Un salto hacia delante en el tiempo
Capcom ha desvelado que sus juegos digitales son cada vez más importantes ya que el número de ventas acompaña a este formato que gana adeptos cada año. En proporción, uno de cada cinco juegos que vende la compañía, se distribuyen digitalmente y creen que todavía hay margen de aumento para estas cifras. De hecho, a raíz de una cuestión surgida en su última reunión de accionistas anual, los japoneses confirmaron que su índice de ventas de digitales se sitúa en torno al 80% con una marcada tendencia en alza. “Si bien depende de cómo se comporten nuestros clientes en el futuro, por el momento estamos promoviendo una estrategia digital con el objetivo de alcanzar el 90%, ya que hay algunos clientes que prefieren tener discos“, comentaban desde Capcom con optimismo, “queremos maximizar los beneficios de las ventas digitales con la posibilidad de llegar a todo el mundo“.
Esta situación sigue la estela que manifiesta la tendencia digital en los videojuegos, representando el 53,3% de la distribución total el año pasado y se espera para este año llegue al 75,4%. Si tenemos en cuenta que el año pasado se alcanzaron cuotas del 80% en EE.UU. y que en PS4 los juegos digitales superaron ampliamente a los juegos físicos, estando las consolas más ligadas al formato físico, parece plausible alcanzar la meta del 90% que se propone Capcom. Las cifras de Capcom han estado impulsadas, en parte, por el éxito del juego y la expansión de Monster Hunter World: Iceborne. Un videojuego que ha extendido parte de su contenido como juego de servicio a lo largo del tiempo y ha sido muy vendido tanto en consolas como en PC. A todo ello, le ha precedido el remake de Resident Evil 2 y se augura un buen futuro con el recién anunciado Resident Evil 8: Village. Este repunte en lo digital no tiene precedentes en tanto que se vaticinaba una mayor coexistencia entre el digital y el físico.
Más allá de las ediciones coleccionistas, pese a las IPs que posee Capcom, la nostalgia no parece ser un factor decisivo a la hora de elegir entre lo físico o lo digital. Por lo que el valor del videojuego toma una nueva perspectiva. Incluso la aparición del coronavirus este año puede haber contribuido a adelantar los tiempos y precipitar lo digital hacia la hegemonía de los videojuegos. Con ello, los juegos de servicio y los juegos que siguen actualizándose y desarrollándose tras el lanzamiento cobran más sentido aunque supone alargar unos plazos que tal vez entorpezcan el desarrollo de juegos más convencionales. Otros factores como la capacidad de memoria en las consolas y el PC, la velocidad de descarga, la accesibilidad de la información y la disponibilidad de las descargas tendrán mayor peso, volviéndose incluso imprescindibles a día de hoy. La volatilidad de lo digital parece acompañar a una consumición frenética de los videojuegos, volviéndose más intangibles pero tal vez no lleguen a padecer lo que sucede actualmente con las series y películas.
Todo reside en lo que los juegos, al ser interactivos, exigen de nosotros una mayor implicación y por tanto, no pasan tan desapercibidos una vez empecemos a jugar. Por el contrario, en el peor de los casos, antes de empezar un nuevo videojuego tal vez nos cause rechazo o hastío jugarlo, ya sea por el tiempo o la avalancha de otros juegos pendientes. A diferencia de las series o películas, la saturación de los juegos puede ser un auténtico incordio para un mundo ideado en lo digital. Al igual que sucede con tantos otros progresos, no hemos sido conscientes de lo mucho que han cambiado las cosas en tan sólo 15 años, cuando lo digital se concebía más como una amenaza y cuando conceptos como el DLC eran imposible de creer. Lo físico quedará relegado a quiénes tengan a mano una instantánea del pasado para comparar, entonces es cuando daremos cuenta verdaderamente del tiempo transcurrido como si de la galería de un coleccionista se tratase.
Tal vez ahí radique esa acritud a lo digital: no quedará nada como testigo de lo vivido, no será un muñeco, un juguete roto o una estatuilla polvorienta… será unos bits en la memoria de un PC o una consola abandonada en una caja de cartón, amontonada entre otros “trastos inútiles”. Nada dará pie a la experiencia que hemos vivido con ese juego salvo el recuerdo. Al final, no importa, nadie jugará, ni disfrutará, ni experimentará ese juego en particular tal como lo hicimos nosotros por mucho que nos empeñemos. No hay vitrina para nuestros logros y trofeos platinos de ese juego, ni tabla que anuncie las horas jugadas. Tampoco importa. Es un recuerdo e ignoramos el valor de contar ese recuerdo. Nuestros antepasados, durante generaciones, han vivido sin objetos que atestiguan una vida, comunicando los fundamentos de la misma a través de la transmisión oral.
Hoy en día serán los vestigios de foros muertos o impacientes familiares que no aguardan a que terminemos de contar nuestra batallita de nuestro juego favorito. Y es que todo hay que decirlo porque es nuestra manera de rendir tributo al recuerdo de nuestra experiencia. Afortunadamente, en HyperHype tenemos nuestra propia sección de tributos donde atesoramos nuestros mejores momentos. Capcom entiende que debe dejar paso a ese futuro y nosotros adaptarnos a él porque no hay tiempos, ni formas, mejores o peores.