Sí pero no
La disputa entre Epic Games y Apple ha llegado a su fin… más o menos. Si bien la juez Yvonne Gonzalez Rogers considera que Epic no ha podido demostrar que Apple ha formado un monopolio en lo que se refiere a microtransacciones en móviles, ha vetado a la manzana prohibir que se informe de otras pasarelas de pago en sus aplicaciones. Junto a esto, Epic tendrá que pagar una indemnización a Apple de 3,5 millones de dólares (el porcentaje no pagado a Apple en su momento) por ruptura del contrato. Por supuesto, esto no le ha gustado nada a Epic, y por ello van a recurrir la sentencia. El veredicto sobre Apple tomará forma el 9 de diciembre y habrá que ver sus consecuencias, ya que de primeras es una pequeña victoria de cara al desarrollador y al consumidor que quiera apoyarlo de forma directa pero implica que dichos desarrolladores puedan hacer uso de información personal como el email para ponerse en contacto con ellos.
Si habéis estado siguiendo el juicio os habréis reído mucho y os habréis cuestionado más de una cosa que tenemos asentada en nuestra industria. La juez comienza con la definición de videojuego para saber cómo enmarcar la protesta de Epic, y es impresionante ver cómo ni ellos son capaces de ponerse de acuerdo en algo que debería ser trivial. De ahí pasamos a los llamados “expertos” de ambas compañías, que han servido de mofa hasta para la propia juez, que les dedica un apartado bastante hermoso en la sentencia. Con argumentos como que Apple permite tener aplicaciones de mala calidad en su plataforma o que Epic integra a Itch.io con la intención de desviar la atención sobre el tema, pasando por la discusión de si el plátano del Fortnite está desnudo o no (no me lo estoy inventando), solo podemos sacar una conclusión: a veces es necesario que venga alguien externo a revisar qué está pasando.
El problema no es, por ejemplo, que Itch contenga juegos con material que puede considerarse ofensivo, sino que tener una tienda dentro de otra tienda quizá no es una buena idea. Asimismo, tampoco el debate debería centrarse únicamente en que Apple se lleva parte de las microtransacciones, algo que hasta cierto punto puede entenderse, sino que se aprovechan del desconocimiento del usuario y aumentan sus ganancias callando a los desarrolladores. La conclusión es que hay un claro duopolio entre Apple y Google en lo que al mercado móvil respecta, pero que gracias a otras plataformas como Nintendo Switch o el juego en la nube de Microsoft ese mismo mercado se está viendo afectado.
Personalmente creo que se ha dado un paso en la dirección correcta, quizá no muy grande, pero se ha dado. Gracias a este juicio se han traído a colación la transparencia de los contratos entre empresa y desarrollador, así como el tajo que se lleva la empresa. Este debate ya surgió en su momento cuando Epic Games fue trayendo juegos a su plataforma al llevarse un porcentaje menor que Steam de las ventas.
Lo gordo, más allá del dinero, es esa política de silencio y aprovecharse del desconocimiento del consumidor. Por suerte, estamos viendo con más frecuencia que se hacen públicos algunos contratos como los de Raw Fury o los números que maneja Epic con los juegos que regala cada semana, y podemos hacernos una idea de lo que hay que cambiar por dentro. Ya no es solo el hecho de que el ambiente dentro de los círculos de desarrollo sea abusivo y tóxico, sobre todo si eres mujer o perteneces a una minoría, sino que esa burbuja de los juegos tirados de precio, microtransacciones abusivas y desarrollos cada vez más ostosos va a terminar explotando. Este ha sido un paso minúsculo, sí, pero ha servido como demostración de que se pueden cambiar las cosas, al igual que los otros litigios contra las lootboxes. Como consumidores haremos lo poco que podamos, pero si hay algo que teme toda industria es que la justicia y el gobierno empiece a meter el dedo.