El juego en la nube y dispositivos dedicados son el futuro defnitivo
El mundo de la tecnología está en constante desarrollo. Cada vez vemos más dispositivos nuevos, inventos nuevos; parece que hoy en día cualquier persona con algo de capital puede montarse una pequeña marca de móviles o tablets. Y con el mundo de la tecnología, también me refiero al mundo de los videojuegos, por no decir que, en pantanos como en los que solemos naufragar, lo hago principalmente. Hace unos doce o quince años no podíamos imaginar que hoy en día íbamos a poder adquirir un casco de realidad virtual con un catálogo de títulos en constante expansión. Lo mismo podría decirse con la ‘solidez’ de nuestro juego: desde disquetes y cartuchos, pasando por medios ópticos como lo es un DVD y acabando en el juego en la nube, pero sin olvidarnos de los tiempos de descargas sin necesidad de adquirir un medio físico contenedor.
Ya vimos recientemente que los servicios de juego en la nube son el futuro de nuestras partidas – siempre y cuando nuestra conexión de banda ancha nos lo permita -. Una tecnología completamente “game changer”, tratando de ofrecer la posibilidad de juego en cualquier dispositivo, que podamos llevar encima y conectar en cualquier parte. Por otra parte están las eGPU’s: tarjetas gráficas portátiles que ofrecen un nivel de potencia externo, capaz de mejorar nuestra experiencia por completo. Todo esto confluye en un único punto en el que parece, por no decir que ya no lo es, que hoy en día ya no sale rentable adquirir un portátil dedicado para gaming – si es que en algún momento lo fue -. Es obvio que seguirán fabricándose, ya que, al fin y al cabo, los portátiles llegaron (en su momento) para quedarse. Siguen siendo una alternativa válida para cuando necesitemos algo clásico, estando en un lugar reducido como bien podría ser una habitación pequeña y adaptándose como un guante a las más difíciles condiciones laborales de sus usuarios, pero es inevitable pensar en el supuesto caso de que, poco a poco, irán disminuyendo su presencia hasta quedar reducidos a una mera anécdota.
Aorus Gaming Box, por ejemplo, es un dispositivo capaz de convertir una laptop cualquiera en una verdadera Master Race, estés donde estés. Así, puedes disfrutar de las ventajas de un portátil, pero en el momento que toque también puedes echar unas partidas a tus juegos favoritos en la máxima calidad posible. Por otra parte, el precio de portátiles de marcas dedicadas para juegos como Alienware o MSI siempre fue un inconveniente. Pudiendo tener una consola definitiva como, queramos o no, lo es Stadia – la cual ofrece la posibilidad de jugar a cualquier título desde el lugar que desees, con tan solo tener una conexión mínima de 10Mbps – creo que es motivo suficiente para dejar de gastar tanto. Aunque nada entra mejor que abrir un portátil cargado para echar unas partiditas mientras estamos esperando en el aeropuerto, dicho sea.
Las GPU’s externas, en definitiva, parecen una buena alternativa para videojuegos, aunque no lo son “a largo plazo” ya que tampoco podemos adquirir una y pensar que nuestro portátil vaya a hacer milagros. Todavía queda mucho trabajo en este sentido, tanto a Stadia como a las eGPU’s, para llegar al nivel de estabilidad de un buen portátil dedicado a videojuegos. Sin embargo, estoy seguro que ese día en el que dichas alternativas estén plenamente a la altura llegará. Todavía no sé ni cuándo ni cómo, pero cada vez que juego utilizando software como Parsec, me parece que dentro de unos veinte años, todo se resumirá en una caja de 30×30 centímetros capaz de mover verdaderas locuras a máxima calidad y tasa de fotogramas por segundo.