La tierra de la libertad
Hace 19 años, ni más ni menos, una generación de jóvenes estrenaban su recientemente adquirida PlayStation 2 con el nuevo título de Rockstar Games y Rockstar North, antes llamada DMA, Grand Theft Auto III. Una franquicia que, hasta el momento, con sus títulos de PlayStation, presentaba a un personaje que debía desenvolverse en una ciudad realizando variadas diligencias para diversos grupos mafiosos de la ciudad y así ganarse su respeto y, en el proceso, el odio del resto de familias. Todo esto desde una perspectiva cenital en un mundo que se destacaba por la libertad entregada al jugador de hacer lo que quisiera; un sandbox, su propia caja de arena para hacer lo que quisiera con ella.
Ahora llegaba una nueva generación y el salto que haría la franquicia sería el más grande que ha hecho en toda su existencia. No solo pasaría del 2D al 3D, sino que además desarrollaría un mundo mucho más ambicioso, iría, gradualmente, dejando su naturaleza arcade para contar una historia con personajes más desarrollados, con consecuencias a los actos, con progresión y sin quitarle ni una pizca de libertad al jugador. La única limitación inicial sería quitarle la posibilidad de cruzar la ciudad completa de inmediato. Una decisión que, si bien arbitraria, sería lo mejor para hacer que el jugador conociera realmente el mundo que le rodeaba, conocer sus reglas y a sus personajes antes de lanzarse en un completo frenesí. Así comenzó Grand Theft Auto III y así era su mundo.
Una Liberty City viva
No es un misterio ni un secreto para nadie que Liberty City, la ciudad donde se desarrolla la historia de Grand Theft Auto III esté basada en New York. Y por pocos motivos más que la censura se me ocurre que hayan recurrido al cambio de nombre, ya que la representación de ésta -sobre todo teniendo en cuenta el año en el que se lanzó el título- es bastante fidedigna. Contamos con una versión alternativa de lugares icónicos como Central Park, el Times Square, el puente de Manhattan, entre otros lugares de la ciudad.
También tenemos el metro subterráneo, el cual podremos usar para transportarnos por la ciudad como una especie de viaje rápido pero que no es instantáneo, como en los juegos modernos, sino que nos ofrece una cámara cinemática del tren desplazándose por los túneles de Liberty City. El tren superior, el que pasa por encima de las calles también está presente y cumplirá el mismo objetivo que el subterráneo, con la diferencia de que éste solo nos trasladará a través del distrito de Portland -el cual es una mezcla de Queens y Brooklyn de New York– y se comportará como un tren real. Es decir, al subir a la plataforma, tendremos que esperar a que éste llegue para subirnos y viajar, no aparecerá a nuestro gusto justo cuando queramos y, si osamos correr libremente por las vías del tren, es probable que terminemos en el hospital tras ser arrollados. Un elemento que definitivamente le quita lo práctico al tren pero, a cambio, lo hace sentir más real.
Pero sin duda lo que otorga vida a Liberty City son sus habitantes. Y si bien la variedad no es el fuerte de Grand Theft Auto III, si podemos encontrar escenarios en los que prostitutas se acercarán al auto a ver si uno está interesado en sus servicios si lo dejamos aparcado mucho rato, corriendo de esta manera el peligro de que un ladrón se acerque y nos baje del auto para llevárselo. Podremos ver grupos mafiosos enfrentándose a disparos entre sí en las calles, si alguien “muere” en la calle vendrá una ambulancia y los paramédicos le realizarán CPR para revivirlo. Asimismo, nos podemos encontrar con vehículos que no respetan las leyes del tránsito, saltándose semáforos en rojo o cruzándose a la pista contraria, resultando en accidentes. Y nada de esto está predefinido a que pase en determinados momentos, sino que son reglas establecidas en el mundo de Grand Theft Auto III y pueden desencadenarse en cualquier momento.
Las consecuencias de nuestros actos
Otro apartado en el que Liberty City nos muestra lo viva que está es en su respuesta a nuestros actos. Si matamos a mucha gente o si agredimos a un policía, recibiremos una estrella de búsqueda. Si seguimos infringiendo las leyes éstas irán en aumento y, con cada una, la persecución será cada vez más brutal. A las tres estrellas nos comenzará a perseguir un helicóptero, a las cuatro se unirá el SWAT, a las cinco el FBI y, finalmente, a las 6 el ejército, cuyos tanques solo necesitarán un golpe a nuestro vehículo para hacerlo estallar con nosotros dentro, por lo cual será casi imposible liberarse de ellos yendo a un taller de pintura donde nos quitan los niveles de búsqueda.
Pero no es solo la policía la que reacciona a nuestros actos. Según vayamos avanzando en la historia, en la cual comenzamos como un don nadie, nos iremos haciendo enemigos de las diversas mafias de Liberty City.
Entre estas están las Triadas, la mafia de la familia Corleone, la Yakuza, el Cartel colombiano. Algunas de estas son meras pandillas cuyos miembros andan con un bate de béisbol, el cual no dudarán en usar en contra de nosotros apenas nos vean, pero las mafias más poderosas, particularmente los Corleone, contarán con subfusiles y escopetas y, apenas entremos a su territorio, nos comenzarán a disparar sin misericordia, llegando a un punto en el que será mejor realizar todas las misiones necesarias que se desenvuelvan en el sub distrito de Saint Marks -hogar de los Corleone– antes de enemistarse con ellos, pues sobrevivir en sus tierras es casi imposible dado su poder de ataque.
Otros detalles menores que ahora se dan por hecho pero que en su época resultaban revolucionarios, tales como si abres fuego en la calle, la gente gritará de miedo y saldrá huyendo del lugar, si golpeas a alguien cabe la posibilidad que esa persona quiera pelear contigo o salga huyendo, los vehículos cambiarán drásticamente dependiendo del distrito en el que estemos. Siendo Portland el lugar donde se encuentren más autos viejos y con menor potencia y Staunton Island donde aumentará notoriamente la probabilidad de encontrar autos deportivos o de lujo y en cada sub distrito liderado por una mafia o pandilla se podrán encontrar los vehículos insignes de estos. Los Corleone conducen sedanes de lujo, las Triadas camiones de carga, los Diablos autos muscle modificados, etcétera.
Una verdadera revolución para la época
Grand Theft Auto III no es un juego perfecto. Sus ambiciones excedían por mucho sus capacidades y esto se nota especialmente en algunos misiones que son difíciles por el mero hecho de que las mecánicas del juego no estaban del todo preparadas para las exigencias de cada misión pero sí que hay una belleza escondida en un juego que aspire tan alto. Y, sin duda, tiene más éxitos que fracasos. Este juego lo pasé en múltiples ocasiones cuando era una adolescente y ahora, volviendo a él, no puedo sino sorprenderme por lo que logró en su época y las sólidas bases que presentó hacia el futuro. Sin duda los juegos que vendrían a continuación limarían muchas asperezas con las que contó este título pero gracias a GTA III Rockstar Games lograría lo que logró en la era de PlayStation 2 con esta saga y marcaría un antes y un después en los juegos de mundo abierto. Y, sin nada más que agregar me despido diciendo: Nos vemos en Vice City.