Lo más notable: la baja de Geoff Keighley
Cada verano llega un momento de celebración del videojuego, una fiesta en Los Ángeles que nació como una exposición de videojuegos y ha terminado siendo todo un evento abierto al público. El E3 cambia a la par de la industria, aunque también ha tenido sus trabas: Nintendo fue una de las grandes en dejar de asistir y limitarse a llevar el formato Treehouse donde probar sus juegos mientras que un grupo muy majo se dedica a hablar en profundidad de los nuevos títulos; Sony ya ni se presenta, sugiriendo que apenas tiene nada nuevo que presentar al estar preparando terreno para lo que será PS5; y el resto sigue su curso, estando cada vez más centrado en probar los próximos títulos, disfrutar de los mejores cosplays y todo lo que ofrece LA en ese momento del año: mucho calor.
Este año la cosa no iba a ser distinta, y aunque estos últimos se han puesto difíciles, quieren seguir adelante con ello. Tras el abandono de Geoff Keighley como presentador del E3 Coliseum, la cosa pintaba algo regular, ya que alegó a una filtración de un borrador de la web, con un listado de empresas asistentes incompleto en el que no se podía encontrar a Nintendo. Tras 25 años asistiendo al evento, Geoff considera que toma la decisión correcta, y propone a los organizadores del evento que, de alguna forma, esta celebración también se extienda a la gente que no puede asistir presencialmente. Así mismo, resulta que el borrador era eso, un borrador, y que Nintendo asistirá al evento como ha estado haciendo en las últimas ocasiones. La ESA, organizadora del evento, dice que nos preparemos para el evento, ya que podemos esperar muchas sorpresas y peces gordos de la industria y conversaciones con ellos. Como el Coliseum, vaya.
Es innegable que el E3 está pasando por uno de sus momentos más flacos, al menos tal como lo conocíamos. Cada vez son más las empresas que abandonan el barco u ofrecen su participación a través de un medio no presencial. Como ya he dicho antes, Nintendo fue una de las primeras, y por supuesto no ha sido la única. El E3 tiene que adaptarse al mercado, y eso es indiscutible. Hace años tenía sentido que solo fueran los periodistas, pero ahora que vivimos en un mundo hiperconectado es más fácil que nunca sacar un móvil y contar tu experiencia, lo que ha favorecido que el público “de a pie” también pueda participar. El E3 tiene que llegar a todo aquel que quiera disfrutar de esta gran fiesta. Es cierto que es más complicado llevar la experiencia de lo que se siente al ver a Miyazaki en el mismo pabellón que tú, pero la intención está ahí.
Tanto el Coliseum como otras muchas propuestas quieren acercarnos a lo que se vive allí. Se podría hacer algo como que, por ejemplo, alguna que otra demo se pueda probar en casa (no todas porque si no nadie acude), pero por probar que no quede. Los streamings han ayudado mucho a traer esa experiencia, incluso aquellos que lo retransmiten desde su casa acompañan a quedarse hasta las 3 de la mañana en vela para ver la conferencia de Bethesda. También hay que tener en cuenta que en estos últimos años apenas se han presentado cosas que nos hayan volado la cabeza, refiriéndome a empresas grandes y no a indies, que siempre sorprenden. Está siendo un momento de transición entre la generación anterior y la que se viene, aunque el hecho de que PS5 se esté haciendo esperar tanto y no vayan a acudir resulta más que raro. Con todo, volveremos a tener un evento que promete variar en su fórmula, y espero de corazón que sea así.