A veces hay que volver a devolverle la mirada al abismo
Acercarse al mundo de Persona es complicado. Pese a no dejar de ser un conjunto de spin-off de la saga Shin Megami Tensei, cuentan con una vastedad de contenido suficiente para lograr que hasta el más pintado se lo piense dos veces antes de entrar al ruedo. Cada juego de Persona no es únicamente enorme, sino que (hasta ahora) tampoco contaba con facilidades para acceder a él en el mercado occidental. Estando presentes en pocos sistemas, sin contar muchas de sus entregas con traducciones al español, la saga de Atlus se auto colocó una gran barrera, tan difícil de franquear como a veces puede serlo la coraza que nosotros mismos llevamos.
No fue hasta que vino Xbox, dispuesta a base de talonario a introducir las tres últimas entregas de la franquicia en el ecosistema de Microsoft, así como en Game Pass, que el umbral de la puerta comenzó a abrirse para muchos. “Vaya, cuando salga el Persona 5 en PC, aprovecho y lo juego”. Lo que nació como un simple comentario en respuesta a lo mostrado en la conferencia de verano de Microsoft, termino convertido en una realidad. Así, iluso de mí, acepté sin darle demasiadas vueltas cubrir y dar una nueva lectura a uno de los juegos más amplios del medio actual. La que has liao, pollito.
Podría decir que esta fue como tal, mi entrada en la saga, pero os estaría mintiendo. Persona es un fenómeno, siempre lo ha sido. He pasado años escuchando a gente hablar de ello, sobre todo de las dos últimas entregas, lo que ha provocado que mi cabeza montase su propia película con opiniones de todo tipo, como si de piezas de Lego se trataran. “Es lo mejor que he jugado en mi vida, te lo prometo”, o “no he visto nunca un juego más pretencioso, no merece esa fama” son algunas de las muchas opiniones que he podido recibir. Lo que sí pude sacar en claro de estas fue que no suele aparecer un término medio en esta dicotomía, o lo amas, o lo odias.
Mucho más que un género
Persona 5 Royal es un RPG. A lo largo del título enfrentaremos a numerosos adversarios mediante combates por turnos, donde necesitaremos de todo nuestro ingenio y capacidad de cálculo para superarlos, así como para recorrer con éxito los distintos palacios. Mediante un sistema de progresión realmente amplio, donde no solo tendremos que preocuparnos de subir nuestro propio nivel y el de nuestros aliados, sino también de mejorar a nuestros personas, así como fortalecer los vínculos con nuestras relaciones para desbloquear ventajas, casi imprescindibles para resolver conflictos difíciles.
Persona 5 es un simulador de vida. La rutina diaria pasa por completar nuestra jornada escolar, mejorar nuestras estadísticas y dedicar tiempo de calidad a los amigos. Ah, y también hace falta trabajar, mantener la imagen personal, divertirse, tratar de pillar cacho y conseguir rascar algo de tiempo para aprobar los exámenes y no convertirse en un desecho social, mientras no dejamos de intentar salvar el mundo. La gestión del tiempo es un componente fundamental en esta ecuación, donde casi al igual que en la vida, siempre notamos el peso del reloj en el cuello.
Persona 5 es una novela visual. A través de las numerosas conversaciones, secuencias y animaciones atravesamos una larga historia cuyo desarrollo narrativo depende (ligeramente) de nuestras decisiones. Intercalándose a las secciones más centradas en lo jugable, no es una mala idea hacerse unas palomitas antes de comenzar la sesión, puesto que no dejaremos de encontrarnos con momentos de desarrollo de la historia, muchos de ellos en forma de anime, en los cuales cabe añadir, Joker es ligeramente más expresivo que durante el resto del tiempo.
Pero además de todo esto, Persona 5 es increíble un trabajo artístico. Toda la superficie interactiva está sostenida por uno de los trabajos más originales en lo que diseño visual se refiere. El motor gráfico, así como las elecciones estéticas a la hora de representar un Tokio visto a través de los ojos de adolescentes consigue un resultado excelente, que no necesita tampoco de gran potencia de procesado para disfrutarse de forma aceptable. Pero en este aspecto sólo nos hemos topado con la punta del iceberg. El diseño de menús, de interfaces y sistemas es posiblemente el mejor desarrollado que he visto en la industria. La disposición de las acciones en los combates, los menús de compra en las tiendas o los ajustes consiguen, gracias al diseño, convertir cada momento en una experiencia distinta y disfrutable, que aporta dinamismo a cada paso.
Devuélveme la vida que me la has quitao’
Con la aleatoriedad típica con la que el protagonista de un isekai termina un mundo desconocido, Ren descubre de repente que es capaz de entrar en los palacios, espacios interdimensionales construidos a causa de deformaciones de la mentalidad de los ciudadanos, cuya psique colectiva se ha visto alterada por esto. De esta manera, pronto descubriremos que nuestra presencia en este espacio puede afectar de forma directa a la persona que lo ha creado.
Rápidamente, nos convertimos en ladrones de emociones. Siempre está presente la opción de destruir completamente los deseos e intenciones del receptor, convirtiéndolo en poco más que un títere de carne y hueso, pero normalmente optaremos por robar únicamente una pequeña parte de él, lo suficiente para obligarle a cambiar los hábitos y decisiones que lo convierten en un lastre para la sociedad. De esta forma se trata una vez más en la saga el colectivismo japonés, donde lo individual se presenta como algo peligroso y a evitar, en pos de que la sociedad se amolde al grupo, a la masa informe que trabaja de día y se infla a sake con su jefe por la noche.
Los distintos palacios que recorreremos representan aquello que está mal en la sociedad. Depravación sexual, soledad, egoísmo, los sentimientos y anhelos más profundos de cada persona se encuentran aquí, y nosotros los recorreremos sin ningún tapujo, abriéndonos paso a espadazos por la desnudez de su alma. De esta manera se da lugar a un diseño de niveles muy variado, donde cada palacio optará por una estética totalmente diferente, evitando así caer en la monotonía. Poco a poco, nos convertiremos en una suerte de Robin Hood emocional. El pueblo, a través de una aplicación, mostrará su apoyo o su falta de empatía hacia nosotros según cumplamos sus designios y les ayudemos en lo que ellos creen justo. De esta forma, lentamente los intereses individuales se irán amoldando a la necesidad de grupo, haciéndose gala una vez más de los principios de la colectividad.
Coged las rosas mientras podáis
“Coged las rosas mientras podáis;
veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta.
La gloriosa lámpara celeste, el sol,
cuanto más alto ascienda
antes llegará a su camino
y más cerca estará del ocaso.
Los primeros años son los mejores,
cuando la juventud y la sangre están más calientes;
pero consumidas, la peor, y peores tiempos
siempre suceden a los anteriores.
Así que no seáis tímidas, aprovechad el tiempo
y mientras podáis, casaos:
pues una vez que hayáis pasado la flor de la vida
puede que esperéis para siempre.”
El profesor Keating estaría orgulloso si sus alumnos faltasen a sus clases para jugar a Persona 5 (o incluso, si les pillase jugando en el aula en la versión de Switch). Y es que, con su mecánica principal fuera de los palacios, lo que el título transmite es la fugacidad del tiempo y la importancia de aprovecharlo.
La rosa que se no coge, se marchita.
De esta manera, cada día tendremos que decidir que hacer con nuestro tiempo. Hay eventos de los que no podremos escaquearnos habitualmente, como ir a clase o asistir a sucesos principales de la historia, pero el resto del tiempo, es nuestro. Pero ojo, que sea nuestro no significa que tengamos el control. Siempre tendremos mil cosas que hacer. Tocará decidir, por ejemplo, entre lavar la ropa de los palacios para conseguir mejores armaduras o entrenar nuestro bateo para convertirnos en una versión más atractiva de nosotros mismos que tenga que gastar el tiempo haciendo de galán y cortejando a otras personas.
Este libre albedrío provocará en nosotros la sensación continua de que nos falta tiempo, convirtiéndonos en una joven versión de nuestras madres al llegar a casa y decir “caray, no me he sentado en todo el día”. Desde luego, una de las principales motivaciones para dedicar nuestros momentos en una u otra tarea son esos puntos que nos ayudarán a subir nuestras estadísticas, pero por encima de todo estarán aquellos instantes que invirtamos en mejorar la relación con el resto de personajes. No podremos ser el mejor amigo de todo el mundo, así que toca elegir con quien desarrollamos una amistad superior y quien debe conformarse con simple compañerismo, al igual que en la vida real. Es cierto que alcanzar nuevos niveles de amistad desbloquea mejoras para el jugador, pero además ayuda a desbloquear nuevos fragmentos de la historia de cada uno, así como en según que personajes, acceder a nuevo contenido íntegro del título. Esta es una de esas situaciones para afirmar que el verdadero viaje lo conforman los amigos que hacemos por el camino.
Todavía hay tiempo para las tortas
De nuevo repetiré, que estamos delante de un JRPG, lo que significa que vamos a enfrentarnos a multitud de enemigos en multitud de combates. Sin terminar de alejarse de las mecánicas y dinámicas habituales de un juego del género, desde Atlus saben como ofrecer una experiencia distinta y refrescante. Tanto nuestros compañeros como nosotros podremos pelear de forma directa, utilizando ataques cuerpo a cuerpo o a distancia, usar objetos o ayudar al combate de formas diversas. Pero más allá de eso, haciendo justicia al título del juego, podremos invocar a los persona que hayan decidido vincularse con nosotros, que vienen a ser una mezcla entre los sistemas de magia y mecánicas de entrenamiento Pokémon.
De esta forma, el conjunto es mucho más que la unión de las partes, dando lugar a enfrentamientos complejos, donde es necesario identificar las fortalezas y debilidades de nuestros enemigos con el fin de explotarlas, con las distintas estrategias que nos da el propio juego, como los ataques combinados o el relevo, entre otras. Hay una dificultad presente en todos los combates, pero los enfrentamientos contra los jefazos son harina de otro costal. Además de difíciles, requieren de estrategias específicas que tendremos que descubrir en el propio combate, donde el margen de error es bastante elevado y no tardaremos en espicharla unas cuantas veces. Por suerte, la originalidad y la manera en la que se desarrolla cada uno de estos combates hace que la experiencia no se torne repetitiva.
Música para mis oídos
Me cuesta mucho hablar del sonido en los videojuegos. Siempre intento incluir al menos una mención de aquello que considero importante en el título en relación con esto, pero esta vez me he permitido dedicarle un apartado. Ya venía avisado de que me iba a gustar la música del juego, pero pensé que tanta fama se reduciría principalmente a unas pocas pistas interesantes, lo que es cierto, pero a la vez no. Varios de los temas principales de Persona 5 van directos a mi playlist, pero sorprende como el título es capaz de contar con al menos una composición excelente para cada escenario, desde los combates y su finalización hasta para recoger la ambientación de cada palacio. El tema del café Leblanc es quizá el mejor ejemplo de zona segura desde los vistos en los primeros Resident Evil. Para ello, Shōji Meguro se sirve de una fusión entre el jazz y el pop que mantiene fresco el loop audible en todo momento. Respecto a este tema, hace un tiempo Rubén López se explayaba en la música como vehículo narrativo en esta misma página.
Ahora, en todas partes
Repitiendo el título de este texto, es un gran momento para jugar a Persona 5 Royal. Por primera vez disponible en la mayoría de plataformas, la experiencia general cambia notablemente. Jugar en PC o en consolas de nueva generación permite disfrutar de la experiencia en su máximo nivel de esplendor gráfico, a tasas de fotogramas prohibidas en PS4. Pero no se trata de la única opción presente, ya que también contamos con la versión de Nintendo Switch, donde se sacrifica el apartado técnico para conseguir una experiencia portátil de calidad. Como la mayoría de RPGs, le sienta genial a la portátil de Nintendo, donde extensión del título se compensa con la facilidad de dejar la partida donde queramos y retomarla en cuestión de segundos.
La combinación de todas estas características hace de Persona 5 Royale un producto único, donde la experiencia general pasa por un juego que se ve bien, se siente bien, se escucha bien y se disfruta todavía más. Creo que su tan elevada duración puede ser una barrera justificada para entrar al título, pero estoy convencido de que vale la pena. Cualquier seguidor de los RPG no debería perder la oportunidad de experimentar las aventuras de los ladrones fantasma. Y cualquier fan de los videojuegos como tal. Y bueno, ya puestos, cualquier fan de cualquier cosa relacionada con la vida, que seguro verá reflejado en algún momento del camino. Más ahora todavía, ya que no hay excusas, estando presente en todas las plataformas.