Ve llamando al oculista
Pensar en las consolas mini me hace pensar casi en otra era distinta, cuando empezaron a salir las NES y SNES Classic Edition. Ya antes se había jugado con el concepto, pero con versiones pirata que se dedicaban a meter ROMs directamente sin permiso, o en el caso de SEGA y ATARI con modelos de muy baja calidad que parecían una broma más que otra cosa (SEGA consiguió levantar cabeza con una Megadrive Mini en condiciones). Sin embargo, estamos hablando de 2016, y ha pasado el tiempo suficiente para que saliera, por ejemplo, la infame PlayStation Classic, cuya falta de juegos importantes y un precio demasiado elevado impidieron que el producto fuera bien recibido, produciendo un rechazo casi unánime que le ha costado más de una reducción de precio. La gente se cansó porque el mercado estaba saturado con muchas versiones y pocas unidades, lo que, a su vez, provocó una especulación a niveles exagerados de los productos. Con esto, las miniconsolas han nacido y han muerto en solo 4 años.
Ahora viene SEGA de nuevo, esta vez con un concepto que, en mi humilde opinión y tras los errores del pasado, le va a salir caro. Se han anunciado las Game Gear Micro, y lo digo en plural porque son distintos modelos. La estrategia es la siguiente: cuatro consolas distintas con cuatro juegos distintos cada una, siendo el precio individual de 4.980 yenes (unos 40 euros). También está la posibilidad de comprar un pack con las cuatro consolas y una lupa para la pantalla, que hace honor a un accesorio que tuvo la consola en su día, al igual que la Game Boy, por 29.980 yenes (240 euros). Si se hacen los cálculos se puede ver que la lupa en sí misma cuesta como dos consolas pequeñas, y creedme que va a ser necesaria para ver una pantalla tan pequeña. Por ahora, el producto saldrá solo en Japón, y algo me dice que no se va a mover de ahí.
Creo que el problema es bastante obvio: han comentado que se plantearon al principio de todo que cada consola tuviera un solo juego, luego tres y al final cuatro.
Estamos hablando de 40 euros por cuatro juegos no expandibles en una sola pieza de hardware. Con las otras consolas tenía cierto pase, ya que se notaba más una pieza de colección que otra cosa, pero se les ha ido por completo de las manos. No sólo es un derroche inmenso de hardware, sino apelar a un mercado muy pequeño y concreto poniendo delante una limitación económica importante. Está claro que, el que la quiera, la va a conseguir, pero ya siquiera el hecho de darte una lupa porque es imposible mirar a la pantalla de otra forma y vendértela con la excusa de la nostalgia es de ser bastante descarado. La Game Gear era un bloque enorme, y sí que es cierto que se podría beneficiar de una reducción de su tamaño, pero esto roza la broma. Es dar solución a un problema que ellos mismos han creado.
Y sí, nos reímos muchos de la Game Boy Micro, de lo absurdamente pequeña que es y de quitarle la retrocompatibilidad, cargándose de un plumazo un catálogo ingente de juegos que teníamos con la Advance, pero al menos mejoraba cosas como la pantalla, donde no te dejabas los ojos con un brillo muy fuerte o inexistente y con mayor calidad de imagen. También era para aquellos que querían la curiosidad, pero daba un paso más. La Game Gear Micro, en cambio, me recuerda a estas recreaciones de arcades donde apenas te caben los dedos, que cuestan un montón y que las usas una vez por la gracia, ves que es muy incómodo y a coger polvo en la estantería. Soy consciente que esto es lo que pasó con la NES mini y la SNES para mucha gente, la otra gran parte se dedicó a especular para vendérsela a estos primeros, pero también otros tantos han jugado con ellas y bastante. Es cierto que con el paso a la SNES mini la cosa cambió, ya que subieron el precio y redujeron el catálogo pero a cambio te daban un mando extra y terminaron Star Fox 2. Sin embargo, a la Game Gear Micro no puedo dejar de verle más que problemas, y será triste si acaba igual de maltratada y olvidada que la original.