La esperanza es lo último que se pierde
Nuestro linaje ha conocido generaciones de valientes guerreros, lacayos y nobles que dieron su vida por el bien de nuestra familia, y en una muestra de amor les hemos dado el honor de nuestra presencia. Se cuentan en cientos, tal vez miles de personas que conforman nuestros ejércitos comandados bajo mi valiente puño, aunque este a veces dude. Mi vida surgió como una necesidad, la de hacer perdurar un linaje sagrado, y desde el principio estuve marcado para tan honorable labor, aunque no dejo de preguntarme si este es de verdad es mi sitio. ¿Soy yo, un mero nombre, unos meros conocimientos inconexos y unos entrenamientos vacíos el destinado a gobernarlos a todos, a dirigirles debidamente? ¿Soy merecedor de mi nombre, de aquel apellido del que siempre me sentí orgulloso y ahora temo? ¿Acaso tiene sentido esta vida mía?
Si algo marca a la industria del videojuego es la creciente tendencia del hype, y cómo este extiende sus oscuras raíces afectando a cada uno de los lanzamientos, tanto los próximos como los que no tienen fecha aún. Esta sobre carga de expectativas no solo afecta el día del lanzamiento final, donde todos quieren ser el primer juez en dar su veredicto, sino que afecta directamente a los desarrollos, unos que cada vez se vuelven más ambiciosos por intentar alcanzar unas expectativas que se ven obligados, aunque sea indirectamente, a cumplir. Estar a la altura de lo que se espera no es sencillo, y más de uno se derrumba (comprensiblemente) durante este proceso, sobre todo cuando hay un gran nombre o trabajo detrás, que solo aumenta más aún lo que se espera de nosotros. Fire Emblem Warriors: Three Hopes sufre de esto por dos factores, primero por ser un trabajo de la gente de Dinasty Warriors, quienes ya tienen una carrera haciendo videojuegos del género musou, y segundo por tener a la saga Fire Emblem detrás, cediendo trama y personajes del último juego lanzado hasta la fecha. Con estos dos nombres cualquiera tendría miedo de sacar algo, pero en este caso el resultado no podía ser más positivo.
Claro que este juego en cuestión no es un lanzamiento independiente al que la licencia le quede grande, detrás hay estudios grandes con mucha experiencia a sus espaldas, no son novatos. Aún así, no podemos olvidar la importancia del juego en cuestión por los dos factores mencionados antes, ser un juego de los creadores de Dinasty Warriors y que esté encima ambientado en el mundo creado para uno de los juegos de Fire Emblem más reconocidos internacionalmente. Fire Emblem Warriors: Three Hopes nos ofrece una suerte de nueva ruta donde los personajes y ambientaciones de Fire Emblem: Three Houses vuelven a tener protagonismo, con el añadido de un mercenario/a desconocido que se ve envuelto por tramas e investigaciones y que nosotros, como jugador, deberemos de poner de nuestra parte, pues nuestras decisiones, actos y acciones tendrán sus implicaciones directas en lo que pase con sus personajes e historia, algo que ya podíamos ver en Fire Emblem.
Este no es el único apartado donde encontramos un gran trabajo para intentar traer a un musou características cuanto menos importantes para la saga de la que toma nombre y que sirven como influencia directa. Nuestra relación con el resto de compañeros y compañeras será crucial a la hora de descubrir más sobre ellos, las posibles rencillas o incluso información sobre el mundo y los hechos que no paran de acontecerse, pero sin embargo se quedan cortas en el momento de implementarse en los combates y equipos, pues no llega a apreciarse diferencia alguna, siendo este uno de los puntos más débiles del título.
El combate sufre de un lado extremadamente interesante y uno donde pierde todo lo ganado. El principal punto a favor presente, y que como un nuevo jugador que se acerca a este género me llamó la atención, reside en que Fire Emblem Warriors: Three Hopes cuenta con un amplio abanico de clases las cuales, con sus más y con sus menos, son capaces de ofrecer sistemas de combate relativamente diferenciados entre sí, lo cual nos invita a ir probando equipos y personajes con los que enfrentar a las hordas de enemigos que se presentarán delante nuestra.
De esta manera, aunque tengamos nuestros favoritismos (ya que el juego nos invita a ello) una vez hemos subido nuestra relación y clase con el personaje en cuestión podemos ir saltando a otros hasta que podamos subirlos de nivel más adelante, evitando que nos atasquemos en unas mecánicas que, de ser de otra forma, se nos harían extremadamente aburridas, un mal del que sigue sufriendo a pesar de los esfuerzos.
Llegados a cierto momento el triángulo de fortalezas y debilidades se ve inutilizado por el nivel y equipo de nuestros personajes, llegando a resultar en sencillos combates que, de primeras, se supone que estamos en desventaja. El momento en el que romperemos el juego no será en los ritmos finales, que es donde cabría esperar dicho punto de inflexión una vez hemos conocido las mecánicas y cómo funciona todo en profundidad, todo lo contrario, casi desde el principio tendremos esa sensación de que, independientemente de la clase que manejemos, seremos capaces de completar todas las fases con sus mejores o peores notas, pero sin llegar a suponer un desafío. El desbalanceo acaba afectando en parte a la experiencia, aunque siempre podemos poner de nuestra parte y, aunque pueda parecer inútil, forzarnos a ir cambiando de clase, armas o formaciones como el juego nos ofrece desde el principio, una inmensa red de posibilidades que se queda sin explorar.
Puro Fire Emblem
Que no se confundan mis palabras, Fire Emblem Warriors: Three Hopes logra ofrecer muchos apartados interesantes, y la esencia característica de Fire Emblem se nota en todos los costados. Ir explorando relaciones con aquellos compañeros con los que nos jugamos la vida, conocer las debilidades de nuestro enemigo y planear estrategias para solventar los problemas que se planteen son algunos de los puntos más importantes de esta entrega, y el combate a pesar de tener las carencias que he señalado, sigue siendo extremadamente disfrutable el desbloquear una nueva clase y lanzarse de cabeza a descubrirla a fondo y las posibles combinaciones que podremos explotar.
Si hacemos caso al hype imperante en la industria, quién sabe, tal vez podríamos esperar más, algo más de profundidad en los personajes y las relaciones presentes, al igual que una mayor presencia de dichas uniones, pero lo cortés no quita lo valiente, y lo demostrado con este lanzamiento deja en muy buen lugar el trabajo realizado, siendo capaz de sentirse como un auténtico Fire Emblem a pesar de tener una firma distinta, y esto debería de ser a lo que aspiramos tanto como jugadores como prensa, alejarnos de las comparaciones negativas y evitar estas prácticas que al final acaban dañando a todos, a desarrolladores, al público, un objetivo a conseguir en el que todos podemos poner nuestro granito de arena, una esperanza reluciente en el futuro que solo será alcanzable con esfuerzo y buen hacer.
Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por Nintendo.