Esto se nos está empezando a ir de las manos
Últimamente, cuando entro a la web para escribir sobre alguna novedad en el sector, solo me surge hablar de cosas negativas. Que si el nuevo DLC de Destiny 2 ha fragmentado a la comunidad, que si Call of Duty: WWII cuenta con políticas de microtransacciones realmente abusivas… Y hoy, para mi sorpresa, tampoco ha sido la excepción. Hoy se ha puesto a la venta el último contenido descargable de Dead or Alive 5: Last Round, prácticamente tres años después de que la aventura aterrizase en nuestras PS4, Xbox One y PC
Sorprende ver, en primera instancia, cómo Koei Tecmo no ha dejado de apoyar ni un solo momento esta propuesta de lucha 2D que tanta polémica tiene a su alrededor, principalmente por contar con un plantel de luchadores compuesto, en su mayoría, con mujeres cuyos atributos físicos son, quizás, demasiado resultones. Pero hoy no estamos aquí para tratar ese tema. Finalizada la temporada de DLC, no han sido pocos los jugadores que se han lanzado a Steam para calcular el valor del juego en su totalidad, contando todos los trajes que fueron lanzados post-lanzamiento. El resultado ha sido, cuanto menos, sorprendente. 1267,29 euros, entre las expansiones y el juego base, como ya advertía en su día la revista Rice Digital.
El coste está “justificado”, al parecer, por los siete Pases de Temporada de los que ha hecho gala la entrega, así como por las apariencias basadas en otras entregas de la compañía y por los trajes temáticos que se lanzaron para eventos como Halloween. El último contenido, que comentábamos más arriba, también ha contribuido a esta hazaña, y está dedicado al 50º aniversario de Tecmo, por lo que trae consigo decenas de trajes basados en algunos de sus juegos.
¿Dónde está el límite?
No es la primera vez, ni será la última, que vemos estas cantidades de dinero tan desorbitadas en los contenidos adicionales de un juego, lo que hace prácticamente imposible que un usuario normal pueda estar al día y hacerse con todas sus extensiones. Train Simulator 2016, sin ir más lejos, contaba con un DLC que, en total, oscilaba los 4.114,40 euros, sin contar el juego. Y, personalmente, no tengo nada en contra de estos añadidos descargables. Me parece algo correcto y natural que las compañías quieran retener al público lo máximo posible, para así alargar la vida útil de sus productos (especialmente si cuentan con un enfoque online), y que de paso quieran sacar tajada. Porque son empresas, y, al fin y al cabo, se rigen por los números. Pero ¿no os resulta descabellado el precio a pagar por tener todo el contenido lanzado para un juego en concreto? Está claro que sí.
Adonde quiero llegar con esta reflexión es que no es necesario alcanzar dichos extremos, que obviamente son auténticas idas de olla por parte de las desarrolladoras y/o productoras. Quiero que veáis esto en una escala algo menor, pero que, a mi juicio, sigue siendo tan descabellada como la original. ¿Por qué pagar 4000 euros es una locura, pero dejarse 200 euros en las expansiones del último Call of Duty de turno no lo es? El primer Destiny, por nombrar un ejemplo conocido entre el público, llegó a contar con cuatro expansiones descargables y dos reediciones. En total, los contenidos, incluyendo el juego base, sumaban una cantidad de 180€ casi. Eso es, literalmente, la mitad de lo que nos costaría hacernos, por ejemplo, con una Nintendo Switch en cualquier tienda especializada. Una cantidad que podríamos invertir en decenas de juegos de segunda mano, y que los jugadores más avispados se ahorraron con el lanzamiento de Destiny: La Colección, por el mero hecho de esperar unos cuantos meses.
¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?