¿Sabrá Xbox darle forma a su nuevo gran catálogo de IPs?
Última semana de enero, o lo que es lo mismo, semana número dos después del seísmo más grande que hemos vivido en el mundo del videojuego. Como todos sabréis a no ser que hayáis estado todo este tiempo en una cueva, el 18 de enero, y tras escasos minutos de rumores en redes, la cuenta de Xbox confirmaba la compra de Activision Blizzard King. Adquisición que deja la de Bethesda en un juego de niños, al estar hablando no de 7, sino 70 mil millones de dólares la cuantía detrás del movimiento. Pero hoy no vengo a repetir lo que ya se ha dicho durante estos días. Hoy, después de dejar un poco repostar la noticia, vengo a reflexionar sobre el estado del catálogo de Xbox Game Studios después de las nuevas incorporaciones. No dudo de que llegar a un acuerdo de este tamaño no ha tenido que ser nada fácil, pero ahora Phil Spencer tiene un reto todavía mayor: dar forma a esta nueva cartera de IPs.
Qué aportan los nuevos estudios
Ya cuando se anunció hace alrededor de un año y medio la incorporación de Zenimax a las filas de Microsoft, apareció una idea en mi cabeza que ahora no ha hecho más que confirmarse. Y es que existe una duplicidad muy clara entre los juegos que desarrollan varios de los nuevos equipos de Phil. Obsidian Entertainment fue uno de los primeros logos que se incorporaron al plantel. Un estudio especializado en RPGs occidentales con clara tendencia a crear mundos llenos de pequeñas narrativas con ese toque de humor que les caracteriza. Se ve claro en The Outer Worlds, una de sus más recientes creaciones. Un juego espacial que recuerda en tono a otra de sus obras pasadas: Fallout New Vegas. Porque, sí, Obsidian siempre se ha considerado ese alumno aventajado en la escuela de Bethesda Softworks que, por azares del destino, ha acabado formando parte de la misma empresa. Algo similar podemos decir de Arkane y Compulsion, ambos con influencias de ese inmersive sim tan especial de Irrational Games y sus Bioshock. Encajar cada pieza, será algo que lleve tiempo, aunque quizás también propicie convergencias interesantes entre estudios y marcas.
En contrapartida, Microsoft siempre ha pecado de tener un catálogo algo oscuro. Y aunque muchas de estas nuevas franquicias aportarán también variedad dentro de este espectro, creo que es de celebrar el salto al color que la empresa ha dado gracias a incorporaciones muy interesantes como Double Fine. Puede que Psychonauts 2 no haya sido un gran éxito de ventas, pero el brochazo de frescura y originalidad que ha aportado al año de Xbox, es una maravilla. Es una tendencia que ya veíamos viendo en los de Redmond con los Ori, Sea of Thieves o incluso con juegos algo denostados como ReCore. Sea como fuere, parece que la visión editorial de la empresa está abriendo nuevos caminos, y eso solo puede darnos alegrías ahora que además cuentan con marcas tan icónicas como Overwatch, Crash Bandicoot o Spyro.
Yo al medievo, tú al espacio
Es esa frescura el mayor reto que tiene la compañía por delante. Pues ya no hablamos solo de géneros, sino de la propia ambientación de los juegos. El hecho de encontrarte un cartel en la parada de autobús y ver que Game Pass tiene nuevas y excitantes aventuras que ofrecernos. Sin embargo, miramos con perspectiva, vemos que hay ciertos patrones demasiado homogéneos. The Elder Scrolls, Avowed, Fable, World of Warcraft, la estética medieval es algo que ya podemos confirmar que reinará en el catálogo de Xbox en los próximos años. A buen seguro el diferenciar y vender como productos únicos los proyectos venideros será un trabajo que llevará verdaderos quebraderos a las agencias de publicidad.
Será clave aquí la comunicación entre los distintos equipos. Cada uno tendrá que dar con un tono que diferencie a su RPG medieval, ya sea con el humor en el reinicio de Fable o la magia en el juego de Obsidian. Que cada uno encuentre su lugar en el universo Xbox será clave para tener éxito entre este catálogo tan extensísimo que se avecina.
Aunque esta homogeneidad de propuestas, tiene también su contrapartida positiva. El hecho de que Halo, Starfield, The Outer Wilds, Prey o Starcraft sean parte de Xbox Game Studios y PlayStation no tenga (por ahora) ninguna aventura espacial, hace marca. Y esto, es también un horizonte que Phil debería buscar en su catálogo. Mezclar tres empresas tan grandes como Microsoft, Bethesda y Activision Blizzard, puede hacer que la personalidad desaparezca de tu sello. Conseguir que el público reconozca a Xbox en sus juegos, será también uno de los mayores retos para la compañía y en mi opinión uno de los objetivos más importantes.
¿La casa de la primera persona?
Y crear marca no solo se consigue con unas murallas o unas estrellas en un artwork. Tu forma de concebir los juegos debería marcar todos y cada uno de los desarrollos, por muy diferentes que sean entre sí. No es casualidad que, ya sea con un banner de Uncharted o un póster de God of War, sepamos que estamos ante un juego de PlayStation. Que relacionemos a la marca japonesa con aventuras en tercera persona, mundos abiertos o grandes historias narrativas no es algo aleatorio. Está buscado y marca toda línea creativa de Insomniac, Sucker Punch y compañía. Call of Duty, Halo, Doom, Wolfenstein, Dishonored, quizás la primera persona, los shooters y el frenetismo puedan ser esas señas de identidad de las que hablo. O quizás no. Es algo que solo la distancia nos lo dirá.
“What a time to be alive”. Phil Spencer tiene un camino difícil por delante como gran nuevo CEO de la división Gaming de Microsoft. Porque tratar de encajar todas las piezas, ya sean exclusivas o no exclusivas, de este puzzle no va a ser tarea fácil. Pero hacerlo bien, puede darnos la mejor época de la historia de Xbox, llena de juegos originales y universos que descubrir. Solo el tiempo nos dirá todas las consecuencias que acaban ocurriendo a raíz de esta compra. A partir de 2023 la piedra estará en el tejado de Phil y sus decisiones. No sabemos lo que ocurrirá entonces, pero de lo que sí podemos estar seguros es de que ahora a los de Redmond sagas icónicas y equipos con talento no les va a faltar.