A lo Rambo
Hay veces en las que las obras más modestas, con fallos obvios o que notas que podrían dar algo más de sí, son las que te llegan. No hace falta tener una jugabilidad pura y perfectamente destilada, ni una factura técnica impresionante para destacar entre el resto. En ocasiones lo mejor que se puede hacer es un juego divertido y más que competente, que explote al máximo sus puntos fuertes y los haga sobresalir por encima de los débiles. Fury Unleashed no es el mejor en su género ni hace nada nuevo, pero sabe mantener bien el tipo, y lo he disfrutado casi todo el tiempo que lo he estado jugando. Frente a ser en ocasiones un muro con el que darse cabezazos, tiene ganas de que te lo pases bien como el que más.
En este roguelike plataformero encarnaremos a Fury, un personaje de cómic al que acompañaremos por tres de sus aventuras. Estaremos armados hasta los dientes: dos armas, un ataque físico, granadas, un poder especial y la posibilidad de saltar encima de los enemigos para hundirles el cráneo. Con el stick izquierdo nos movemos y con el derecho apuntaremos en todas direcciones. Además, contamos con un pequeño dash que hecho en el suelo comenzará una carrera continua. Aquí se nos pide agilidad y movernos de la forma más eficiente posible, evitando convertirnos en un pollo sin cabeza si la situación se pone algo tensa. Conforme avancemos encontraremos viñetas especiales con vendedores de equipamiento o recompensas, así como algún que otro secreto. También podremos mejorar al personaje en un árbol de habilidad bastante variado con la tinta que obtengamos al derrotar enemigos o rechazar estos premios, y podremos distribuir los puntos que consigamos de la manera que mejor nos convenga. Por ejemplo, si queremos farmear para subir de nivel rápido, iremos por un lado del árbol, pero si lo que queremos es arrasar con todo lo que se nos eche encima, quitaremos los puntos de otras habilidades para ponerlos en otras de esa rama.
Subir de nivel es esencial porque el juego es bastante difícil. Sin embargo, la forma más eficiente y en la que gira toda la jugabilidad es manteniendo el combo. Este sube cada vez que eliminamos a un enemigo, y a más alto más grande será el multiplicador que se aplica a la tinta obtenida. La duración del combo irá bajando poco a poco, y si nos golpean se nos quita, así que tendremos dos prioridades: que nos toquen lo menos posible y que esa barra se mantenga siempre arriba. Prácticamente todo hace que la barra se rellene, como romper objetos del escenario, mantenerse en las viñetas de vendedores, teletransportarse de una sala a otra o, simplemente, golpear a un enemigo. Además, el combo se conserva pasando de un nivel a otro, por lo que puedes subirlo todo lo que quieras. Ahora, tienes que jugar absurdamente bien, porque la presión de que simplemente te rocen está por las nubes. Te dejarás aposta vendedores sin usar u objetos sin romper para mantener el combo “por si vuelvo a pasar por ahí”.
Hay tres cómics en total, cada uno con tres capítulos y un jefe obligatorio al final. Si acabemos con el jefe pasaremos al siguiente cómic, y cuando hayamos eliminado a tres de un cómic concreto podremos empezar directamente desde el siguiente. Sin embargo, eso implica que, aunque te ahorrar quince minutos o media hora de un sitio que ya controlas, no vas a tener todas las ventajas que tendrías invirtiendo ese tiempo. Está hecho así para que explores esa nueva zona, aprendas sus enemigos y puedas adaptarte. El primer cómic me lo pasaba prácticamente con golpes cuerpo a cuerpo, pero fue llegar al segundo, en el que todo te dispara y a un ritmo peligroso, y prácticamente tener que reaprender a jugar. El juego te da todo un arsenal para acabar con lo que nos encontremos, pero si no has usado granadas o tu poder porque no los necesitas, vas a tener que acostumbrarte a ellas. Lo mismo pasa con acabar con todos los enemigos, cosa que no es necesaria pero que por instinto intentarás hacer y te costará la partida.
Un tonto puesto a mala baba puede quitarte mucha vida si estás desprevenido, así que el juego procura avisarte de que bajes la dificultad o uses algún ajuste (como ralentizar enemigos) para que sea más cómodo. Nadie te va a regañar por hacerlo y lo único que pierdes es ganar según qué logros, pero la progresión se conserva sin problema. También puede usarse el autoapuntado, aunque personalmente me ha molestado más que ayudado. Apuntar a una dirección concreta con el stick mientras estoy pendiente de otras siete cosas en pantalla no es nada fácil, y que el autoapuntado funcione de forma extraña es un problema al que habría que echarle un ojo. El juego es difícil de por sí, y en mi caso que jugaba en Nintendo Switch a veces era complicado saber lo que pasaba en pantalla. La resolución es la que es, cierto, pero dependes de ver balas y enemigos al momento para no palmar. A todo esto, los enemigos son muy variados y demás, pero a veces diferenciarlos es todo un juego aparte.
El apartado artístico es una de las partes que más personalidad dan al juego. La ambientación está cuidada y los efectos son muy llamativos, aunque no quita que a veces es un poco caótico visualmente. La música también está bien, aunque se repetirá entre capítulos de un cómic; la única variedad se encuentra al subir el combo, que se irán añadiendo instrumentos. En Awesome Game Studios han sabido explotar esta temática, ya que la historia, pese a no ser nada del otro mundo, nos habla de las dificultades de un autor por renovar su obra. Todo tiene que ver con cómics, como hemos estado viendo, y de vez en cuando nos encontraremos con un personaje extraño que nos dirá un poco más acerca de nuestro creador. A decir verdad, y aunque la ambientación sea excelente, esta historia nos pasará muy por encima. Lo importante son los tiros y machetazos, no nos vamos a engañar. También cuenta con modo multijugador, para que la fiesta no decaiga.
Por último, encontramos dos modos de juego en colaboración con SUPER HOT y Crypt of the Necrodancer, cada uno adaptándose al gameplay de estos títulos. El primero es muy interesante y desafiante: tienes un punto de vida, pero el tiempo pasa muy despacio, a excepción de cuando nos movemos y cuando atacamos. El segundo es un desastre: supuestamente la acción pasa al ritmo de la música, pero lo que ocurre realmente es que todo se acelera y frena de golpe. Acaba siendo muy frustrante y no he conseguido pasar de la primera pantalla, ya que ni tú ni los enemigos os movéis y atacáis al ritmo realmente. Es una pena porque tenía pinta de molar bastante, pero se hace casi injugable.
Meto cuchillo, saco tripa
Con sus más y sus menos, he disfrutado Fury Unleashed. Sin inventar nada nuevo consigue una jugabilidad bastante sólida y exigente, y la personalización de nuestro avatar permite adaptarlo a nuestra forma de jugar lo suficiente para que nunca vayamos sobre seguro. Tiene esas impurezas que le impiden brillar con toda su fuerza y la dificultad tiene picos al principio abrumadores, pero es un título recomendable si estás buscando algo de este estilo.
Este análisis ha sido realizado con una copia para Nintendo Switch cedida por Meridiem Games.