Yo, robot
Por fin, tras varios días y tomándome con calma la historia, he conseguido terminar y ver uno de los finales de Detroit: Become Human. Ojalá hubiera podido ver algún que otro final más para ver cómo cambia la historia dependiendo de las decisiones que he ido tomando. Pero el análisis apremia, y vengo a contaros mi experiencia con éste juego, que desde luego, me ha sorprendido gratamente.
La historia es desde luego es de las mejores del estudio, desde un principio la narración se divide en tres relatos diferentes, cada cual perteneciente a un protagonista, pero que de alguna manera u otra esta guarda relación con todas a la vez. En la ciudad de Detroit, en el año 2038, los humanos conviven con Androides, que están ocupando los hogares atendiendo las tareas que las familias no quieren hacer así como los trabajos duros, por culpa de ello el mundo está sumido en una gran crisis, ya que los humanos no tienen trabajo puesto que están siendo suplantados por los Androides, que son más rápidos, eficientes y a la larga, más baratos. A causa de ésto muchos humanos desarrollan un fuerte odio hacia las máquinas, llegando a hacerse visible en los primeros compases del juego, con la trama apenas desarrollada.
Detroit ha sido la ciudad elegida para desarrollar esta historia por Quantic Dream, debido al símil con el desarrollo del automovilismo. Esto sucede también con los androides ya que es la pionera en la comercialización en masa de éstos gracias a la empresa CyberLife. No puedo continuar hablando de la historia sin antes hablar de cada uno de nuestros protagonistas, ya que nosotros seremos los que tomemos las decisiones por ellos cambiando así el curso de la historia principal y a su vez afectando a los otros protagonistas.
Kara, el personaje por el que vio la luz éste juego, a petición popular tras la demo técnica de un motor gráfico para PS3, es nuestra primera protagonista. Su labor como androide es la de ama de casa, teniendo que hacerse cargo de una niña y su padre, que sufre ataques de ira constantes. Kara tendrá que enfrentarse a su programación y desafiar al sistema durante uno de los momentos más impactantes del juego, convirtiéndose así en divergente, para adoptar el papel de protectora durante el resto de la historia y enfrentarse a muchos peligros para asegurar tanto su supervivencia como la de la niña y escapar de la ciudad.
Connor es un detective creado por CyberLife para ayudar a la policía de Detroit a acabar con el auge de Divergentes. Connor es el primer personaje que controlaremos en el juego, en la famosa escena de la azotea que pudimos jugar durante la demo. Este será el primer contacto que tendremos con un Divergente. El personaje de esta trama se debatirá constantemente tras cada encuentro con los distintos Divergentes sobre si acatar las órdenes de los humanos sin rechistar o seguir sus instintos como Androide para así acabar convirtiéndose en Divergente (dependiendo de la decisión de cada jugador). Durante toda la historia suele ser el personaje más decidido y leal a su objetivo.
Markus, para mi es el personaje con más peso de la historia (al menos de la mía), también es el último personaje que vamos a conocer, puesto que no lo habíamos visto hasta que hemos tenido el juego en nuestras manos. Empieza siendo un Androide más, en éste caso un Androide doméstico a cargo de los cuidados de Carl, un famoso artista el cual está ya muy mayor, quien nos aprecia tanto como a un hijo. Muchas de sus palabras son inspiradoras para Markus, quien se acabará convirtiendo en el líder de una revolución por la liberación de los Androides.
La jugabilidad es muy similar a la de los anteriores títulos de Quantic Dream, la diferencia es la presentación de los controles en los quick time events y durante la toma de decisiones, que en determinados momentos nos aparecerá una especie de cronómetro representado como una barra que desaparece para tomar decisiones rápidas. Una de las opciones características de este juego, lo tendremos al pulsar R2, haciendo que el tiempo se detenga y nos de lugar a escanear y encontrar objetos o pistas que nos ayuden a continuar con la aventura. Otra de las opciones singulares de éste título son los pequeños puzzles que encontramos en algunas misiones, en las que podremos reconstruir el escenario de un crimen paso por paso o incluso comprobar las posibilidades de ruta en un enfrentamiento o huida. Se echa en falta el botón para caminar más rápido que teníamos en los títulos anteriores.
El motor gráfico del juego es uno de los más potentes usados hasta la fecha, haciendo que los rostros parezcan casi foto realistas, gracias a la cantidad de detalle que tienen. Es cierto que los escenarios en los que nos movemos son algo reducidos, lo que permite que todo esté detallado al máximo. Este nivel gráfico ayuda a la inmersión del jugador en cada capítulo, todo esto acompañado de un destacable apartado sonoro.
La banda sonora acompaña en todo momento todas las escenas, pasando de momentos de acción a desgarradores. Como punto negativo al apartado sonoro, no puedo evitar hablar de ciertos doblajes al español, en especial el de Alice, la niña al cuidado de Kara, que te saca constantemente de la historia cada vez que le toca hablar. Supongo que es un problema del doblaje al castellano, así que no hay que darle mucha importancia, pues se arregla fácilmente cambiando el idioma. Pero es solo un caso aislado, tampoco tiene mucho texto, así que no es un problema mayor, el resto del doblaje me ha resultado impecable.
El mejor juego de Quantic Dream
Detroit: Become Human, es un juego totalmente rejugable por su naturaleza, y que jugado por primera vez puede durar entre 7-8 horas, pero que se puede alargar si queremos experimentar cada uno de los finales y tramas.
El juego cuenta de 4 a 6 finales según el personaje y las decisiones que vayamos tomando. Y yo, sin lugar a dudas, volveré a jugarlo hasta ver todos y cada uno de los finales, ya que la historia lo merece.
Este análisis se ha realizado con una copia adquirida por la redacción.