Por las nubes
Decir que la filtración de Microsoft es grave es quedarse corto. El desliz del gigante tecnológico ha desvelado desde emails confidenciales con estrategias de negocio hasta planes de desarrollo con títulos bastantes esperados aún sin anunciar. Podéis echar un vistazo al documento aquí, en los adjuntos al pdf. Sin embargo, lo que ha resultado ser más sorprendente (a mi gusto, lo más preocupante) es el nuevo modelo de Xbox Series X. Si bien ya asumíamos que esta generación servía para tentar las aguas de un modelo completamente digital, los documentos filtrados reafirman esta filosofía y el movimiento hacia el procesamiento en la nube. Sí, este va a ser otro de esos artículos.
El debate de si es mejor el formato digital o el físico está más que manido, y realmente se puede resumir en qué priorizas: en el corto o el largo plazo. En PC el mercado digital es superior en todos los sentidos, con una amplia variedad tanto de plataformas de distribución como de proveedores. Por otra parte, el mercado de segunda mano es un gran aliciente para las consolas, permitiendo obtener ofertas sin limitarse únicamente a la tienda digital. Tener multitud de oportunidades es esencial por una razón muy sencilla, y es que genera competencia y hace más accesibles títulos que, de otra forma, bajarían de precio de forma puntual. Aparte de esto, la tienda respectiva cerrará tras unos cuantos años, impidiendo no solo comprar juegos (haciendo que un porcentaje desaparezca para siempre) sino también volver a descargar los que ya tengamos (gracias, Nintendo). En PC este problema se compensa con plataformas como itch o GOG, en las que puedes bajarte el instalador y guardarlo para siempre en tu disco duro. Esto, de forma legal en consolas, es inviable al ser un sistema cerrado.
Nos reímos mucho de qué pasará el día que cierre Steam, pero es que ya ha ocurrido con otras tiendas digitales. No somos del todo conscientes de que lo que compramos es una licencia temporal, no un videojuego. En PC, de nuevo, al menos tenemos alternativas con las tiendas sin DRM, pero cuando quieras recordar dentro de unos años lo bien que te lo pasaste jugando a Hi-Fi Rush en tu Series S igual te llevas una sorpresa al no poder ni descargarlo. Cuando cierren los servidores de la tienda para una consola exclusivamente digital lo que te va a quedar es un hermoso pisapapeles y decenas de juegos que no puedes ni revender (la retrocompatibilidad, por desgracia, sigue dejando muchísimo que desear).
Ahora vamos al siguiente paso. Si todo esto ya pinta mal, que la evolución del videojuego para Microsoft sea la computación en la nube es lo peor que nos puede pasar. Ya sea de forma híbrida calculando cierta parte en servidores más potentes, o ejecutando el juego directamente desde ellos, nos va a traer los mismos destrozos que el streaming en el resto de industrias. El juego en la nube mata la preservación del medio y es algo que ya hemos visto con algunos exclusivos de Stadia, donde al menos tuvieron la decencia de devolver el dinero de las compras. Sí, es un sistema muy accesible para aquellos que no pueden permitirse una consola o un ordenador, pero no estamos hablando de dar más opciones, sino de quitar las que ya tenemos por otras que son peores, sobre todo a la larga.
El problema no es si un formato u otro es mejor, ya que cuando se hace bien es prácticamente trivial. La verdadera razón por la que las consolas completamente digitales son una amenaza para el medio en general y para ti como consumidor es la falsa sensación de posesión. Vivimos en un ciclo de consumo tan agresivo que la inmediatez y el FOMO anulan cualquier sentimiento de disfrute y nostalgia. Los niveles de pobreza cada vez son mayores, y las soluciones “económicas” resultan en una desviación gradual hacia el alquiler del producto, eliminando su posesión de la ecuación y convirtiendo dicho alquiler en “lo normal”. Si Netflix quiere que una serie suya desaparezca para siempre, no vas a tener una forma legal para volver a verla. Lo más parecido que tenemos es GamePass, y no son pocas las personas que se han comprado una Series S únicamente para pagar la suscripción mensual; de nuevo, sigues sin poseer nada. Es el mismo concepto por el que echaron a Don Mattrick hace diez años, solo que han ido calentando la olla poco a poco para que no pienses en el mañana. Para qué jugar a lo de hace años, si ahora tienes esto otro.
El juego digital no es malo; es más, teniendo en cuenta la vida útil y el deterioro de los medios físicos, lo más seguro es tener una copia digital guardada en un disco duro. Sin embargo, cada vez se usa más para enmascarar el hecho de que los juegos cada vez nos pertenecen menos, si es que alguna vez lo han hecho. Por supuesto, tiene todo el sentido del mundo para las empresas, pero quizá vaya siendo el momento de dejar de pensar en ellas y empezar a pensar qué nos beneficia realmente a nosotros. No pretendo que estéis de acuerdo conmigo en todo ni mucho menos, ni que empecéis a comprar juegos físicos y abandonéis plataformas como Steam; cada uno tiene sus prioridades y circunstancias y hace con su dinero lo que quiera, faltaría más. Es innegable que los modelos de suscripción permiten que mucha más gente acceda a títulos que de otra forma no podrían ni se plantearían jugar, además de tener una opción más económica a través de consolas puramente digitales. Lo que sí que quiero es que, si te importan mínimamente los videojuegos o el entretenimiento en general, te replantees si esto es lo que quieres a largo plazo, qué opciones tienes y hasta dónde merece la pena pasar por el aro.