La luz nos baña a todos por igual

Este verano se cumplirán cinco años del lanzamiento de Destiny 2, cinco años de evolución y cambios de todo tipo, desde el enfoque por el título, hasta empresariales en Bungie, como su marcha de Activision Blizzard y su entrada años después en Sony. Este periodo es lo suficientemente grande para aprender y comprobar que los planes iniciales pueden desembocar en unos totalmente diferentes. Nunca está de más recordar, tal como vimos en el breve repaso a la historia de Bungie por su 30 aniversario, que en un origen Destiny era una saga planteada para un lanzamiento bienal, con una única expansión en los años del medio. El camino tomado no puede ser más dispar a este, puesto que, con La Reina Bruja, ya son seis las expansiones que esta secuela ha recibido y no será la última. Pero no hemos venido aquí para discurrir el futuro del título, sino a vivir el presente, un presente muy oscuro, debido a la propia luz, que ahora también se encuentra en manos del enjambre. Savathûn, la reina de la colmena ha llegado, y con ella ha traído el don con el que el viajero bendijo a los guardianes, dotándoles de fuerza para salvar la galaxia una y otra vez. El enjambre, ya peligroso por sí mismo, se convierte ahora en una de las mayores amenazas para la estabilidad del universo y el mundo trono nos espera para que intentemos revertir la situación. Prepara tu equipo, ciérrate el casco y disponte a luchar, pues ese es tu destino, guardián.

Más contenido para el baúl de los recuerdos

No hay que olvidar que Destiny 2 es descrito como un shooter MMO, siglas que dictan un camino muy marcado. La palabra que más rápidamente acude a mi mente al pensar en este género es rejugabilidad, un título de esta índole debe estar planteado para ofrecerte una gran cantidad de horas de juego y conseguir que esto sea recibido por el usuario como algo positivo, no como un castigo. Desde los orígenes de la saga, son muy visibles las bases empleadas con este fin, bases utilizadas previamente en los demoniados looter shooter, donde dedicamos horas a masacrar oleadas de enemigos y esponjas de balas en busca de una pieza que nos mejore las estadísticas ligeramente. Lo que en origen era un término que me atraía, con los años pasó a transformarse en algo a evitar, por su fácil traducción a pozo de horas vacías. Actualmente no suelo dedicar mi tiempo a juegos de esta índole pues no termino de encontrar satisfacción en ellos, lo que podría entenderse como una intención de aprovechar mi tiempo, pero por desgracia mis horas registradas en juegos como Lost Ark lo ponen en contradicho.  Independientemente de la situación, siempre tengo un hueco para Destiny 2. No invertí muchas horas en la primera entrega, pero cada vez que he puesto mis manos en una expansión de la secuela, he terminado con una experiencia muy grata. Siendo que ya son media docena las expansiones presentadas, es inevitable pensar que algunas son mejores que otras, pese a que esto no quiera decir que se trate de aventuras inherentemente malas. Por suerte, no hay lugar para discusiones con La Reina Bruja, puesto que este DLC se encuentra sin lugar a duda en el podio de la saga.

Una campaña de leyenda

En resumidas cuentas, cada nueva expansión añade al título una nueva aventura, nuevo equipamiento, mazmorras e incursiones como contenido de endgame, junto a cambios en los contenidos básicos. Siendo que este texto ve la luz unas semanas después del lanzamiento de La Reina Bruja, es bastante probable que ya os hayáis informado sobre esta o que incluso leáis este texto con la expansión en vuestras manos. En cualquiera de los dos casos, el mensaje más fácilmente accesible es que “la campaña es la leche”. ¿La explicación? El equipo de Bungie ha metido toda la carne en el asador a la hora de diseñar las 8 misiones que componen esta aventura que nos presenta a la nueva villana principal (o no), confeccionando posiblemente los mejores encuentros de la saga. Desde el lanzamiento del primer Destiny, era reconocible la esencia del equipo de desarrollo, que no es nada menos que el que dio vida al Jefe Maestro y revolucionó el género de los FPS.

Destiny siempre recordó a Halo, y en La Reina Bruja, las misiones que acompañan la historia principal tienen más de esta esencia que el último título de la saga principal. No, no tenemos un gancho, pero como guardianes disponemos de un arsenal de habilidades para dar muerte a las hordas de la colmena que así quieran cerrar su destino. Y si bien en esta entrega no se incluyen nuevas ramas de habilidades, los poderes de vacío han recibido un cambio radical, tanto en su personalización como en los resultados finales, permitiéndonos conjurar agujeros negros o convertir nuestra piel en translucida para apuñalar por la espalda a placer. El diseño de escenarios y la posición de enemigos aseguran un frenetismo como nunca antes hemos podido disfrutar en el título, haciéndonos sudar la gota gorda en cada encuentro, atravesando campo abierto en busca de la ansiada munición para el arma destructiva con la que mandar al jefazo de turno de vuelta al otro barrio. Para conseguir este éxito, el equipo de desarrollo se sirve de la característica fundamental de Destiny: un gunplay de la mayor calidad posible. Disparar se siente extremadamente bien en el juego, lo que ayuda a brillar al resto de los factores.

Para complementar este gamefeel, aparece una de las nuevas mecánicas de la aventura: la forja de armas. Podremos servirnos de ella para crear y mejorar un amplio arsenal de armas de todo tipo, permitiendo que conforme avancemos y vayamos desbloqueando recursos, podamos personalizar las armas a nuestro antojo, una gran ventaja para eliminar las molestias del llamado God Roll, que se basa en mirar con furia a nuestro flamante nuevo subfusil, porque una de sus características aleatorias no es exactamente la que nosotros queríamos. Con la forja se elimina en cierta manera el peso del RNG, pero si queremos dotar de la combinación ganadora a nuestra máquina de muerte, vamos a necesitar unas cuantas horas. Mención especial dentro del arsenal al nuevo tipo de armas, las gujas de guerra, que en mi opinión conforman un regalo atrasado de navidad. Siendo un arma polivalente para el combate a distancia y cuerpo a cuerpo, los momentos de frenesí ensartando a toda velocidad a tantos adversarios como sea posible intentando no morir en el fuego a bocajarro son uno de esos recuerdos que mantendré por siempre en mi memoria.

Pero si no teníamos suficiente con esto, La Reina Bruja introduce para las misiones principales el modo leyenda, una nueva dificultad donde cada enemigo se convertirá en un verdadero desafío, que nos obligará a aprovechar todos los recursos y a desplazarnos sin parar por el campo de batalla evitando el implacable fuego de los rivales. El desafío se vuelve memorable cuando aparecen los “guardianes” de la colmena, caballeros dotados con la luz del viajero que dispondrán de nuestros mismos poderes. Nunca nos habíamos planteado como derrotarnos a nosotros mismos, y el desafío contra un igual es siempre un gran reto. Por si fuera poco, tendremos que ser rápidos al acabar con ellos puesto que sus espectros no dudarán en resucitarlos si no lo evitamos. Completar la aventura en este modo nos dará acceso a un equipamiento de nivel algo superior, evitándonos así una porción del farmeo necesario para estar preparados para la gran incursión.

Ya desde la primera entrega, todo escenario y enemigo que tenía algo que ver con la colmena se ha ganado mi admiración. En la vida de un guardián, muchos y muy diversos son los enemigos que se le pondrán por delante, robots, señores de la guerra de galaxias lejanas… pero no hay ninguno como los veneradores de la Reina Bruja. No es casualidad que todo el arte relacionado con ello recuerde inmediatamente a un peligroextra planetario, de la misma forma que no fue inesperado que el xenomorfo de Ridley Scott aterrorizara a toda una generación. En Destiny también se sirven del arte de H. R. Giger para diseñar escenarios que perduran en el fondo de la psique humana. Posiblemente la comparación más sencilla sea la realizada entre Savathûn y el octavo pasajero, donde se comparten los mismos gustos por los esqueletos quitinosos y protuberantes, pero todo el escenario en el mundo trono mantiene la misma esencia.

De la misma forma, la banda sonora introducida en la expansión traslada al oyente a una épica espacial, oscura pero fascinante, y es capaz de cambiar de ambientación con el mismo frenetismo con el que nos abrimos paso por los reinos del mundo trono, contando con pistas para cada situación, destacando especialmente las peleas contra los jefazos de la campaña, que son capaces de transmitir la magnificencia de la situación de aquel que está luchando contra dioses.

Un largo viaje con una pesada mochila

Repitiendo mis palabras, cada expansión trae nuevo contenido, y modificaciones en la base del juego, pero por desgracia, esos cambios nunca llegan a transformar los cimientos del título. En este caso, Destiny 2 presenta graves problemas que nacieron en el diseño del juego inicial, más cercano a un looter shooter que a un MMO, problemas que ni una gran expansión como es La Reina Bruja es capaz de eliminar. Uno de los mayores inconvenientes es el sistema de matchmaking, que puede definirse como casi inexistente. Para jugar a gran parte del contenido, la única forma de hacerlo en cooperativo es contando con amigos que dispongan del juego y estén dispuestos a disfrutarlo con nosotros, no se presenta un sistema de búsqueda de jugadores automático más que en los modos PvP y en una pequeña porción del contenido PvE.

Completar la campaña en dificultad base es un camino relativamente sencillo, pero hacerlo en modo leyenda es una ardua tarea si estamos solos. Detrás del desarrollo de este modo de juego se presentan características que demuestran que se ha pensado en el modo multijugador a la hora de diseñarlo, como limitar la cantidad de veces que puedes resucitar a tus compañeros en un encuentro, pero esas características para muchos jugadores casuales quedarán enterradas en un contenido inaccesible. No es totalmente cierto que para buscar grupo haga falta hablar con gente fuera del entorno de Destiny, pero casi. Hay un centro social para la comunidad de jugadores, pero para acceder a él tendremos que utilizar una aplicación en nuestro teléfono, algo que se encuentra tan alejado del entorno colectivo de jugadores de un MMO al uso como puede. Tener que recurrir a un medio externo para probar suerte es algo que me quita las ganas de jugar la mayoría de las ocasiones, y no se prevén cambios en el futuro que remedien esta situación. La principal excusa es la necesidad de comunicación y colaboración para superar los desafíos, pero es algo bastante discutible.

Una buena parte del contenido no sólo es fácilmente superable en cooperación básica, si no que también es más disfrutable, y un primer encuentro con jugadores aleatorios puede ser el origen de una futura y larga amistad, tal y como muchos hemos descubierto disfrutando de juegos de este género a lo largo de nuestra vida. Esta externalización elimina todas las ventajas del factor social, como los clanes, que si bien existen, también están reducidos a la aplicación de móvil. Me gustaría haber disfrutado de la nueva incursión personalmente para hablar de ella en este texto, pero me ha resultado prácticamente imposible, convirtiéndose en un caso de serpiente devorando su propia cola: para conseguir un equipamiento de alto nivel es necesario acceder a la incursión, pero los líderes de grupos no te permitirán acceder a la incursión sin un equipo de alto nivel. Una posible solución es la empleada en World of Warcraft, presentando diferentes dificultades para las raids: una versión más sencilla con un sistema de matchmaking automático en el buscador de grupos y tres versiones más, cada una más complicada. Para superar estas otras versiones, sobre todo las de mayor dificultad es prácticamente fundamental contar con un equipo con comunicación adecuada, pero para el resto es tan sencillo como utilizar el sistema de creación de grupos y tener paciencia. Una dificultad menor en las incursiones y mazmorras, con un tesoro de menor nivel y matchmaking permitiría a muchos jugadores disfrutar del contenido de una expansión por la que han pagado sin necesidad de calentarse la cabeza excesivamente.

El otro gran problema del que adolece Destiny 2, es que su contenido estándar, presente en todas las expansiones y basado en el grindeo semanal, huele a viejo. Muchas de las tareas semanales que tenemos que completar si queremos subir nuestro nivel de equipo son prácticamente las mismas a las que nos enfrentábamos en la anterior expansión, y en la anterior… además, es contenido externo a la aventura, independientemente de si los nuevos escenarios nos gustan o no, generalmente no acudiremos a ellos para estas misiones. Los modos de PvP y PvE apenas introducen cambios de una expansión a otra, como gambito o el crisol, y con suerte se introducen nuevos mapas con el paso de las temporadas, pero se trata de un contenido que tenemos que completar casi obligatoriamente si queremos seguir progresando. Esta base fija impide que el juego siga evolucionando de forma continua y satisfactoria por más expansiones que se lancen.

Una edición a la altura del rey del <em>loot</em>, por Carlos Sánchez
Hace poquitos días, cuando mi compañero Alejandro Corell ya había prácticamente dado por terminadas sus peripecias por Savathûn, llegó a nuestra humilde oficina un paquete muy, muy especial. Pudimos acceder en primicia a una de las limitadas ediciones coleccionistas de Destiny 2: La Reina Bruja, y si bien esta tiene el dudoso honor de entrar en el gremio de las ediciones que no incluyen el juego base ni la expansión —tratándose más de un pack de merchandising para los aficionados que de una versión especial del título o expansión—, no puede negarse que su contenido no merezca la pena o resulte mínimamente llamativo para los aficionados.

Entre tarjetas lenticulares y emblemas exclusivos, encontramos un libro de historia, una réplica del kit de investigación psíquica de los Encubiertos con luz y sonido y hasta una réplica a tamaño real de gran calidad pero basada en plástico del Espectro de la colmena, que se postula, como no podía ser de otra manera, como la joya de la corona. Bien es cierto que el precio de todo este paquete de loot, superior a 100 euros, podría llegar a ser excesivo para el contenido ofrecido (especialmente si tenemos en cuenta el precio de la expansión por separado), pero esta es una preocupación que muy pocos tendrán, ya que a día de hoy se trata de una edición extremadamente difícil de conseguir.

Guardianes de la luz en un mundo oscuro

Galardón-Plata-HyperHypeNo hay duda de que La Reina Bruja toca el techo respecto a las expansiones existentes y si bien es una campaña disfrutable para todo el mundo, lo es algo menos para los nuevos jugadores. Conforme avanzan las temporadas y nuevas expansiones ven la luz, una parte del contenido se elimina del propio juego. El mundo de Destiny cambia continuamente, pero eliminar campañas en toda su integridad es algo que no llego a comprender. Los guardianes han recorrido un largo viaje a lo largo de estos 5 años, y en parte es este viaje el que nos enfoca a nuestro destino actual. Para comprender en líneas generales el por qué y el cómo es obligatorio recurrir a resúmenes del lore del título en medios externos. El universo desarrollado por Bungie es enorme, y si ya es fácil perderse entre tantas historias, más lo es cuando se eliminan cual chasquido de Thanos.

Entrar y disfrutar de la campaña en su modo normal y leyenda es algo que recomiendo a todo aquel que tenga ganas de probar la experiencia, mientras que exprimir el contenido en su totalidad queda relevado a jugadores más dedicados. ¿Estás en el punto medio? Entonces amigo, tienes un problema. Destiny 2 es un todo o nada en ese aspecto, y en el momento en el que decidas dedicar más tiempo del estrictamente necesario te verás introducido en un pozo de horas, pozo que es muy disfrutable desde luego, pero con el riesgo de sentir que te has quedado a mitad de camino si no dispones de una gran cantidad de tiempo. Si tienes suerte y cuentas con amigos para disfrutar de la expansión, la situación cambia sobremanera y posiblemente disfrutes de un gran montón de horas de calidad. Quizás este sea tu destino.


Esta crítica se ha realizado con un código de descarga para PlayStation 4 cedido por PR Garage.