¿Se acercará el fin del formato físico?
En este último tiempo, se ha hablado mucho acerca de la nueva edición de Xbox que planea sacar Microsoft que no incluye lector de discos, convirtiéndose, de este modo, en una alternativa más accesible económicamente y que apunte a quienes prefieren comprar los sus videojuegos favoritos en formato digital. Después de todo, al terminar el año 2017, las ventas en este formato representaban más de la mitad de la venta total de videojuegos. Por otro lado, en el Reino Unido, durante el año pasado, las ventas digitales consistieron en el 80% del total de ventas, subiendo un 12,7% con respecto a 2017 en dicho país, mientras que las ventas físicas bajaban un 2.8%, por lo que podemos hablar con total tranquilidad de que ya no es sólo un nicho del mercado que prefieren los títulos en digital, sino más bien de una tendencia que va al alza y que, quizás, en un futuro termine por desplazar por completo al mercado físico.
Otros ejemplos de esto son el alza de opciones de videojuegos en streaming, como por ejemplo el recientemente anunciado Google Stadia, el intento de la gigante de Silicon Valley de introducirse a este mercado, prometiendo experiencias de juego con resolución 1080p a 60fps con la única condición de contar con una conexión a internet que alcance los 30 Mbps y que, a estas alturas, tampoco es un requisito exagerado. Pero ya no es sólo Google. Apple declaró estar trabajando, también, en un servicio de streaming de videojuegos. Y si a esto le sumamos las opciones ya existentes como PlayStation Now, Xbox Game Pass, Gloud y muchos más, la realidad es que ya no podemos ignorar un mercado que está comenzando a saturarse de opciones. Lo cual es tanto malo como bueno ya que, sí, esto significará que algunos caerán o deberán fusionarse para lograr ofrecer alternativas más llamativas, lo que siempre nos viene bien a nosotros, los consumidores.
Las opciones son muchas cuando trata de consumir videojuegos de forma digital, ya sea a través de la compra de títulos en dicho formato o por medio del streaming. Los números, además, nos indican que cada vez son más los adeptos a preferir lo digital por sobre lo físico, ¿pero esto significa necesariamente que se acerca el fin del formato físico? En lo personal, dudo mucho que esto llegue a suceder en un futuro próximo. Siendo alguien que compra al menos -y esto es sólo una aproximación- el 90% de sus juegos en formato digital, sigo pensando que tener un juego en físico tiene su magia en si misma. Poseo una copia física de Silent Hill 2 para PlayStation 2 que me compré en una feria, aún cuando no poseía una consola funcional donde correrlo. Pero poseer tal juego era importante, ya que significa mucho para mí. Al igual que pienso algún día tener juegos de Super Nintendo como Super Mario RPG o The Legend of Zelda: A Link to the Past a pesar de que no tenga dicha consola; los recuerdos, la nostalgia me llevan a querer poseerlos en formato físico, a poder sostenerlos en mis manos.
Sí, puede que me haya puesto muy emocional por un momento, así que ahora veamos un lado más objetivo de mi defensa al formato físico, para contrastar. Y es que, si bien cada vez es más común que hayan recompensas por comprar videojuegos en preventa en formato digital, como contenido adicional, entre otros, hay algo que por la misma naturaleza del mismo nunca podrá igual al físico y son las ediciones coleccionistas. Desde libros, CD’s con la banda sonora hasta estatuillas. Para una edición especial de un videojuego son muchas las opciones que pueden agregar las distribuidoras para atraer a su público más fanático; un público que no le basta con tener el título en su librería digital, sino que desea exponerlo en una estantería.
Aun así, mientras escribo estas palabras, debo admitir que podríamos llegar al punto en que las ediciones coleccionistas vengan con todo lo mencionado anteriormente y, en vez de un CD con el juego, venga una key que lo desbloquee en la tienda de la plataforma a elección, pero resistencia al cambio, como en todo, habrá. Siempre estará ese público purista que prefiere tener el juego en casa, que no confía en tenerlo “en la nube”, que no siente que el juego es realmente de ellos o que, más allá de esto, piensa en el futuro, en la conservación del medio. Ya que los servidores de todo juego, por muy popular que sea, eventualmente terminará apagándose y, en ese momento, quizá la única forma de jugar a un título sea desempolvar una vieja consola, sacar el CD de la caja y jugar.