Deadly Premonition 2 llega por sorpresa a Steam, y... bueno…
Se estima que, a lo largo de la historia del medio, han sido publicados unos 2.500 millones de videojuegos. Algunos mejores, otros regulares y una gran cantidad difícilmente podrían pasar la marca inferior de un baremo de calidad poco restrictivo, pero caray, son unos cuantos. Dentro de todo este montón, ya no son tantos los títulos que podemos considerar “de culto”. Podríamos cercar este adjetivo como juegos que, siendo relativamente poco conocids y con modestas cifras de venta, hayan influido a los seguidores de este de forma notable, perdurando más allá de su lanzamiento.
Los títulos de Yoko Taro anteriores a NieR: Automata podrían entrar en esta marca. Quizás podríamos discutir si las producciones de Team ICO pueden ser consideradas de culto, o si ya pueden englobarse como productos comercialmente exitosos, pero eso es cuestión de otro texto. La razón por la que nos reunimos hoy aquí es otra distinta. Al pensar en los títulos que conforman la lista previamente citada me vienen a la mente varias características: una historia memorable, una jugabilidad adecuada al momento de lanzamiento (me perdonan con Drakengard) y un apartado artístico que consigue que ciertas imágenes se mantengan mucho tiempo en el fondo de la memoria, entre otras. Dentro de las obras estrella de Acces Games, me cuesta mucho tachar la mayoría de estas de la lista.
En 2010 llegó en exclusiva a Xbox 360 una de las obras por las que su diseñador, Hidetaka Suehiro, pasaría a la historia: Deadly Premonition. En esta suerte de aventura inspirada en producciones como Twin Peaks, encarnamos a Francis York Morgan, una especie de alter ego del agente Cooper con algún que otro trastorno mental. Al igual que el pueblo de Washington en el que sucede la serie, las cosas en Greenvale no son tan tranquilas como pueden parecer en un principio. Un asesino anda suelto, cebando sus ansias de sangre en inocentes mujeres jóvenes. Para descubrir el paradero de este y solventar la situación, no tendremos otra que sumergirnos en el pueblo, tanto en sus lugares como en sus gentes, escuchando sus problemas y costumbres, en busca de algo que despierte nuestro instinto sobrenatural.
Es en base a esta narrativa respecto a lo que el juego brilló en su momento, despertando gran interés por aquellos que descubrieron de su existencia en un principio, llenando grandes subforos de conspiraciones y teorías. Y es cierto que tanto la historia de Deadly Premonition como su forma de contarla es algo que merece la pena experimentar en carnes propias, pero es indudable que se trata de una de las únicas características que han dado renombre al título. Jugablemente, la versión original para Xbox 360 dejaba mucho que desear. Con un sistema de control bastante tosco, casi como una versión inferior al presente en Resident Evil 4 cinco años antes, y con un apartado gráfico bastante mediocre e incapaz aún así de mantener unas tasas respetables de frames por segundo, hacía falta poner de tu parte para avanzar en el juego. Pero la cosa no acabó ahí.
Tres años después del lanzamiento original, llegó a PS3 y PC la versión del director: Deadly Premonition: The Director´s Cut. Prometiendo mejoras gráficas y jugables, tanto aquellos que lo jugaron en consola como los que aguardaban la oportunidad de hacerlo se embarcaron de nuevo en el viaje por Greendale, con resultados todavía más tétricos. La versión para la consola de Sony no funcionaba excesivamente mal, pero el port a PC era harina de otro costal. Si los problemas de rendimiento y funcionalidad eran notables hace 10 años, jugar a la versión de ordenador con sistemas operativos actuales es casi una misión imposible. Avanzar en la aventura sin pasar por crasheos inesperados o situaciones injugables es algo bastante difícil.
Es en parte esta dificultad de acceso al título lo que lo dotó de un aura de misterio, no hay nada más interesante que aquello a lo que no puedes acceder. Así se quedó la cosa hasta que una nueva versión aterrizó en la portátil de Nintendo, en 2019, conformando un port que, si bien no funciona demasiado bien, al menos permite jugarse en una portátil, por lo menos en los escenarios cerrados (tengo pesadillas conduciendo el coche a 7 fps).
Así pues, Deadly Premonition quedó registrado en el panteón de los videojuegos como una aventura realmente interesante y no apta para todo el mundo, que obligaba al jugador a pasar por rendimientos escabrosos y problemas de compatibilidad si quería probarla. Para lucir hay que sufrir, nenes. Tal terminó siendo la situación que estas características, más que adoptar connotaciones negativas como es lo habitual, se convirtieron en los puntos fuertes de la entrega para muchos jugadores.
Un año después, llegó en exclusiva a Nintendo Switch la secuela de Deadly Premonition: A Blessing in Disguise. Este lanzamiento ya venía anunciando a forma de broma que su rendimiento era tan escabroso como el del primer título, de hecho, era uno de los puntos positivos. El problema llegó cuando el público ejecutó el juego por primera vez para descubrir que más allá de la cutrez esperada, la experiencia jugable era realmente nefasta. Si la primera entrega tenía problemas para mantener una tasa de 30 cuadros por segundo en el sistema, la secuela sufría por llegar a una tercera parte en multitud de ocasiones. El apartado visual, no llegaba ni a competir con el primero, que seguía sin ser gran cosa.
Todo esto provocó una mayor reticencia de los usuarios que la vista en anteriores ocasiones. El equipo de Swery había cruzado el límite entre lo que es atractivo por el hecho de ser cutre y desentendido, y lo que roza el desastre total. Muy buena puede ser la nueva aventura de York y Zach, que, si no es posible jugarla, está condenada a quedarse en el olvido. Como resultado, se habló mucho menos de esta entrega que de la original.
Y Deadly Premonition 2 quedó algo olvidado, hasta que hace pocos días, en mitad de la tormenta de conferencias, se lanzó para Steam por sorpresa. De un minuto para otro, tras meses sin dar feedback del estado del port, disponible y en oferta. Una campaña de publicidad que roza ligeramente la nada más absoluta, y con la inconfundible mirada de Swery como inicio del nuevo trailer. Be punk or die triying. Como no podía ser de otra forma, esta versión porteada a PC tiene más taras que cualidades, por ejemplo, no es posible cambiar el esquema de botones de Nintendo, donde A y B se encuentran opuestas frente al resto de mandos. Tampoco hay ajustes gráficos, pero eh, ahora funciona a 60 fps (a veces), que es como cinco veces más que la versión de portátil.
Access Games se mantiene en sus trece a la hora de diseñar productos técnicamente rotos, pero al menos ahora es posible disfrutar de esta aventura de una forma algo más digna y en otros sistemas. Quizás en un futuro cercano esta situación permita que una mayor cantidad de público comparta las aventuras de York, y esta secuela recupere su esencia de culto. De momento, no conozco a nadie que sepa siquiera que existe. Dicho esto, si habéis pulsado en iniciar la canción del principio, me disculpo por adelantado, ya que no podreis borrar esos silbidos de vuestra cabeza en muuuucho tiempo.