Diversión sin ambición
Admito que tengo sentimientos encontrados con Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte. Hace 3 semanas os conté qué me pareció el ambicioso título de Insomniac Games para PlayStation 5. Esta epopeya espacial, capaz de intercambiar protagonistas sin importancia alguna, es uno de los títulos más destacados del año. Entra muy bien por los ojos, pocas obras le pisan los talones (en estos momentos) en lo que al apartado técnico se refiere. Tanto a nivel visual como sonoro nos encontramos con un juego único, una celebración que a su vez sirve de demostración de qué está por venir para la nueva consola de Sony. Pero, si intentas ir más allá, si quieres profundizar en su historia o en algunas de sus mecánicas, el resultado es un juego simple que busca hacerte pasar un buen rato. Fast food, para que hablemos en términos que todos entendamos. ¿Y realmente esto está mal?
Seré claro: Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte es un juego excelente. Tan excelente que no ha parado de generarme dudas las últimas semanas. Con Returnal no viví esa situación, desde que me puse a los mandos de la obra de Housemarque sentí que estaba ante algo diferente. It Takes Two, otro juego lanzado a comienzos de año que también he podido jugar, es otro golpe directo al estómago, tan contundente que no deja atisbo alguno a la indiferencia. El caso de lo nuevo de Ratchet y Clank es distinto. Estamos ante otra demo técnica, otro producto de la franquicia estrella de Sony para demostrar que las explosiones y el pelo de los lombax son cada vez más realistas. Un juego, en resumidas cuentas, tan divertido como insustancial. Y sigo sin verle nada de malo.
Una obra que genera debate
Llevo días pensando cómo abordar este artículo. Cuando escribí el análisis, en una de esas eternas charlas con Charlie me pidió que me mojase más. Intenté profundizar en el juego, ver algo más allá en una trama tan palomitera que encaja perfectamente en la etiqueta de película de Pixar. Dos héroes espaciales enfrentan una situación desconocida provocada por el villano de turno, actor secundario que como de costumbre trunca los planes iniciales. Nos han contado esta historia mil veces, de hecho aventuro que nos la contarán mil veces más. Y aún así Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte se siente fresco, es divertido y te permite disfrutar de él con la mente en blanco. Me abriré por un momento: trabajo, estudio e intento tener cierta estabilidad mental aprovechando mi tiempo libre, por estos motivos un juego de estas características me ha sentado de lujo.
Sí, quise ver más allá y me topé con un telón de acero. Rivet y Kit, las versiones alternativas de los protagonistas, son dos personajes interesantes con un iceberg tan grande que da pena ver que solo hemos visto la puntita del mismo. La lombax con cola (importante ya que Ángela Cross carecía de ella) es sentimental e impulsiva, formas de ser que ha adquirido como fruto de diferentes vivencias traumáticas. Perdió un brazo, vagó sola durante años, y a lo largo de la aventura te deja claro que prefiere estar sola antes que mal acompañada. Es un personaje común en obras del género, una protagonista con la que es fácil encariñarse. Sientes su dolor, Insomniac demuestra que quedan ciertas pautas de Marvel’s Spider-Man y su forma de abordar la narrativa, pero todos sus propósitos caen en saco roto. Puede ir más allá pero el estudio californiano frena en seco.
Kit, por su parte, es incapaz de aceptarse a sí misma. Minimiza los halagos, ve cada reto como una montaña imposible de escalar y tiene miedo a ser juzgada. Sufre un síndrome del impostor de manual, además escenifica en cada intervención las ganas que tiene de ser aceptada. Su rol como personaje secundario es interesante, aporta un registro diferente a la sobriedad de Clank. Este y Ratchet son un equipo consagrado, un binomio sinónimo de éxito. Pero son un producto de la creatividad de hace dos décadas. Rivet y Kit tienen miedos, temen enfrentar problemas y buscan siempre la solución más rápida. Forman un tándem interesante, uno que deseo ver más en profundidad en futuras entregas. O, quién sabe, en una hipotética subsaga.
Aún así, me es imposible dejar a un lado el fallo garrafal de Insomniac. Tenían una oportunidad de oro para demostrar la madurez del estudio, para consagrar lo visto tanto en Marvel’s Spider-Man: Miles Morales como en su predecesor. Pero no fue así. Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte cumple con creces como producto de entretenimiento, es un juego divertidísimo que terminarás una y otra vez hasta que consigas el platino. Pese a esto es latente que es incapaz de profundizar. Funciona con el piloto automático desde hace varias entregas, algo lógico si tenemos en cuenta su nivel dentro del ecosistema PlayStation y su categoría de demostración técnica. Con Rivet y Kit se abre una veda, una posibilidad de observar nuevas narrativas y una forma diferente de contar historias, una en la que los personajes aborden temáticas actuales.
La indiferencia excelsa
A fin de cuentas, Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte es un juego incapaz de provocar sentimientos. Cumple con creces, algo que me he cansado de repetir en este texto y en el análisis. Es divertido, es impecable a nivel gráfico y está tan cuidado tanto en lo técnico como en el gameplay que ha jubilado de golpe y porrazo a centenares de títulos. Aún así, es un monstruo de Frankenstein perfecto, una obra que con un poquito de allí y otro de allá confecciona la partitura que todos hemos oído mil veces y seguimos disfrutando. No innova, no aporta nada nuevo, pero pensando largo y tendido he llegado a la conclusión de que no lo necesita. No estamos ante ese tipo de franquicia.
En el seno de la propia Sony hemos visto evolución en sagas como God of War o Uncharted. Incluso, por nombrar algún coetáneo, Jak & Daxter y su magnífica segunda entrega. Aún así, Ratchet & Clank siempre ha permanecido con el piloto automático, asumiendo pocos riesgos para mantener el estatus de valor seguro. En una industria cada vez más grande, los usuarios más exigentes demandan riesgos a las compañías, apuestas diferentes que se salgan de lo establecido y muestren una cara diferente a lo habitual. Y aún así, Pokémon Espada y Escudo va camino de ser el juego más vendido de la franquicia. ¿Me he explicado bien?
La indiferencia que crea este juego es similar al famoso Gato de Schrödinger (admito que se me ha ocurrido el título del artículo justo en este punto). Es, al mismo tiempo, un producto simple y un juego sobresaliente. No pisa en terreno pantanoso, tiene la posibilidad de contar y transmitir algo pero no quiere jugar ese partido. Divierte, de hecho divierte muchísimo, pero más allá de un gunplay cuidado, plataformas escasas y una exploración intermitente, ya que muchos de los mundos están más vacíos de lo que deberían, no hay nada. Y aún así es increíble.
Me he rebanado los sesos intentando dar cierto valor a un juego que carece de él. Ni culpo ni felicito a nadie, Insomniac Games ha sabido elaborar un título excelente que es como las películas de Marvel: diversión sin profundidad. Mientras jugaba a Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte me di cuenta que, por primera vez desde hace 4 años, estaba disfrutando sin pensar en nada. Por deformación profesional quiénes realizamos análisis de videojuegos jugamos con una libreta al lado. Avanzas, apuntas varias cosas y sigues con el proceso cíclico. Como Returnal pero con papel y boli. Con este juego no. Con la obra de Insomniac empecé, disfruté y, cuando me di cuenta, estaba viendo los créditos finales. Vaya gustazo.
Lo siento Charlie, no puedo mojarme si no llueve
O si no me pongo debajo de la ducha, pero como subtítulo queda mejor lo otro. Más poético. Como decía en el párrafo anterior, he intentado formar una opinión sobre el juego, darle vida a una idea que cuente de forma profunda cómo no afrontar los miedos de Rivet y Kit han derivado en un juego insustancial que se queda a la orilla en muchos aspectos. Pero no he podido, simple y sencillamente eso. Sí, puedo sacarle punta al juego y terminar afirmando que es un producto insustancial, comida rápida que consumes mientras revisas el móvil, pero no es así. Estamos ante una obra prefabricada, cocina de autor envasada al vacío. Sabe bien, está bien y comer en tu casa es más cómodo y barato. Puede que este símil carente de sentido resuma lo que me ha hecho sentir el juego.
Volveré a Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte. Sin duda. Pero no lo haré por su valor como obra, por su inexistente forma de contar una historia simple que no va más allá de la space opera. Lo haré porque es divertido, carismático y un valor seguro, un juego de los que nunca falla. Sumergirse en él no es un reto intelectual, su gameplay se puede resumir en “disparos y saltos”. Y me encanta. A veces me gusta llegar del trabajo, hacer un poco de ejercicio, ducharme, comer algo y sentarme a hacer algo que no me haga pensar. Si es telebasura, como puede ser La isla de las tentaciones o Jersey Shore, disfruto viendo estupideces que no haría en mi vida. Si es un juego como el último Ratchet & Clank, simplemente me relajo y disfruto.
Divertido e insustancial a partes iguales
Le dedicaré poco más de una decena de horas, volveré de vez en cuando y lo guardaré en su caja esperando su momento. Y ya está, no tiene más misterio. Para los fans de la franquicia, este título es un regalo de Navidad tardío. O muy temprano, no olvidemos que salió a la venta a mitad de junio. Para los usuarios de PS5, una demostración del poderío de la consola, un juego divertido que no te exigirá demasiada atención más allá de esquivar, disparar y saltar. Para mí en concreto, Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte es el juego del lombax de Schrödinger. Indiferente y excelso a partes iguales. Lo siento mucho Charlie, no puedo mojarme si no está lloviendo.