Hora de plantar un almendrero
En la mayoría de las ocasiones cuando hablamos de nostalgia en el mundo de los videojuegos solemos asociarla a remasterizaciones de los clásicos o de la misma versión original. Esta mirada atrás hacia la corta historia del medio nos teletransporta a tiempos de bits y teles “de culo”, o hasta a las mismas recreativas pasando por las consolas portátiles que siempre nos acompañaban. Doraemon: Story of Seasons no se centra en rescatar un juego enterrado en el tiempo o algún protagonista pixelado. Le vale con Nobita, Gigante y compañía.
Doraemon, el gato cósmico, fue una serie de animación con origen japonés, que tuvo el honor de coronarse como una de las más famosas e internacionales de su historia, comenzando su emisión como manga en 1969 y como anime en 1973, y llegando a España en 1994. No puedo negar que mi infancia ha estado marcada entre otros por este gato azul que vino del futuro, y la ilusión con la que esperaba ver los inventos que poseía para salvar el día al despistado de Nobita, y esta vez no va a ser algo distinto.
Doraemon: Story of Seasons nos coloca en un día cualquiera en la entrañable vida de Nobita y Doraemon, cuando por casualidad encuentran una peculiar semilla redonda, al cual no dudan en llevar al monte que hay detrás de la escuela y plantarla. Este descubrimiento ilusiona a la pareja, la cual va en búsqueda de sus amigos para hacerles conocedores del hallazgo, acudiendo todos a donde se encuentra la semilla en cuestión. Tras vestirse con la ropa correspondiente para unos granjeros, empiezan su cuidado justo para darse cuenta que en un instante la semilla ha crecido vertiginosamente hasta convertirse en un gran árbol. Momentos después una repentina tormenta arrasa con la planta y con todos los integrantes del grupo, los cuales acaban teletransportados a un tiempo y una tierra totalmente desconocida para ellos.
Bajo esta premisa parte el título desarrollado por Marvelous en colaboración con Brownies y publicado por Bandai Namco. Perteneciente al género de los farm simulator, los amables aldeanos de Shizen nos cederán una granja abandonada para que la reacondicionemos y tengamos un trabajo mientras encontramos una manera de volver a nuestra época. No tendremos una historia lineal al uso, sino que conforme avancemos en nuestra granja, descubrimientos o relaciones con el resto de las personas, diferentes cinemáticas nos irán poniendo al día de la rutina de nuestros compañeros o de los hallazgos que se hagan y que nos ayudarán a continuar nuestra investigación. Uno de los puntos flojos que le podemos achacar es el difícil seguimiento de las misiones principales que posee, ya que estas no costarán en ningún menú ni opciones, quedándonos sin registro de nuestro avance y dejándonos amparados en la duda. Para eso tendremos una cabina con la cual podremos repetir las escenas y tomar otras decisiones de las que tomamos en el momento si se diera el caso. Esta no es una solución y, a la espera de un posible futuro parche, esta incertidumbre sobre cómo continuar puede dejarnos perdidos respecto al seguimiento de la línea argumental.
Respecto a los controles se hace algo complicado seleccionar las casillas en las que deseamos trabajar, al igual que al intentar relacionarnos con nuestros vecinos y no poder hasta colocarnos en un punto exacto. El avance, al igual que el tutorial, pueden resultar pesados ya que el avance general es lento, posiblemente buscando alargar algo más las horas de juego para suplantar un contenido jugable que podría haber sido mayor si lo comparamos con el indie Stardew Valley. Estas carencias técnicas pueden resultar cuanto menos engorrosas, pero no logran empañar una obra que posee un mimo extraordinario tanto en el apartado artístico como en el musical.
Doraemon: Story os Seasons no será el título que revolucione el género, pero tampoco es su pretensión.
Nos encontramos ante una estética colorida, de tonos suaves los cuales obtienen una preciosa calidez gracias a la apariencia de acuarela que posee. Haciendo zoom podemos observar con más detalle los fondos, dejando ver de fondo el papel sobre el que están dibujados escenarios y personajes. A pesar de que de primeras puede dar la sensación de que todo lo que nos rodea es estático excepto los insectos y personajes, en realidad si prestamos atención podemos ver la suave sacudida de las copas de los árboles con el viento o el vaivén de un bote debido al envite de las olas. Todo esto ayuda a dar la sensación de que el universo en el que nos movemos, más allá de nosotros, está vivo, ayudando a complementar una experiencia visual envidiable.
Moviéndonos en el plano musical, también hallamos temas agradables que no quitan protagonismo a la jugabilidad, cuya duración media sirve como banda sonora a nuestras tareas matutinas. La escasez de estas pistas puede provocar cierta repetitividad, llegando a sonar toda la jornada si nos encontramos durante el día el por las zonas a las que se le asigna la canción.
Siguiendo las anteriores creaciones del título encontramos las mecánicas que han hecho triunfar a la saga Story of Seasons y anteriormente a Harvest Moon: un juego de granjas con carácter y entretenido al que volver siempre que queramos, y es ahí donde reside su fuerte. La espera hasta este momento del año se ha hecho algo larga debido a las ganas que tenía de poder tenerlo en mis manos, de poder llegar a casa y descansar recogiendo la huerta o apañando mi granja, y en eso cumple notablemente. Asimismo, el otro punto principal que resulta necesario destacar reside en la colaboración con Doraemon. Mi primera reacción fue de rechazo: una serie como esa no pegaba en un mundo de granjas, cuyas mecánicas implican el trabajo y esfuerzo del jugador a la hora de plantarse una rutina de tareas que se han de cumplir para ir mejorando nuestro entorno. Doraemon era la vía de escape fácil en la serie, siempre planteaba soluciones a los problemas a base de inventos, y es por eso que no terminaba de encajarme cuál iba a ser su papel. Tras los primeros vídeos y la posibilidad de probarlo en profundidad puedo ver que no pude estar más equivocado.
No juzgues a un libro por su portada; a un videojuego, aún menos
Ver a Nobita y su grupo trabajar sin la ayuda de los inventos desmontó todas mis teorías, aunque lo que más ilusión me ha hecho ha sido poder ver que cada uno conserva su personalidad y carisma identificativos: las broncas entre Gigante y Suneo, el apoyo de Shizuka en todo momento, e incluso las inevitables comparaciones entre Doraemon y los mapaches. Todo esto ayuda a no sentirte extraño en este mundo al que llegas perdido, a que cada invento te saque una sonrisa y a transportar la nostalgia de los que vimos la serie a un juego del que, al principio, no esperaba que me emocionase.
Este análisis ha sido realizado con un código de descarga para Nintendo Switch cedido por Bandai Namco.