Avisos parentales
De niños soñábamos con ser mayores. Las mañanas en la cancha y las tardes en el parque sabían a poco ante el ácido paladar de un mundo repleto de posibilidades que parecía esperar nuestra madurez con los brazos abiertos. Soñábamos con ir a la playa, con la libertad económica, con perdernos en el roadtrip más infinito. Y ahora, que al fin todo parece estar a nuestro alcance, nada de ello parece tener valor.
Vivimos en una sociedad inquieta, y es ese desasosiego – tanto a nivel organizativo como intelectual – el que nos ha llevado hasta donde nos encontramos actualmente, con una industria del entretenimiento en pleno auge (dada la constante invención de nuevas máquinas y técnicas artístico-culturales) y con el más vasto frente tecnológico abierto de par en par ante nuestra atenta mirada de consumidor. Siempre hemos querido ir a un ritmo acelerado, incluso por encima de nuestras posibilidades, y el caprichoso azar ha sido el culpable de otorgarnos puntual e injustamente el poder de la razón. Somos adictos al avance, y estamos mal acostumbrados a su obtención. Por ello el grafeno ya casi nos parece algo pasado, y el vantablack ha pasado de ser una sustancia extraordinaria a poco más que un tema de conversación pseudointeresante de cena de Navidad. Por ello vemos a una tecnología de la talla de Google Stadia como ‘una plataforma más‘, y por ello no podemos permitirnos mantener nuestra ilusión a buen recaudo si en nuestra mano reside la más mínima oportunidad de convertirla en menuzos.
Los rumores, las filtraciones y los anuncios precipitados hicieron del E3 2018 la edición de los sueños rotos. La celebración de este año, desgraciadamente, no parece que vaya a cambiar el decadente rumbo que la feria angelina tomó el año pasado, por más que nos siga ofreciendo razones para soñar. A poco que nos demos una vuelta por el historial, fácilmente podremos recaer en que hace no escasos meses comenzamos a escuchar por los resquicios más oscuros de internet los primeros rumores sobre la próxima generación de Xbox, que probablemente se presente por todo lo alto durante la madrugada de mañana, domingo 9 de junio. Poco después, descubrimos los primeros detalles de títulos como Death Stranding, cuya fecha de lanzamiento y tráiler gameplay ya descubrimos la semana pasada, o como un hipotético Watch Dogs 3, cuya existencia Ubisoft confirmó este último martes. Y estas últimas horas, no sin su correspondiente cadena de antecedentes mediáticos, propios y extraños quedamos impactados con la filtración del que probablemente fuese el último gran bombazo que, con permiso de las exclusividades de Microsoft, se ocultaba bajo el manto del misterio. Elden Ring, un universo de fantasía oscura ambientado en la mitología celta y gaélica creado por las mentes brillantes de Hidetaka Miyazaki (From Software) y George R. R. Martin (Juego de Tronos), se convertía en un proyecto tangible, que Bandai Namco pensaba llevar al E3 y mostrar por todo lo alto, con tal de preparar el ambiente para un ambicioso lanzamiento a medio plazo.
No es lo único que la distribuidora nipona llevará a Los Ángeles, pues acompañará dicho debut con otros de menor presencia social occidente como los de Tales of Arise (su nueva entrega de la archiconocida saga rolera, que supondrá un importante salto a nivel técnico) y Ni no Kuni: Ni no Kuni: La Ira de la Bruja Blanca Remasterizado (tratándose de una versión revisada para PS4, Xbox One, Switch y PC del clásico de Level 5). Tampoco ha sido lo único que hemos podido descubrir en estas últimas horas, pues uno de los grandes puñetazos sobre la mesa previstos de Microsoft ha ganado nombre y apellido: Bleeding Edge será la nueva apuesta por el multijugador PvP melee 4vs4 de los padres de Hellblade y DmC: Devil May Cry.
Con tal de no robaros más tiempo del necesario, y de no repetir lo que tantísimos otros periodistas se encuentran divulgando actualmente en sus respectivos portales, os ahorraré la tremenda enumeración de filtraciones, pero, desde luego, no es moco de pavo. El E3 siempre ha sido una oportunidad de oro para ilusionarse por la industria, y, como defensor de su espíritu, creo firmemente que sigue siéndolo, pero no por los videojuegos que allí se presentan. Creo que no merece ser optimista en dicho sentido ante un futuro que apuesta por la transparencia extrema, y que ya nos ha dejado clara su visión en repetidas ocasiones, pero pienso que sí que es relevante ‘cambiar el chip’ y aprender a concebir este evento de otra forma, yendo un paso más allá y entendiendo las charlas que se proponen como una ocasión ideal para vaticinar el futuro de la industria, o, al menos, para aprender a hacerlo. Divirtámonos con lo mostrado, compartamos nuestras impresiones y profundicemos en los desarrollos que tanto nos emocionan. Porque sorprendernos con sus anuncios, desde luego, ya es cosa del pasado.