Viaje a las profundidades de un género en alza
El otro día, mientras jugaba a varios títulos por streaming, realicé una reflexión. Obviamente no es la primera vez en la que el tema que saqué sale a la palestra, pero sobre todo espero que no sea la última, pues la importancia de rescatar obras más pequeñas del olvido y darles la importancia que se merecen es una muy noble labor. El papel de la prensa, de los streamers, de los creadores de contenido e incluso de los jugadores que disfrutaron de la experiencia es vital para las obras indies que pueblan un amplio espectro de la industria, mucho más mayor que los triples A, pero a la vez con infinitamente menos público. Dar voz a estas debería de considerarse primordial para aquellos que investigamos y escribimos sobre videojuegos, pero como mencioné, es físicamente imposible acaparar todos los flancos. Es ingente la cantidad de juegos que, diariamente, llegan a las tiendas digitales con gran ilusión por parte de sus desarrolladores, y para llegar a cubrirlos todos harían falta cientos de personas trabajando diariamente en todos y cada uno de ellos, un esfuerzo claramente imposible. A pesar de ello, sigue siendo parte de nuestro deber (dependiendo del medio), hacer un pequeño esfuerzo para sacar del olvido obras que consideramos necesarias. Por eso, esta crítica va para Fiction#F3F, obra de Colorfiction ya disponible en Steam, y no, esta no va a ser una crítica sencilla.
La dificultad de esta crítica no es provocada por la calidad del producto ni nada parecido, pues de ello hablaré más adelante, sino el estilo del mismo, los pilares sobre los que se cimienta. Fiction#F3F no es algo a lo que estemos acostumbrados, algo que ya de por sí deberíamos de intuir aquellos que seguimos el gran trabajo de Colorfiction, pero que por si acaso es recomendable señalar. Fiction#F3F consiste en una colección de 5 proyectos independientes entre sí que obedecen a una manera peculir de hacer juegos. Mientras que tres de ellos (Nightline, That Feeling Blue y Carcavas) son unas muy interesantes propuestas visuales recogidas en pequeños espacios, cuya exploración no se extenderá más allá de 20 minutos, las dos últimas (ae y The sands of Voltark) sí obedecen a un patrón más común, donde ya se incluye una narrativa y diferentes finales dependiendo de cómo enfoquemos el juego. Estos juegos, a pesar de esa pequeña diferencia, tienen un componente visual muy importante, acompañado de la exploración necesaria para ir descubriendo nuevos lugares dentro de los mismos y hacer de esta experiencia una mucho más rica. No es, ni de lejos, a lo que estamos acostumbrados en esta industria, obras que se desprenden de los clichés más característicos para centrar su enfoque en algo mucho más personal e incluso trascendental, experiencias visuales únicas que no podemos encontrar en otros lugares, y que tampoco fascinarán a todo el público.
Más que un análisis exhaustivo de todos estos juegos, ya que debido a su propia concepción es difícil realizarlo, quiero hablar del ámbito general en el que nace la idea que da vida a este tipo de juegos, la exploración y experiencia audiovisual que los baña. Debido a mis gustos por lo urbano, por los edificios gigantes y las zonas industriales, dentro de esta selección uno de mis favoritos es Nightline. Nada mas entrar, nos saldrá un menú para configurar el propio juego, como la resolución, la calidad de los gráficos o el tamaño de la ventana, aunque lo principal reside en la elección del mundo en el que nos moveremos, reservado a tres opciones, donde dos estarán inspiradas en un ambiente urbano y una tercera lo hará entre fábricas de un futuro todavía un poco lejano.
El juego transcurre en un metro, concretamente en un vagón del mismo en el que podremos movernos, y nada más. Esto último es bastante definitorio, no solo para Nightline, sino que para toda la recopilación recogida en Fiction#F3F, ya que la mecánica principal será la misma en todos: movernos y disfrutar de las vistas. A primeras puede resultar soso, aburrido, un producto sin más, pero es ahí donde está la gracia. No podemos esperar un producto que no es así, nunca ha sido así ni lo pretende, nos ofrece ciertas virtudes, nos ofrece la capacidad de sentarnos frente al ordenador y relajarnos mirando paisajes algunas veces irreales mientras una música acompaña con sus acordes. Este es el trabajo de Colorfiction y no otro, él, sus visiones, y sus mundos.
Es precisamente en su último punto, los mundos, donde más he estado investigando y jugando últimamente, buscando experiencias que dejen de lado lo que no sirve y traigan sus propias propuestas, sus construcciones, ciudades, edificios o monumentos, su concepción. Vengo de haber jugado a Fugue in Void, Routine Feat, Cloud Climber, obras muy interesantes y cuyos enfoques no están muy alejados de lo que nos pretende mostrar Fiction#F3F, esos mundos vacíos donde solo existimos nosotros, mundos estáticos pero que no requieren de un jugador para estar vivos a su manera, en su quietud. Estos espacios existen y están ahí cuando abrimos el juego, y nuestras interacciones con ellos muchas veces serán mínimas, dejándonos en el papel de meros espectadores que observan, y disfrutan. Los templos inmutables en los que se convierten escenarios no son una pega, no son algo negativo que reprochar, pues forman parte de la concepción del juego, de la misma manera que disparar es la mecánica sobre la que se suelen mover los FPS. En este caso, el objetivo está claro y lo he mencionado varias veces, que el jugador descubra, tranquilamente, el mundo que lo rodea, todo a través de un filtro en algunos casos psicodélicos, en otros con píxeles de mayor tamaño, y en otros totalmente limpios, para admirar la ciudad pasar mientras viajamos en el metro. No hay nada malo en ello, de la misma manera que no hay nada malo en las salas que nos muestras Fugue in Void, o el costumbrismo que trabaja Routine Feat.
Merece ser jugado, sus mundos descubiertos, y sus paisajes admirados
Por eso mi aviso inicial, no son proyectos que encontremos todos los días, sino que obedece más al nicho, pero es por eso que creo que deberíamos de normalizar mucho más la existencia de este tipo de juegos, de trabajos como Fiction#F3F, pues en su valentía de aportar sacrifica elementos que tal vez le ayudarían a llegar a más gente, lo cual no deja de ser un grandioso trabajo que se merece mucho más reconocimiento. Fiction#F3F desde un principio lo tiene claro, pues hasta en los menús de fin de la partida aparece el botón de revisitar en vez de rejugar. Merece ser jugado, sus mundos descubiertos, y sus paisajes admirados. Un baile algunas veces caótico de colores, pero que saben juntarse y moverse a un ritmo único, toda para ofrecernos esta experiencia y lograr transmitirnos su intención, su recordatorio de que quiere ser explorado por todos y cada uno de nosotros.
Esta crítica se ha realizado en base a un código facilitado por Colorfiction