El hombre que reparte... sinsentidos
Desde que se mostró hace dos años por primera vez, Death Stranding ha vuelto locos a todos los que hemos tenido oportunidad de verlo. La nueva criatura de Hideo Kojima levanta allá por donde pasa expectación, asombro, reticencias… Es un título que no deja indiferente a nadie. Y no es de extrañar, porque nos encontramos ante algo muy pocas veces visto en la industria. La fase de producción y la campaña de marketing del juego avanzan progresivamente, lanzando tráilers a cada cual más incoherente y retorcido que el anterior, pero… ¿de verdad no se entiende nada?
Durante este pasado E3 2018 en la conferencia de Sony el juego se dejó ver una vez más. Quizá esta ha sido la cita más importante hasta la fecha, pues por primera vez se ha enseñado contenido gameplay —aunque eso no ha disipado muchas de las dudas de la comunidad—. ¿Se supone que el juego simplemente va de andar y hacer repartos? Kojima está racionando sistemáticamente la información para de esta forma asegurarse de que Death Stranding siga siendo un completo misterio incluso a día de hoy, dos años después de su presentación.
Está claro que es muy raro, eso no lo dudo. No obstante, uno puede entrar en cualquier noticia acerca del título o en alguno de los hasta ahora cuatro tráilers subidos a internet, y encontrar una ingente cantidad de comentarios que recalcan lo mismo: «Este juego es una fumada». Y no estoy de acuerdo. Al parecer se repiten mucho opiniones de este tipo, obviamente generadas por lo críptico que está siendo el juego, pero creo que es justo ahí donde radica una de sus principales bazas, y Kojima lo sabe.
Hay frases del calibre de: «Seguro que ni siquiera Kojima tiene ni idea de qué trata Death Stranding», y la verdad, yo lo dudo mucho. Dudo que una gran compañía como Sony apueste por una propuesta como esta y decida entregarle millones al creativo japonés —no olvidemos que tiene años de experiencia a sus espaldas y que es el padre de una de las sagas más queridas de la historia, Metal Gear Solid— para que este se ponga a experimentar y a hacer cosas por hacer, mucho menos consiguiendo el respaldo de figuras como Norman Reedus, Mads Mikkelsen, Léa Seydoux o Guillermo del Toro. Se nota que están apostando muy fuerte por el potencial del proyecto y, a poco que uno se fije, se nota también que hay un nivel de detalle enfermizo y un montón de ideas que Kojima está fraguando con sumo cuidado. Ideas originales, ideas que no nos suenan recicladas ni ya vistas cientos de veces; bebés dentro de estómagos, arcoíris invertidos, lluvia que envejece, ombligos cosidos…
Me escuece un tanto leer esta clase de comentarios y críticas porque considero que esta gente está perdiendo mucha perspectiva por el camino. ¿Acaso un creativo no puede hacer algo nuevo y distinto, intrigante y original, sin recibir desprecio por ello? Claro que también hay muchos otros ilusionados con Death Stranding, que quieren ver hacia dónde irá —me incluyo en el saco—, pero una gran mayoría parece simplemente querer desprestigiar a Kojima por estar haciendo algo que no se entiende y que, a primera vista, parece ser un juego de andar (paréntesis aquí, confío en que esa no será su única mecánica, y aunque lo fuese, yo me lo compraría porque se ve precioso y con una ambientación brutal). Estas críticas son dañinas porque indican que la industria, o más bien los consumidores, solo queremos más de lo mismo. Y no se me ocurren cosas peores que esa. Sin experimentos, sin romper barreras y sin tratar nuevos temas, no hay progreso. Death Stranding es fruto de los avances, es un juego que puede existir y debería existir. Un título que hace años jamás hubiésemos visto y mucho menos imaginado. Pero es que antes que él llegaron conceptos distintos y experiencias que forzaban nuevas fronteras, cosas como Shadow of the Colossus. Y más recientes casos de juegos como The Beginner’s Guide, The Graveyard, o The Witness, títulos independientes que se atrevieron a ser distintos.
Criticar Death Stranding porque es diferente, porque no se entiende, es un error. Te puede gustar más o menos lo que tenga que ofrecer, pero juzgarlo por su forma es poner una piedra en el camino a toda la gente que intenta esforzarse por dar algo revolucionario y por salírse de las rutas habituales, una piedra en el camino al futuro de la industria. En los videojuegos hay cabida para todo, y creo firmemente que Kojima quiere regalarnos una experiencia fresca y novedosa, quiere que le demos la mano y confiemos en su trabajo. Así que… ¿por qué no nos dejamos llevar y disfrutamos del recorrido? Por suerte, sé que hay personas por ahí que aprecian cada nuevo avance de Death Stranding. Yo me quedo con un comentario muy acertado que vi por YouTube el otro día, el cual decía que la magia de Death Stranding, aquello por lo que mola tanto todo lo que estamos descubriendo sobre él es porque, en realidad, ya lo estamos jugando desde que se anunció.