Muerte al silencio

Para barnizar de contexto la introducción, no será sopresa para nadie saber que, el 25 de mayo, un policía racista y su compañero asesinaron al ciudadano afroamericano George Floyd en Minneapolis. No será sorpresa para nadie saber que Estados Unidos explotó, literal y metafóricamente, de furia. Las calles se bañaron de fuego, sangre y sirenas; el tejido social de un país al que habíamos aprendido a observar como la potencia definitiva, como el máximo hito dentro de política y economía, se venía abajo. Primero (como siempre) reaccionó la sociedad civil; luego vino el estado, y luego la industria. Cada día se sumaban a la lista empresas que mostraban de una u otra forma su apoyo a las manifestaciones, y aunque esto no sea algo digno de celebrarse ni de aplaudirse, es importante que haya pasado. Y también es importante que no haya pasado.

Cosas como el Bundle for Racial Justice and Equality de Itch.Io, con una recaudación total de 8 millones, ciento setenta y cuatro mil, novecientos ochenta y cinco dólares, demuestran que detrás de todo ese odio, cinismo, y egolatría que puede permear tanto a consumidor como a industria a partes iguales, pueden existir cambios, o ganas de hacer un cambio. Ganas de quitarle a punta de actos ese velo de cosa ajena al mundo con el que todos parecen querer cubrir al videojuego. Otras empresas de cuyo caso seguro ya escuchaste también hicieron esfuerzos de variada intensidad por darle la atención que merece al suceso, algunas con más éxito que otras, aunque la casi norma fue el no pretender que no ocurrió y que no afecta en nada al mundo. Personalmente, no me interesa saber si Sony hizo las declaraciones que hizo por alguna clase de “temor” a la ola de saqueos, o si Microsoft publicó lo que publicó con el afán de mejorar su imagen y subirse a la tendencia de efímera solidaridad. Se hizo y ya está. Algunos hallaron esperanza en esas declaraciones, otros vieron hipocresía, y en el caso de esos sub-seres autoproclamados “gamers”, hubo rabietas. Hubo la ya clásica tendencia a odiar todo lo que quiere invadir su medio con políticas, ideologías y declaraciones de las que él no quiere saber nada y de las que él nunca formará parte. Porque los videojuegos son para divertirse, no para pensar, ni para reflexionar sobre nuestro mundo y el cómo nos relacionamos con él. Qué va, aquí yo vengo a entretenerme, y mi compañía, ésa a la que le soy fiel, también lo sabe. Hasta que se le olvida, y como último bastión en el cual refugiarse del mundo y sus reveses, el “gamer” acude a Steam y decide vitorearlo por su decisión de permanecer ajeno, de elegir el silencio; de no formar parte de esas actitudes progres que solo vienen a destruir su cultura.

Steam

Luego pasa algo muy divertido. Algunos desarrolladores, pequeños pero con espíritu, empiezan a sacar sus productos de esta plataforma. Porque, parafraseando a Andrzej Sapkowski, ser neutral ante la maldad y el odio es lo mismo que ponerse del lado del mal y el odio. Lo apoyo. Desde mi humilde punto de vista, tener la capacidad de hacer algo y  no hacer nada no es distinto que hacer algo terrible, o apoyar al que hace algo terrible. Steam es la plataforma de videojuegos para PC más grande que existe, y su voz, queramos o no, resuena. Pero lo que resuena aun más es su silencio. De momento, solo han sido dos los desarrolladores que se han retirado. Julian Glander, creador de Art Sqool y Lovely Weather Wer’e Having, ha declarado:

“En las últimas semanas, Steam y Valve han optado por no abordar el movimiento Black Lives Matter, sin haber hecho una declaración amplia y genérica sobre la justicia racial”.

Otros desarrolladores independientes, como Gabriel Koenig y Dan Sanderson decidieron hacer lo propio con su obra. Sus páginas en Steam siguen visibles al público, pero sus videojuegos ya no pueden comprarse. Y eso me parece de puta madre. Aunque me parecería aun más de puta madre que esto sea solo el chispazo, el atisbo de llama que podría convertirse en infierno. Infierno para Steam por decidir no hacer uso de su poder de convocatoria en pos de una causa necesaria; infierno para el “gamer” que aun piensa que su hobby existe aparte del mundo y que seguramente detrás de los videojuegos no haya seres de carne y hueso que en algún punto o en otro de sus vidas hayan podido sufrir de discriminación y abuso, fuese por el motivo que fuese.

Por si no queda claro, creo que es algo muy bueno que cosas como esta empiecen a pasar, porque solo puede servir para aumentar nuestra noción de una industria basada enteramente en vidas, en personas, en gente como nosotros que merece su ración de voz y respeto. Creo que es bueno que si Steam decide cerrar la boca al respecto, los creadores de contenido que lo alimentan empiecen a abandonarle. Me parece necesario despertar de ese sueño que nos dice que no hubo ni habrá nadie detrás de una pantalla y un par de pixeles.