave G.O.R.E es algo que se me antoja increíblemente difícil, ya no porque pueda haber más o menos gente que le guste el juego, sino por lo arcaico que se nota en muchos sentidos, sintiéndose más como un juego de otra época que otra cosa. Desconozco si hay algo disfrutable en sus mecánicas, en los carriles invisibles que te mueven de uno a otro lado a lo largo de niveles que se quedan grandes, y evitan el espíritu de lo arcade, la repetición para mejorar la puntuación, alejándose así de lo que debería de ser para acabar convirtiéndose en un atajo de decisiones cuestionables cuanto menos. Si a pesar de ello crees que te puede gustar el apartado macarra de este juego, cuya historia y personajes siguen este principio de que todo da igual con tal de reventar al máximo número de enemigos posibles con las simples mecánicas con las que contamos, te invito a que le des una oportunidad, pues otra cosa no, pero en este apartado el juego da todo lo que tiene, y parece que solo se toma en serio el no tomarse en serio.
Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para PlayStation 4 cedido por PLAION España.