Trabajo por un sueño
Desde que existe la festividad de la Navidad y similares, sea cual sea su origen; Natalis Solis Invicti en el imperio romano en la que se intercambiaban regalos y liberaban temporalmente a los esclavos, el nacimiento de Frey, dios nórdico del sol naciente, en escandinavia donde se adornaba un árbol de hoja perenne, … El hombre ha estado esperando regalos y sorpresas, tenga la edad que tenga, allá por el final del año solar gregoriano. Con ilusión en nuestros ojos, en sintonía con la mañana del 25 de diciembre o 6 de enero, todos los años asistimos a miles de kilómetros de distancia a los Ángeles para disfrutar del E3.
Siguiendo con el símil de la Navidad, este evento ha cambiado mucho para mi conforme los años han pasado y no por el continuo avance de las manecillas del reloj en mi organismo, sino por las diferentes formas en las que he visto este evento. Tal vez la única constante en todos estos años ha sido que siempre he tenido exámenes en esas fechas. Y es que comencé a enterarme de las novedades de la industria como mero espectador que comentaba lo más llamativo y lo más olvidado por redes sociales pero, con los años, he ido participando activamente en el como prensa, cubriendo todos los anuncios al minuto.
Tal vez, el sueño de todo periodista de videojuegos, además de conocer a grandes personalidades que han sido los culpables de que un día como hoy estemos sentados frente una página en blanco esperando ser acariciada con tinta, sea el trabajar in situ en el E3 y es que en el evento puedes probar juegos en primicia, entrevistarte con desarrolladores, cenar con gente importante y desvirtualizar a compañeros. Pero claro, este objetivo, como cualquier sueño, es difícil de conseguir.
Lo que más nos acerca a esta sensación a la que aspiramos a llegar es seguir las charlas y anuncios en directo, sudando cada palabra que sale de los altavoces para traerla lo antes posible a la página para que todos aquellos que no pueden estar pegados a la pantalla puedan enterarse de toda la última hora. Y esto, aunque parezca moco de pavo es un trabajo muy tenso. Siendo sincero, yo no he podido estar en casi ninguna de las conferencias, creo que al final fue solo una, pero mis compañeros han estado en todas dando el callo. Microsoft, la conferencia que estuve cubriendo, fue todo un espectáculo. No pararon de sacar juegos, anuncios, tráilers, si perdías la atención en algún momento te podías perder algún anuncio menor. Todo esto es genial para el espectador ya que en ningún momento se aburre pero para aquel que tiene las manos sobre el teclado es un suplicio.
Tensión, estrés, … un precio a pagar durante unos días al año por el disfrute máximo del lector. Un trabajo desinteresado que frena el disfrute del periodista del directo al día siguiente en el que disfruta, ahora sí, de la conferencia sin tener que estar pendiente de qué han anunciado exactamente o si algún canal de malamadre en youtube está subiendo los tráilers. Un precio a pagar por un sueño que algún día se hará realidad.