L'enfant terrible
A lo largo de mi vida he jugado a muchos videojuegos. Hay un montón de esos títulos con los que he decidido quedarme y otro montón cuya existencia olvidé – que no su esencia – a las escasas semanas de ver su pantalla de créditos. También hay muchos otros que sigo jugando al día de hoy, e incluso algunos que juego esporádicamente (lo cual también se debe al hecho de que me de cierta pena desinstalarlos de mi disco duro). Y, claramente, existen algunos juegos a los que prefiero no volver, ya sea porque están fatalmente hechos, o simplemente son un tostón a la hora de jugar (con todos mis respetos por los esfuerzos de los desarrolladores implicados). La cuestión en todo esto, es que sigo teniendo por ahí un montón de titulillos a los que todavía no he podido hincar el diente, siendo este un hecho que estoy empezando a cambiar, ya que actualmente mi vida está pasando por ciertas épocas de transformación que me permiten jugar un poco más. Tengo varias plataformas instaladas con bastantes juegos en cada una que todavía tengo que terminar o jugar, y a ello me puse hace unos días. Todo empezó cuando me entraron tremendas ganas de patear un mundo abierto sin cargas…
Inicié, actualicé el launcher de Ubisoft (Uplay) y me dispuse a ojear lo que tenía por la biblioteca, llena de polvo y telarañas. En el fondo, sabía desde el primer momento porqué entraba ahí. Mi subconsciente sabía que necesitaba un poco de Far Cry 3 en vena, y así fue. Localicé los archivos del juego debido a un formateo del sistema anterior e inicié tanto el juego como, en consecuencia, mi aventura en el Pacífico.
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Ahora bien, una vez sabemos más o menos de qué va Far Cry 3, podemos pasar a halagarlo un poco por sus propiedades desestresantes. El títulos nos sitúa en un lugar colorido y tranquilizante. Las aguas cristalinas, el verde verdoso de la vegetación y los accidentes geográficos rocosos harán que el viaje por la isla se nos haga ligero y ameno. Eso si, para que esto tenga efecto, es mejor evitar puestos de enemigos al igual que patrullas piratas por el camino. Sin embargo, no solo existe el factor humano. Las junglas y las masas de agua están repletas de animales, tanto criaturas pacíficas como depredadores agresivos.
Los viajecitos en moto de agua o en ala delta, al menos a mi, me producen una satisfacción impresionante. Es como si el juego quisiera que entraras de vez en cuando a pasar el rato, con los fondos verdes y azules, que al fin y al cabo, sobre todo el verde; son colores que desestresan bastante.
Caza o sé cazado
En Far Cry 3, podemos ser cazadores. Sí, tal como suena. Podemos ser cazadores “freelance” cazando por nuestra propia cuenta o podemos aceptar algunos recados (aunque limitados) de cazar animales, o bestias mejor dicho. Esas cazas por encargo de animales “especiales”, sirven para obtener materiales de creación para conseguir las mejoras más avanzadas de los objetos y utensilios que llevemos encima. Si nos disponemos a hacer esas misiones debemos tener en cuenta que son seres que sobresalen de la media gracias a su velocidad y fuerza excepcional como la pantera negra o el oso inmortal.
Existen diferentes tipos de animales en la selva y en el océano. Por ejemplo, podemos encontrarnos con grupos organizados de dragones de komodo que no se lo piensan dos veces para atacarnos. No obstante, también existen animales como los casuarios que son pasivos, pero si les tocas las narices, más te vale apuntar bien. Aunque investigando un poco, los usuarios afirman que son aves agresivas, pero a mi, parece que me tienen algo de respeto en ese sentido. Y finalmente nos quedan animales como cerdos, a los cuales os pido que matéis solo para conseguir las mejoras, que los pobres dan mucha penita cuando corren asustados… Lo mismo con aves paradisiacas, solo aniquilad una para el registro, que no dan nada y son muy bonitas.
Unas islas en la que perderse durante horas y horas
En el titulo de Ubisoft no falta vida. Creo que esa es una de las características elementales de la desarrolladora. Todos sus títulos (de mundo abierto) gozan de curiosidades, escondrijos, eventos puntuales y otro tipo de cosas que harán de nuestra estancia un paseo ameno y divertido (no siempre, pero en la mayoría de los casos). Me encantan los títulos que ofrecen un modo para jugar individual lleno de eventos, misiones secundarias y, en general, objetivos que completar. En mi caso, la historia del juego ha pasado a ser algo secundario para mi. He completado varias misiones principales pero la exploración de cuevas en busca de reliquias, la reconquista de puntos estratégicos y el desbloqueo de torres; me pueden demasiado. Es simplemente genial que objetivos tan arcade puedan entretenerte tantísimo tiempo.
Creo que los desarrolladores sabían lo que hacían y si además, comparamos las posibilidades de su predecesor, se puede decir que es Far Cry 3 es un título de acción 9/10. A lo comentado, de hecho, hay que sumarle importantes añadidos como las tiendas locales o el armario que tenemos en nuestras habitaciones en su defecto. Ahí podremos encontrar el arsenal que necesitamos para sobrevivir en la isla. Debo decir que personalmente creo que a Far Cry 3 le faltan una, dos o tres armas de cada sección, pero vaya, con lo que hay es suficiente. Algunos accesorios, un camuflaje y voilá, tenemos el bicho perfecto para matar animales y piratas.
A día de hoy, casi ocho años después de su lanzamiento, resulta imposible no recomendar Far Cry 3 a aquellos que no lo han catado. Sé que ya se ha lanzado incluso el quinto capítulo numerado, pero tanto la comunidad como un servidor coincide en que como el tres no hay nada, con sus elementos que nos harán recordar la ambientación paradisiaca de la primera entrega de la serie. Para mí es un título imprescindible en la biblioteca de un jugador variado que no se aferra a un solo género o un puñado de juegos. Ubisoft sacó un título genial que se quedó con los corazones de muchos usuarios y usuarias. Este videojuego hace que valga la pena tener instalado Uplay, aunque no seamos fans de Assassin’s Creed o Tom Clancy’s. No creo que ninguna otra frase sepa hacerle justicia.