Experiencias para conectar
Las condiciones en las que vivimos hoy en día nos han conectado a niveles insospechados siglos atrás. Esta hiperconexión social nos convierte en una masa gigantesca de pequeños individuos que se asocian en grupos buscando autogobierno y formas de funcionar, siempre con el objetivo de sobrevivir. Esto último, sobrevivir, se nos da muy bien. Al fin y al cabo, hemos adaptado un sistema entero para ello, teniendo que luchar constantemente contra determinados obstáculos que hemos generado nosotros mismos en una especie de consenso general (que no es tan consensuado como pudiera parecer). Podríamos intentar cambiar las cosas para vivir, en lugar de sobrevivir, no teniendo que dedicar el noventa por ciento de nuestro tiempo despiertos a la subsistencia, pero para ello necesitamos un reparto equitativo de condiciones materiales, así como un determinado equilibrio que no pase por el exterminio. Necesitamos empatía.Con dicha cualidad por bandera, el equipo de Deconstructeam compuso el año pasado la colección de Essays on Empathy, que protagoniza este artículo. En ella encontramos varios títulos, algunos más experimentales que otros, que el estudio ya había mostrado anteriormente (y uno inédito). Pero, ahora, podemos disfrutar de todos ellos reunidos en un proyecto que busca reflexionar sobre conceptos y experiencias puramente humanas y que forman parte de todos nosotros.
La empatía se trata de una de las principales condiciones que el ser humano necesita para poder funcionar de alguna forma. Hablo de empatía en su sentido más amplio, no solo como identificación activa con otros sujetos sino como la capacidad de identificar, comprender y entender sentimientos ajenos. Esto es algo que explora ampliamente Ozzie Sneddon en su proyecto The Age of Empathy, una serie de obras (a día de hoy: 2 jugables y 2 en formato cómic) que hemos analizado en su aspecto videolúdico aquí, en HyperHype. Tanto en Existensis como en The Müll Littoral se nos pide acercarnos a determinadas abstracciones con un objetivo en mente: comprender al otro (y, a ser posible, a nosotros mismos).
Por su parte, Deconstructeam trata todos los temas con mucha madurez y cabeza, como ya hemos acostumbrado a ver en títulos más grandes como la principal referencia y su obra más popular: The Red Strings Club. Hablamos de depresión, de pérdida, de rencor, pero también de cuestiones más controvertidas (que será mejor que descubráis vosotros mismos). Ya en aquel garito, el Red Strings, pude comprobar que las cuestiones a tratar no son simples reflexiones filosóficas plasmadas en un relato. Tenemos un poco de eso también, claro está, pero lo que hay en grandes cantidades es “cercanía”. Ideas específicamente recogidas de nuestro vivir diario: inquietudes y reflexiones que yo mismo he tenido con amigos o parejas. Y sí, se extrapolan a un relato ficticio, pero no nos son ajenas en absoluto.
El manejo de la empatía es tal que la conexión con los personajes se hace extremadamente sencilla en todo lo que el estudio ha creado alguna vez. En este caso, Essays on Empathy nos propone diversas píldoras jugables que podemos disfrutar en cualquier orden, donde descubriremos personajes que se alejan de los arquetipos básicos pero que, sin embargo, somos capaces de comprender en poco tiempo. Normalmente, cuando un autor quiere desarrollar la psique de un individuo para que empaticemos con él por cómo se siente suele necesitar bastante tiempo, sobre todo si quiere generar un impacto. No hablamos de lo que le acontece, eso puede ser trivial. Hablamos de sentimientos, de grises y claroscuros en personas sumamente complejas que pueden alegrarse por cosas insospechadas y entristecerse por recuerdos. Aquí, así como lo consiguieron con The Red Strings Club, comprender cómo se sienten los demás, cómo se comportan y qué les lleva a actuar de una determinada manera, es esencial. En aquella obra, el poder corporativo busca precisamente controlar esas emociones, convirtiendo a la empatía en el pilar absoluto.
Cada pieza de Essays on Empathy viene acompañada de un documental en vídeo sobre el proceso de concepción con Jordi, Paula y Marina, cada uno con aportes específicos que funcionan excelentemente como combinación. Debemos tener en cuenta, eso sí, que los proyectos provienen de game jam, por lo que pueden ser algo ineficientes y pueden requerir pulido, algo que se hizo, por ejemplo, con los minijuegos de pirateo y creación de implantes, incluidos con mayor detalle (y con una trama asociada) en The Red Strings Club.
También me gustaría, ya puestos y antes de hacer un repaso por las diversas experiencias, hacer una alabanza al trato que se le da a la sexualidad. Se trata de una idea más, un tema más en la obra del estudio que se contempla como un aspecto humano completamente cotidiano. Es diversa, natural y está presente en nuestras vidas, por lo que se trata aquí de forma normalizada y sin pretensiones de convertirla en el acto carnal prohibido, tabú o morboso. Todo el mundo habla de sexo de vez en cuando y no concebirlo como una abstarcción es un gran paso narrativo para conectar con el jugador (y, por supuesto, para hablar de ello sin tapujos, exponiendo actitudes criticables y alabando actitudes sanas).
Underground Hangovers es la propuesta más mecánica de la colección. Toca excavar y atravesar una cueva para reconstruir nuestra nave espacial, con la curiosidad de que andamos bastante resacosos. Es curioso mecánicamente, pero funciona como minijuego más que otra cosa. Algo similar le ocurre a Zen and the Art of Transhumanism y a Supercontinent Ltd, ausentes de una narración que los conecte completamente y que los convierte en una curiosidad jugable de lo que, posteriormente, se desarrolla en The Red Strings Club.
Engolasters January 2021, por su parte, sí se constituye como algo más íntegro, con una premisa y narración cercados por el desarrollo de la trama. Una mujer investigaba vida extraterrestre en un observatorio en un lugar remoto. Las relaciones familiares son algo tensas, algo que dificulta la gestión de un conflicto por la supervivencia muy sci-fi. Nos coloca en una posición complicada entre los sueños a seguir y la felicidad de nuestros seres queridos, a los que podemos elegir comprender, o intentar que nos comprendan.
Behind Every Great One es una de las experiencias más certeras en su mensaje. La capitalización de la supervivencia ha colocado en la sociedad a individuos en una posición de vacío ante la falta de propósito a largo plazo. A muchos jóvenes les pasa, sin ir más lejos, por eso de ser incapaces de “aportar”. En este caso, la denuncia es de cara a la mujer, que debe lidiar con la ansiedad, la depresión, el vacío antes mencionado y la insatisfacción de tener que “cumplir” en un puesto que no le pertenece: el cuidado completo del hogar. Mientras tanto, su marido, reputado artista, dedica su tiempo a pintar en pro del beneficio económico, impidiéndole a su esposa buscar un empleo porque “no les hace falta”. La realización personal de ella, entonces, no posee valor ninguno, denotando la falta de empatía y lo dañinos que somos por no comunicarnos y no buscar la forma de que todo progrese sin estar haciendo daño (aunque este sea involuntario).
11.45 A Vivid Life es un título simple pero con aspecto curioso: nosotros construimos la trama. Una joven consigue un visor de rayos X con el que puede observar las diferentes partes de su cuerpo que encuentra extrañas, ajenas, si cabe. El origen de ese esqueleto parece incierto a ojos de la joven, que no sabe si algún suceso le ha llevado a habitar huesos que no son suyos o si ha sufrido alguna modificación de la que no es consciente. Las diferentes selecciones de texto nos llevan a resultados diferentes en esta reflexión sobre las posibles causas, todos válidos y con la suficiente variedad como para trastocar el relato por completo, que no posee una ruta canónica.
Eternal home Floristry es una de las píldoras más llamativas. Nos pone en la piel de un sicario que, tras una operación accidentada, acaba en el jardín privado de un anciano, donde cultiva las últimas flores naturales de la ciudad. Podemos combinarlas, pues, para hacer diferentes ramos que enviamos a varios sujetos, cada uno con un significado y una relevancia distintos. El resultado por las decisiones que tomamos y, como veíamos en el bar de Donovan en The Red Strings Club, saber leer lo que necesitan los individuos, conectar con ellos, conocer nuestros sentimientos y tomar decisiones es lo que de verdad nos proporciona una experiencia divertida e interesante. Por cierto, como confesión inoportuna, existen ciertos sonidos que me fascinan en el mundo del videojuego. El primero son los pasos (bendita sea la saga Yakuza y los zapatos sonando por las calles de Kamurocho). El segundo es la aparición de líneas de texto en algunos títulos, con una sonoridad extremadamente agradable. Y reconozco que las de Deconstructeam suelen ser de alta gama.
Dear Substance of Kin y The Bookshelf Limbo son dos experiencias algo menos estimulantes bajo mi punto de vista. La primera es una propuesta interesante que nos coloca en un mundo que, como ellos mismos describen, es medianamente abierto y permite paseos y un diferente orden a la hora de interactuar. Esto puede ser un primer acercamiento, al igual que Engolasters a un entorno videolúdico más amplio en el que los jugadores puedan desenvolverse con más soltura, con un trasfondo más amplio. Si bien no es necesario y el estudio funciona de forma estupenda a escalas medianas y pequeñas, no deja de ser algo digno de desear. Además, la atmósfera y la ambientación son interesantes, imponiendo sacrificios como elecciones, lo que me deja con ganas de ver a Deconstructeam apostando por propuestas del rollo creepy. La segunda propuesta es, quizás, la más simple de la colección, al menos en lo jugable. Simplemente nos coloca en una librería donde debemos elegir entre diferentes estantes y libros buscando un regalo para nuestro padre. Es interesante leer detalles, buscando entender la relación paternal, pero no deja de ser un reducidísimo experimento jugable. Puede ser curioso, eso sí, escoger uno en base a nuestras propias vivencias, generando una respuesta emocional más genuina.
Con esto llegamos a la guinda del pastel y el colofón de la colección: De tres al cuarto. Se trata de una narración que dura aproximadamente hora y media, inédita hasta ahora. No dispone de sistema de guardado, por lo que aun siendo más larga deberíamos disfrutarlo de una sentada. Y creedme, merece la pena aislarse del mundo exterior lo suficiente para ello. Garza y Bonachera son una pareja de comediantes que también comparten un vínculo afectivo. El show que presentan en Menorca cada noche (al menos durante algunos días) nos permite encarnar a Garza a la hora de hacer comentarios sobre cada pelota que nuestro compañero nos deja rebotando y perfecta para rematar. Pero claro, no todo iba a ser fácil, pues para entrar en la lista de posibles continuaciones al chiste tenemos que sacar una carta de nuestro mazo. Estas pueden arruinar la broma, resolverla con un chiste mediocre, estirarla creando expectación o rematarla con eficacia. Lo ideal es poder estirarla lo máximo posible y rematarla elegantemente para conseguir el mayor número de monedas y así poder hacer combinaciones mejores las siguientes noches de actuación, pero el azar influirá en el resultado de la baraja. Por su parte, los personajes tienen mucho más trasfondo del que puede parecer en un principio y este se va desarrollando a lo largo de las conversaciones. Los comentarios del “narrador” mientras se encuentran pasando el tiempo después de las actuaciones son excelentes, pues nos muestran lo que no dicen, pero sí piensan, permitiéndonos conectar mucho más con sus inseguridades, tan ilustrativas de la vida misma que podrían haber salido de nuestras propias bocas.
Deconstructeam demuestra con Essays on Empathy que el microjuego puede ser una experiencia tan plena como cualquier otra. Se pueden crear obras íntimas y cercanas con las que generar un vínculo. A día de hoy creo poder tener una conversación con los miembros del estudio y, si bien nunca los he conocido, estoy seguro de que puedo entender mucho de lo que quieran expresar con apenas un par de frases. Esto es así porque han querido abrir sus narraciones a nuestras vivencias e inquietudes comunes. Porque apuestan por el entendimiento como forma de conectar y de intentar llegar a mejores escenarios. Porque saben que no nos queda otra que intentar entendernos y respetarnos. Al fin y al cabo, nos queda la empatía.