La gordofobia sigue calando en el mundo del videojuego
Me resulta extremadamente ridículo que hoy en día todavía se debata sobre el peso de las personas y más aún si se trata de personajes en los videojuegos. Aun así, aquí estamos, tras el Showcase de PlayStation con sus magníficos lanzamientos a largo plazo con Insomniac como principal protagonista, los usuarios solo se han quedado con una cosa: Thor está gordo en God of War: Ragnarok. La problemática radica desde el momento en el que no se critican las mecánicas jugables o lo poquisísimo de narrativa que pueda evocar un vídeo de menos de tres minutos, sino que con lo único que se quedan es con algo tan banal como el cuerpo de un personaje que, por lo que se ve, cobrará gran protagonismo en la siguiente entrega de la saga.
Madre mía, ¿cómo se les ocurre recrear a un ser mitológico que se atiborra a cerveza, hidromiel y comida con unos kilos de más? Comencemos por lo más importante, cada personaje tiene una fisionomía según sus supuestos hábitos, y esta no define cuán fuerte es ni cuán importante es en la narrativa. Si no, que se lo digan a personas reales, verbi gratia Eddie Hall, el múltiple ganador de Strongman, un ex-hombre más fuerte del mundo cuyo aspecto se asemeja muchísimo al del nuevo Dios del trueno. A Hall no le hace falta tener abdominales para levantar 500 kilos de una sentada ni ser el hombre más normativo para cumplir su objetivo deportivo.
El espacio donde se desarrolla el videojuego es importante
Toda esta polémica me recuerda un poco a lo que pasó con el peso de Aloy en el último tráiler de Horizon: Forbidden West, resulta que pusieron a la muchacha con unos kilos de más y la gente, además de aludir a su peso, se metió con la compañía por no representarla como una chica que “siempre hace ejercicio”, porque todo el mundo sabe, obviamente, que si haces ejercicio eres una persona súper atlética y musculosa. Porque en un mundo devastado por las máquinas y semifeudal, ¿quién no tiraría de mancuernas o press de banca? Lo mismo pasa con nuestro Thor pansón, ¿acaso no puede ir a su gimnasio de confianza y hacer unas arrancadas tras desatar el Ragnarok y matar algún que otro etón?. Bueno, se ve que en esos contextos no hay tiempo para ir al gym y tener el cuerpo que los gamers™ de turno necesitan. ¡Qué pena!
Hay que recordar también que el Dios del trueno en las películas de Marvel recibió alguna que otra crítica por su subida de peso. En Avengers: Endgame, Thor sube de peso porque tiene atracones a causa de la depresión por la muerte de su hermano; por lo tanto, su cambio físico se ve afectado. Hasta aquí todo cobra sentido, menos para los usuarios más críticos, que consideran que un hombre que siempre ha sido canónicamente atlético y musculoso no puede ser… gordo. Para más inri, a este personaje lo dotaron con una carga cómica mayor, véase el frame en el que no quiere salir de su choza y juega al Fortnite.
“Generalmente, se nos dan roles de personajes cobardes, que hacen el ridículo, avariciosos, flojos y con una debilidad irrisoria para la comida.”
Asimismo, como comenta mi compañero de redacción Jaime Llanos en su artículo Gordos en los videojuegos: un problema de representación, a los personajes con sobrepeso siempre se les intenta dar un carácter humorístico para encajar en la historia e intentar darle sentido a su existencia. Esto es una realidad que lleva pasando desde hace siglos, porque, por ejemplo, aunque no quiero ser redundante con mis textos anteriores, todo es una consecuencia negativa de Sancho Panza, uno de los primeros hombres gordos en literatura, que para contrarrestar a su compañero de batallas consigue ser un personaje con poca cultura y con una torpeza cómica. Este elemento cómico llega a irritarme, y es que los gordos no tienen por qué hacer gracia inherentemente. Lo que más les ha dolido a los usuarios es que este personaje sea fuerte y serio, además de protagonista.
La gordofobia y la sexualización en las mujeres, una batalla interminable
Algo similar ocurre con las mujeres, aunque no tenemos tanta representación porque la mayoría de las veces se nos sexualiza y hacen que las tetas se muevan con una corriente de aire de 1 km/h.
En Bordelands tenemos a Ellie, una mecánica con sobrepeso, y a pesar de que el videojuego consigue desarrollar un hilo de tensión humorística desde que empieza hasta que acaba, ella sí tiene que ser divertida, no como Moxxi, la camarera sexy que tiene un tono de voz sensual y habla en un modo más serio, que puede estar detrás de la barra sin decir nada con medio pecho por fuera, pero de eso no nos quejamos, ¿no?
Es verdad que las compañías continúan creando este tipo de personajes porque la cultura que nos rodea es tan fuerte y gordófoba que hasta nosotros mismos nos metemos en ese papel. Enrique Gil lo resume muy bien en su artículo Los gordos no puedes ser protagonistas, donde espeta que “ser gordo se resume en ser patético. Uno solo puede ser mejor cuando adelgaza, cuando se tonifica, pero mientras tengas kilos de más será el bonachón, el ridículo, el graciosete, porque eso es lo que nos ha enseñado la cultura. Y no solo a nuestros detractores, sino a nosotros mismos, los que tenemos sobrepeso y nos vemos obligados culturalmente a adoptar esa actitud para encajar en unos cánones que nos hagan más llevadera nuestro propio lugar en la sociedad”.
Aun así, creo que el nuevo Thor de God of War va a significar algo muy importante en la industria. Un personaje que tiene tanta potencia y carga argumental que no necesita ser el ‘bonachón’ o ‘graciosete’ para destacar. Mantengo la esperanza de que en algún momento pueda ver a gordos y gordas representados por su personalidad y no por su peso.